La ONU lanzará la semana próxima una iniciativa que compromete a grandes empresas a respetar los derechos humanos y las normas laborales y ambientales, pero grupos de activistas creen que no será eficaz.
Conocida como "Pacto Global", la iniciativa forma parte de un acuerdo entre la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y compañías multinacionales anunciado el año pasado. La semana próxima, el secretario general Kofi Annan la lanzará formalmente en una reunión de alto nivel en la sede de Nueva York.
Pero "es ingenuo creer que la firma de un código voluntario como el Pacto Global modificará las conductas de esas compañías", advirtió Kenny Bruno, del Centro de Acción y Recursos Transnacionales, una organización no gubernamental (ONG) con sede en Estados Unidos.
La iniciativa, destinada a promover una distribución más justa de los beneficios de la globalización, solo proveerá a empresas abusivas una plataforma de prestigio para que mejoren su imagen, agregó Bruno.
Por ejemplo, señaló, Nike continúa trasladando sus fábricas de calzados deportivos a países donde los sindicatos son reprimidos, "Shell está involucrada en violaciones a las normas humanitarias y ambientales, y la gigantesca empresa minera Río Tinto está envuelta en numerosos desastres ambientales".
La oficina de Annan emitió pautas para una colaboración entre su organización y las empresas que permita a éstas utilizar el nombre y el logotipo de la ONU, una medida que también condenaron las ONG como un mero ejercicio de relaciones públicas en favor de las multinacionales.
El pacto fue anunciado por primera vez en el Foro Económico Mundial realizado en Davos, Suiza, en enero de 1999.
En esa ocasión, Annan desafió a los líderes empresariales a abrazar los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los adoptados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo, realizada en Río de Janeiro en 1992.
Más de 50 empresas, entre ellas Unilever, Glaxo Wellcome, Ericsson, Daimler-Chrysler, Deutsche Bank y British American Tobacco, suscribieron el acuerdo y desde el año pasado adoptaron iniciativas para aumentar su propia responsdabilidad.
Sin embargo, organizaciones defensoras del ambiente y los derechos humanos, como la Red del Tercer Mundo (Malasia), Greenpeace International y el Instituto de Estudios Políticos (Estados Unidos), se mantienen escépticas.
Las ONG creen que las acciones de Annan equivalen a pedir a delincuentes reincidentes que firmen una vaga declaración no obligatoria de compromiso con los derechos humanos, según lo hicieron saber en una carta dirigida al secretario general.
Como resultado, se desviará la atención de la necesidad de acciones más enérgicas para responsabilizar a las empresas por su conducta, advirtieron.
La carta fue firmada, entre otros grupos, por la Red de Mujeres Indígenas de Filipinas, el Instituto del Tercer Mundo, de Uruguay, Focus on the Global South, de Tailandia, y la Campaña por la Agricultura y la Alimentación, de Francia.
También la suscribieron el Comité Internacional de ONG para los Derechos Humanos en el Comercio y la Inversión, Chile Sostenible, el Instituto Brasileño de Análisis Económico y Social y la Red Internacional de Grupos del Sur, de Zimbabwe.
En su memorando a Annan, las ONG plantearon dos preocupaciones principales.
En primer lugar, que el texto del pacto implica un consenso universal de que los mercados abiertos constituyen la fuerza primaria del desarrollo.
En segundo lugar, las ONG lamentan que el acuerdo sea voluntario y por lo tanto carezca de un mecanismo para supervisar su cumplimiento y hacer aplicar sus normas.
"Sabemos bien que muchas empresas solo quieren envolverse en la bandera de las Naciones Unidas para 'lavar' su imagen pública, y al mismo tiempo mantener su conducta casi incambiada", dice la carta.
Una subcomisión de la ONU sobre Promoción y Protección de los Derechos Humanos está redactando un instrumento legal y obligatorio sobre las empresas transnacionales y los derechos humanos, pero este proyecto no tiene nada que ver con el pacto y su implementación podría llevar años.
La secretaria general de la Cámara Internacional de Comercio, María Livanos Cattaui, considera que en las condiciones actuales las empresas "pueden dar y darán un ejemplo mediante las buenas prácticas corporativas".
"Sin embargo, no se puede esperar que asuman responsabilidades que les corresponden a los gobiernos", aclaró Cattaui, promotora del Pacto Global por el sector empresarial. (FIN/IPS/tra- en/gm/sm/mlm/hd-en/00