La oposición peruana, desencantada de las respuestas de la OEA y de España, de quienes esperaban la declaración de ilegitimidad del triunfo electoral del presidente Alberto Fujimori, apostarán ahora a la agitación callejera y la desestabilización parlamentaria, sus últimas cartas.
Los cancilleres de los países integrantes de la OEA (Organización de Estados Americanos), reunidos en Windsor, Canadá, no condenaron ni avalaron las elecciones de Perú, en las que Fujimori obtuvo un tercer mandato consecutivo de cinco años.
Pero el lunes acordaron enviar una misión a Lima para ayudar a negociar una solución a la crisis política.
En España, el candidato opositor Alejandro Toledo, que retiró informalmente su candidatura a la segunda vuelta electoral, del 28 de mayo, y sostiene que los comicios fueron fraudulentos, escuchó una exhortación a comportarse con prudencia y no agravar la división política en Perú.
Toledo aún confía en que Estados Unidos decida imponer por su cuenta sanciones económicas y comerciales al gobierno de Fujimori y que la Unión Europea interrumpa su ayuda financiera y técnica.
Pero, según se advierte en Lima, los integrantes de su comando político han perdido la confianza en el respaldo exterior y concentran sus planes en desestabilizar a Fujimori mediante acciones parlamentarias y manifestaciones callejeras.
"Los congresistas democráticos declararemos a Fujimori en incapacidad moral permanente y le impediremos asumir el mando", aseguró el parlamentario Fernando Olivera, integrante del frente opositor que respalda a Toledo.
Los partidos de oposición controlan 68 de los 120 escaños del parlamento y sólo necesitan 61 votos para exigir la renuncia de Fujimori. Pero por lo menos cinco de ellos han anunciado que no secundarán acciones de desestabilización que pueden desembocar en violencia social.
Fujimori, que el 28 de julio comenzará su nuevo periodo de gobierno, cuenta entonces con 57 votos y le faltan sólo cuatro para bloquear cualquier iniciativa de forzarlo a dimitir.
"Si el dictador compra votos en el Congreso, apelando a la corrupción o el chantaje, y nos impide tener una mayoría opositora, iniciaremos una campaña para convocar un referéndum que obligue a una nueva elección", agregó Olivera.
Carlos Ferrero, portavoz de Toledo, confirmó la intención de su movimiento, Perú Posible, de concentrar el 28 de julio en las calles adyacentes al Congreso a partidarios procedentes de todo el país "para impedir físicamente que Fujimori ingrese a la sede parlamentaria para asumir el mando".
El plan, que parece inspirado por la movilización campesina que contribuyó a derrocar en enero al presidente ecuatoriano Jamil Mahuad, fue anunciado por Toledo como "la marcha del Tahuantisuyo (nombre quechua del imperio incaico) sobre Lima".
"Impediremos el paso de Fujimori al Congreso en forma pacífica pero decidida, con un mar humano que expresará la voluntad del pueblo peruano en contra de la reelección", dijo Ferrero.
Otro miembro del comando político de Toledo, el periodista Gustavo Gorriti, opinó en una entrevista televisada que el ejército, al que calificó de "pueblo en armas", se rehusará a desalojar por la fuerza a los manifestantes convocados por Perú Posible.
Gorriti no descartó la posibilidad de que esa situación desemboque en un golpe militar, una alternativa "que nosotros no quisiéramos", puntualizó.
"Hay mandos del ejército cansados de los abusos de Fujimori, de la cúpula militar y del jefe del servicio de Inteligencia, Vladimiro Montesinos", aseguró.
La propuesta de Estados Unidos y de Costa Rica de desconocer las elecciones peruanas y exigir nuevos comicios se estrelló en la Asamblea General realizada por la OEA en Canadá contra la decidida actitud anti intervencionista que aún predomina en América Latina.
"La crisis política peruana cuestiona las tradicionales rutinas en el interior de la OEA", dijo el comentarista político César Gayoso. El foro hemisférico debe revisar "las ortodoxias territoriales", teniendo en cuenta "el horizonte de la integración, la globalización y la ciudadanía global", observó.
Pero ese criterio todavía no existe en la OEA, que sólo resolvió enviar a Lima a su secretario general, el colombiano César Gaviria, y al presidente de la Asamblea General, el canciller canadiense Lloyd Axworthy, para buscar una salida negociada a la crisis que divide a este país.
Axworthy expresó claramente que a la OEA no le corresponde reconocer o desconocer elecciones, y que ese pronunciamiento sólo compete al Congreso peruano.
Fujimori obtuvo 49,81 por ciento de los votos válidos el 9 de abril, en la primera ronda electoral, y Toledo casi 42 por ciento.
Toledo sostuvo que la votación fue fraudulenta, una acusación que no fue respaldada por la Misión de Observación de la OEA. El jefe de la misión, el ex canciller guatemalteco Eduardo Stein, expresó que las irregularidades detectadas no alcanzan a establecer una situación de fraude.
En la segunda ronda, el 28 de mayo, Fujimori compitió virtualmente solo, pues Toledo pidió a sus partidarios que no votaran o que anularan su voto.
Descontada la proporción tradicional de ausentismo y votos viciados, Fujimori repitió la votación de la primera ronda.
"No hubo fraude. Si lo hubiera habido, la oposición, que recibio copia de las actas de todas las mesas de escrutinio, lo habría demostrado ya. Lo que ocurre es que, en vista de que no podía ganar, Toledo apostó por una estrategia no electoral" opinó el ex canciller Francisco Tudela.
"Ahora, toda su acción apunta a forzar la realización de nuevas elecciones, pero en las que no participe Fujimori" concluyó Tudela. (FIN/IPS/al/ff/ip/00