AGRICULTURA-BRASIL: Café y balanza comercial, víctimas del frío

La ola de frío en Brasil, que redujo la cosecha de café y de cereales, tendrá impacto en la balanza comercial, por la pérdida de exportaciones y la necesidad de aumentar la importación de maíz y trigo.

Pero lo peor está por venir, si se confirman los pronósticos meteorológicos de heladas más intensas para este domingo y lunes en el sur del estado de Minas Gerais, la región cafetalera de mayor producción en el país, lamentó Gilson Ximenes, presidente del Consejo Nacional del Café.

Las heladas registradas esta semana causaron daños que se sentirán en la cosecha del próximo año, ya que la actual está en su fase final, pero el temor es que persista este fenómeno climático, lo cual producirá pérdidas totales y efectos por los próximos cuatro años", como ocurrió en el invierno austral de 1994.

El clima conspira desde la mitad de la década de los 90 contra la caficultura de Brasil, el mayor productor mundial.

El 2000 parecía ser el primer año bueno, después del desastre de 1994, pero una prolongada sequía en 1999 redujo en alrededor de 30 por ciento la cosecha esperada para este año de unos 40 millones de sacos, según el dirigente de la asociación de productores.

De esa forma, la producción actual no superará los 27,5 millones de sacos, al igual que la del 2001, que ya tendría una producción menor porque el café tiene ciclo bianual, pero se cosechará menos aún debido a este invierno inusualmente riguroso.

En Paraná, un estado del sur de Brasil que dejó de ser el primer productor nacional debido a fuertes heladas en los años 70, la pérdida será de 90 por ciento a causa de las bajas temperaturas de esta semana, estimó el gobernador Jaime Lerner.

La "tragedia" se extendió al maíz y el trigo, con reducciones respectivas de 70 y 35 por ciento en la cosecha actual, agregó.

Los ingresos agrícolas del estado bajarán unos 1.000 millones de reales, que equivalen a 550 millones de dólares, según la Secretaría de Agricultura local. Al café le corresponde un tercio de esas pérdidas.

Para muchas zonas de Brasil este es el invierno más frío en varias décadas. En consecuencia, no se alcanzará este año la cosecha de 85,2 millones de toneladas de granos, prevista por el Ministerio de Agricultura, admitió su titular Marcus Pratini de Moraes.

También será menor la contribución agrícola a la balanza comercial, acotó.

La importación necesaria de maíz, para atender principalmente la creciente demanda de alimentación animal, se estimaba anteriormente en tres millones de toneladas. Ese volumen crecerá ahora por lo menos 50 por ciento, si se confirma el desastre de Paraná.

La caficultura, en las actuales condiciones, necesita en forma indispensable que el gobierno "sea firme en el plan de retención" de las exportaciones, acordado en la Asociación de Países Productores de Café, reclamó Ximenes, un importante caficultor del sur de Minas Gerais.

Mediante ese acuerdo, los grandes exportadores mundiales deben retener 20 por ciento de la cantidad a exportar, medida adoptada para recuperar los precios y "ordenar el mercado".

Su incumplimiento representaría la "quiebra de los caficultores" en un mercado excesivamente especulativo, evaluó el dirigente brasileño.

Las oscilaciones de los precios del café en la bolsa de Nueva York, con alzas y bajas de hasta 10 por ciento al día, reflejan esa especulación desordenadora.

Brasil, como mayor productor y poseedor de grandes inventarios, puede determinar los rumbos del mercado, por eso tiene mayor responsabilidad, opinó Ximenes.

Además de la retención, los caficultores brasileños quieren un apoyo financiero del gobierno para la recuperación de sus cafetales afectados, añadió.

Con las cosechas reducidas en este y el próximo año en Brasil, el precio de un saco de 60 kilogramos de café debería alcanzar unos 150 dólares, estimó.

Eso representa un alza de 50 por ciento, pero él recuerda que la cotización superó los 200 dólares después de las heladas de 1994.

En los cinco primeros meses de este año el café representó para Brasil ingresos de 758 millones de dólares, 29 por ciento menos que en igual período de 1999, debido a la caída de 30 por ciento en el volumen exportado.

La agricultura en general exportó un total de 7.460 millones de dólares de enero a mayo, 1,3 por ciento menos que en igual lapso del año pasado.

Con un ligero aumento de las importaciones, el superávit del sector alcanzó 4.864 millones de dólares, tres por ciento inferior al de los mismos cinco meses de 1999.

El desempeño favorable del sector compensa con creces el permanente déficit registrado por la industria, a causa principalmente de las importaciones de bienes de capital e insumos.

El gobierno brasileño espera en este año un superávit comercial global de 2.800 millones de dólares, meta considerada por los analistas como poco posible de concretar. Los daños climáticos sufridos por la agricultura fortalecen las previsiones pesimistas.

En el primer semestre Brasil acumuló un saldo favorable de 856 millones de dólares en su comercio exterior. (FIN/IPS/mo/dm/if dv/00

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