Al menos 150 civiles murieron y más de 1.000 resultaron heridos en la batalla librada durante seis días entre tropas de Ruanda y Uganda por la ciudad de Kisangani, en República Democrática del Congo (RDC, ex Zaire), puesta ahora bajo responsabilidad de la ONU.
Esas cifras corresponden a cálculos del Comité Internacional de la Cruz Roja, pero voluntarios humanitarios señalaron que podrían aumentar. Otras fuentes en Kisangani señalaron que murieron al menos 39 soldados ugandeses.
Los peores combates se concentraron en torno del puente de Tshopo, al norte de la ciudad. Las fuerzas ugandesas retrocedieron hasta la ribera norte del río.
Las fuerzas ruandesas ocupan la ribera del sur. La ONU (Organización de las Naciones Unidas) instaló un puesto de observación en el puente.
Ambos gobiernos aseguran que sus fuerzas abandonarán la ciudad, reanudando el cese del fuego negociado por la ONU que habían comenzado en mayo.
Pero el retiro proyectado se ve eclipsado por las declaraciones y réplicas constantes de Kigali y Kampala sobre la conducta del otro en la guerra y quién fue responsable por la batalla en primer lugar.
En la noche del sábado, oficiales ruandeses ya se jactaban de su victoria en Kisangani.
"Expulsamos a los ugandeses de la ciudad. Querían fortalecer su posición en la ciudad, pero quedaron afuera", dijo una alta fuente militar a IPS.
El jefe del Estado Mayor ruandés, el general Kayumba Nyamwasa, manifestó su confianza de que la paz se mantendrá "porque la situación ha cambiado en los hechos".
Kayumba puso énfasis en que el cese de hostilidades depende de que la ONU pueda asegurar el puente de Tshopo y que los ugandeses se mantengan sobre su lado del río.
El domingo de mañana, los ruandeses anunciaron el "retiro unilateral de Kisangani". El canciller André Bumaya convocó a conferencia de prensa para dar la versión oficial de Ruanda sobre los hechos.
El retiro había sido posible debido a la preocupación ruandesa por "la muerte de civiles inocentes y la destrucción generalizada causada adrede por" Uganda, declaró.
Pero el portavoz del gobierno, Joseph Bideri, también dejó en claro que la paz sólo fue posible porque los ugandeses habían perdido.
Ruanda "nunca fue responsable por ninguna de las muertes. Los ataques cesaron no por benevolencia alguna de parte de Uganda, sino sencillamente porque fueron expulsados del puente de Tshopo", aseguró.
Pero Uganda niega firmemente que Ruanda haya vencido en Kisangani.
"Decidimos el retiro unilateral porque nuestros amigos en la comunidad internacional no comprendieron lo que ocurría", dijo a IPS el portavoz militar Phineas Katirima.
Katirima dijo que Ruanda confundió a la opinión internacional al hacer parecer como agresora a Uganda, cuando fue el ejército ruandés el que inició todo.
Katirima confirmó que Uganda mantendrá sus fuerzas fuera de Kisangani y está lista para seguir adelante con el cese del fuego si la ONU cumple con su función.
El diario ugandés Sunday Vision informó el domingo que fuerzas ruandesas mataron a cuatro oficiales ugandeses el jueves cuando venían a discutir un acuerdo de cese del fuego con observadores de la ONU en Kisangani. Sin embargo, Ruanda desmintió la versión.
Según el plan de desmilitarización acordado en mayo después de los enfrentamientos en Kisangani, todas las fuerzas militares deben alejarse al menos 100 kilómetros de la ciudad.
Las fuerzas de Uganda deben desplazarse al este, hasta Bafaswende, y al norte hasta Banalia, mientras los soldados ruandeses deben trasladarse al sudeste hasta Lubutu y al sur hasta Ubundu.
Se acordó que cada ejército dejaría atrás una fuerza de 216 soldados. El grupo rebelde Unión Congoleña por la Democracia (UCD), de la RDC, también accedió a retirar sus fuerzas.
Kisangani ha significado el bautismo de fuego para la Misión Observadora de la ONU en Congo (Monuc), cuyo personal no había experimentado hostilidades hasta el momento.
Sólo hay una veintena de observadores en Kisangani, aunque la ONU espera ampliar la misión en el futuro.
Más allá de lo que ocurra en Kisangani, las relaciones entre Ruanda y Uganda siguen siendo malas.
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, dijo a la prensa el sábado que se sentía decepcionado por las declaraciones de su par de Uganda, Yoweri Museveni, que habían insultado al pueblo ruandés y a sus dirigentes, según él.
El portavoz del gobierno ruandés Joseph Bideri dijo que las relaciones se reanudarán con Kampala "una vez que los ugandeses hayan recuperado la razón". (FIN/IPS/tra-en/cs/sm/aq/ip/00