AMBIENTE-VENEZUELA: Los tepuyes, mesetas víctimas de su magia

Los tepuyes surgen como una especie de islas aéreas y misteriosas en medio de una sabana amazónica de Venezuela, pero el particular encanto de estas mesetas atrae a un número cada vez mayor de visitantes cuyo paso impacta a uno de los ecosistemas más frágiles del planeta.

Un informe llamado "La Biodiversidad en Venezuela", elaborado por el Ministerio de Ambiente, destacó que la presencia humana en estas particulares mesetas del sudeste del país provoca "fuego, pisoteo, contaminación, eutroficación, minería y depredación".

El tepuy clásico irrumpe en el paisaje del denominado escudo guayanés con la silueta de una meseta casi perfecta, caracterizada por una vegetación abundante y boscosa en su base, paredes verticales y una cumbre aplanada invisible desde abajo.

En el informe ministerial se reveló que Venezuela cuenta con 54 de estas formaciones en el escudo guayanés, que se extiende como una franja desde Guayana Francesa hasta el sur de Colombia. Los técnicos ambientalistas denominan como "Pantepui" al ecosistema tepuyano.

Los tepuyes tienen rango de monumento nacional y de patrimonio natural, cultural y científico en Venezuela.

Pero la sensación de inaccesibilidad, que fascinó a los primeros europeos que los descubrieron hace dos siglos, se diluyó en las últimas décadas cuando numerosas expediciones lograron llegar hasta la cima de las mesetas, donde descubrieron rastros de un mundo fantástico.

Allí "se desarrolla un ecosistema constituido por comunidades vegetales y animales altamente diversificadas y endémicas, únicas en la tierra", destacó el informe del Ministerio de Ambiente realizado con respaldo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Las maravillas de los tepuyes atrajeron primero expediciones científicas y de aventureros, como el aviador Jimmy Angel, quien en 1937 se estrelló en la cima del Auyan-tepuy mientras buscaba oro.

Los científicos descubrieron que desde allí se descolgaba la cascada más alta del mundo, el "Salto Angel".

Sin embargo, en los últimos años las mesetas son el destino favorito de turistas de aventura que deciden emprender largas caminatas para presenciar su misteriosa superficie.

Cinco de los ocho grandes tepuyes estudiados por el informe, registran el impacto del "excursionismo libre" o "excursionismo guiado".

Las visitas, que se multiplican en temporadas de descanso, quedan registradas en la forma de basuras. Algunos también se llevan "recuerdos" de los tepuyes.

Según las investigaciones del Ministerio de Ambiente se produce la extracción de cristales de cuarzo, de orquídeas, de plantas carnívoras y de mariposas.

El repertorio de actividades de los visitantes a los tepuyes es mayor: sus verticales paredes y las curiosas formaciones geológicas son ideales para practicar escalada, bajadas a rapel, parapente (ala delta impulsadas con motor), ala delta y espeleología.

Más allá del turismo de aventura, los tepuyes también son afectados por actividades como la minería y el cine, una industria que lucra en forma permanente con su esbelta silueta.

La última gran aparición de las mesetas venezolanas en una película se produjo en la superproducción "Dinosaurio", de los estudios estadounidenses Disney, donde las filmaciones realizadas en este país sirven de telón de fondo para algunas de las animaciones de realidad virtual.

En los años 80 hubo una fuerte polémica por la filmación de la película "Arácnida", de los estudios de Steven Spielberg, en uno de los tepuyes, que desde entonces han sido escenario de diversos tipos de filmaciones, incluso películas de acción de bajo presupuesto.

Cuando se planteó la filmación de "Arácnida", los grupos ambientalistas reconocieron que los tepuyes "son una tentación grandísima", pero reclamaron proteger la frágil superficie, cuyo aislamiento de características insulares permitió el desarrollo de una evolución natural y sin alteraciones de las especies.

El informe del Ministerio del Ambiente venezolano insistió en que algunas especies de flora y fauna en las mesetas sólo existen en esas cumbres. "La flora tepuyana cuenta con aproximadamente 3.000 especies, de las cuales una gran proporción es endémica", advierte el documento.

Los redactores de este informe advierten que el desafío es ahora determinar con mayor precisión los mecanismos que guían el ecosistema tepuyano, incluyendo su ecología, el reciclaje de sus nutrientes y la dinámica poblacional. (FIN/IPS/lc/dm/en/00

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