Estados Unidos y Vietnam firmaron esta semana un histórico acuerdo comercial, luego de cuatro años de negociaciones y 25 años después del fin de la guerra entre ambos países.
El pacto marca un hito en la normalización de los vínculos entre los antiguos enemigos, así como en los esfuerzos de la administración de Bill Clinton por abrir mercados en todo el mundo.
Así mismo, el acuerdo firmado el jueves promoverá una mayor inversión de Estados Unidos en Vietnam, donde las colocaciones extranjeras cayeron de más de 2.000 millones de dólares al año a mediados de los años 90 -cuando era considerado el próximo "tigre" de Asia- a apenas 500 millones en 1999.
"Con este acuerdo, Vietnam se comprometió a acelerar su apertura al mundo. Este es otro paso histórico en el proceso de normalización, reconciliación y cicatrización entre nuestras dos naciones", dijo Clinton en una breve ceremonia en los jardines de la Casa Blanca.
Los parlamentos de ambos países deben ratificar el pacto. Aunque es muy probable que el Congreso estadounidense lo apruebe, posiblemente lo haga solo el año próximo, debido a su ajustada agenda legislativa hasta las elecciones de noviembre.
El acuerdo, que siguió a una semana de negociaciones entre la representante comercial de Estados Unidos, Charlene Barshefsky, y el ministro de Comercio de Vietnam, Vu Khoan, es similar a otro elaborado el año pasado, pero nunca firmado.
El pacto de 1999 encontró resistencia de fuerzas conservadoras del gobierno vietnamita, las cuales temían que el país asiático no estuviera listo para el tipo de apertura exigida y objetaban ciertas disposiciones específicas que Washington no había impuesto a otros socios comerciales.
Esas mismas fuerzas fueron alentadas porque Vietnam permaneció casi inmune a la crisis financiera que azotó a Asia en 1997 y 1998, precisamente porque, en su opinión, la economía nacional estaba aislada de los trastornos causados por el movimiento del capital internacional.
Pero con la caída de la inversión extranjera y el enlentecimiento de la economía vietnamita, Hanoi decidió firmar el tratado, en señal de su compromiso con las reformas económicas, según analistas.
"Este acuerdo fue sometido a un riguroso examen de Hanoi. Esto significa que hay ahora un consenso en Vietnam sobre que el pacto será bueno para ese país", destacó Virginia Foote, presidenta del Consejo de Comercio Estadounidense-Vietnamita.
El comercio bilateral representó en 1999 menos de 1.000 millones de dólares, y dos tercios del mismo consistieron en exportaciones vietnamitas (principalmente textiles y calzados) a Estados Unidos.
En el marco del nuevo acuerdo, el intercambio podría aumentar notablemente, ya que otorga a Vietnam el estatuto de relaciones comerciales normales con Estados Unidos.
Eso significa que los aranceles sobre las exportaciones vietnamitas caerán de un promedio de 40 por ciento en la actualidad a solo tres por ciento. También se reducirán las cuotas y otras barreras no arancelarias.
Como consecuencia, se beneficiarán empresas estadounidenses de vestimenta, calzado, juguetes y componentes electrónicos, que por mucho tiempo desearon aprovechar la fuerza de trabajo vietnamita, enorme y de bajo costo.
Aun sin las reducciones arancelarias establecidas en el acuerdo, la fábrica de calzado deportivo Nike se transformó en el mayor empleador de Vietnam en pocos años.
Según analistas comerciales, Estados Unidos podría conventirse rápidamente en el mayor mercado de exportación de Vietnam.
Washington también se comprometió a respaldar la integración de Vietnam a la Organización Mundial del Comercio.
Por su parte, Hanoi reducirá las barreras arancelarias, eliminará gradualmente las no arancelarias, otorgará tratamiento nacional a los productos estadounidenses y garantizará los derechos de propiedad intelectual.
Así mismo, Vietnam ofrecerá un mayor acceso a sectores clave de su mercado, como la banca, los seguros, las telecomunicaciones, el turismo, la información, la ingeniería y la construcción, de interés para inversores e industrias de servicios estadounidenses.
Entre los más ansiosos por vender sus productos o servicios a Vietnam, con 80 millones de habitantes, se cuentan los exportadores de alimentos y bienes de consumo, así como grandes empresas de construcción y telecomunicaciones, que esperan poder reconstruir la decadente infraestructura vietnamita.
El acuerdo del jueves marcó la culminación de un largo y lento proceso de normalización entre ambos países desde la guerra de Vietnam, en la que murieron 58.000 soldados estadounidenses y hasta tres millones de vietnamitas.
Los esfuerzos iniciales del entonces presidente Jimmy Carter a fines de los años 70 por entablar un diálogo se frustraron por la invasión de Vietnam a Camboya.
Los estrechos vínculos de Hanoi con la Unión Soviética en tiempos de intensificación de la competencia entre las superpotencias, durante la mayor parte de la década de 1980, volvieron impensable cualquier tipo de aproximación bajo el gobierno de Ronald Reagan.
Pero la situación comenzó a cambiar luego que Mijail Gorbachov asumió el gobierno de la Unión Soviética, y en 1987, Reagan envió a Hanoi un general retirado para hablar sobre cooperación para el hallazgo de los cuerpos de soldados estadounidenses desaparecidos en acción durante la guerra.
Bajo la administración de George Bush, esos esfuerzos se ampliaron, en particular en 1991, cuando Washington abrió una oficina en Hanoi y presentó una lista de medidas que ambas partes podrían adoptar para mejorar sus relaciones.
Muchos analistas predijeron que Clinton, quien se había opuesto a la guerra de Vietnam en sus épocas de estudiante, aceleraría el proceso cuando asumió la presidencia en 1993.
Pero el nuevo presidente, sensible a las acusaciones de la derecha sobre su supuesta evasión del servicio militar, procedió con gran cautela.
En 1994, levantó el embargo de 19 años contra Vietnam, pero solo luego que el Senado, liderado por veteranos de guerra, lo urgieron públicamente a hacerlo.
Al año siguiente, Clinton anunció la normalización de los vínculos diplomáticos con Vietnam, pero solo después que los veteranos anunciaron su respaldo a la medida.
Coherente con ese modo de proceder, Clinton presidió la ceremonia del jueves flanqueado por legisladores que participaron de la guerra de Vietnam, entre ellos el senador republicano John McCain, promotor del proceso de normalización, quien fue prisionero de guerra de Hanoi por más de cinco años.
Pese a la cautela de Clinton, los vínculos bilaterales en los ámbitos diplomático y militar avanzaron con mayor rapidez bajo su gobierno, en particular luego que Estados Unidos y China casi se enfrentaron en guerra por Taiwan en 1996.
Desde que Vietnam y China pelearon una breve guerra en 1979, Washington comenzó a considerar a Hanoi, la fuerza dominante en la península indochina, como un posible freno para China en el sudeste asiático.
En los últimos ocho meses, Hanoi recibió a la secretaria de Estado (canciller) estadounidense Madeleine Albright, además de Cohen, y el jueves, Clinton dejó abierta la posibilidad de visitar Vietnam antes de terminar su mandato, en enero del 2001. (FIN/IPS/tra-en/jl/da/mlm/ip-if/00