PALESTINA-SIRIA: Visita de Arafat contiene mensaje político

La presencia hoy en Siria del presidente palestino Yasser Arafat para los funerales de su homólogo sirio Hafez al-Assad no fue una mera visita de condolencia, sino un mensaje político.

Ahora que falleció el "León de Damasco", como se conoció a Assad, los líderes palestinos esperan poder limar las asperezas de sus relaciones con Damasco.

En opinión de esos líderes, Assad intentó demasiadas veces atacar al movimiento nacional palestino encarnado en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Arafat.

"Creo que ahora tenemos una posibilidad de mejoría", declaró Ziyad Abu Amr, presidente del comité político del Consejo Legislativo Palestino.

Los palestinos cifran sus esperanzas en el cambio generacional que representa la sucesión de Assad por su hijo Bashar, de 34 años, quien podría estar menos aferrado a la ideología que concibe para Siria un papel nacionalista árabe más allá de sus fronteras.

En el marco de ese cambio, Bashar podría mantenerse al margen de la política palestina, a diferencia de su padre, quien intentó expulsar a Arafat del liderazgo de la OLP en 1983 y posteriormente hizo todo lo posible por debilitar a la organización.

"No veo la ventaja de que Bashir continúe la relación de adversarios que su padre tuvo con Yasser Arafat", declaró Abu Amr.

"Ahora que trata de consolidar su poder, seguramente no querrá aumentar sus enemigos, sino ganar más amigos", pronosticó.

Arafat no visitaba Damasco desde hacía seis años. El enfrentamiento entre Assad y Arafat, a veces personal, tenía profundas raíces.

La importancia de Siria para los palestinos radica, por un lado, en que ese país también está comprometido en un proceso de paz con Israel, aunque con interrupciones.

Tanto sirios como palestinos están interesados en privar a Israel de su capacidad de contraponer a las partes negociadoras.

Pero los palestinos también temen ser acusados por Damasco de vender los derechos de los árabes en caso de que lleguen a un acuerdo con el estado judío.

Siria continúa patrocinando facciones opositoras palestinas que pueden causarle problemas a Arafat.

Además, Damasco será un factor fundamental en la determinación del destino de la enorme comunidad de palestinos refugiados en Líbano. Hay otros 350.000 palestinos en Siria.

Aunque los analistas coinciden en que no se producirán grandes cambios políticos mientras Bashar trata de establecerse, hay motivos para creer que el sucesor de Assad tratará de mejorar las relaciones.

"Los sirios no pueden darse el lujo de ignorar a Arafat, que es reconocido por todo el mundo y estableció su propio sistema de gobierno", comentó Mahdi Abdul-Hadi, director de la Sociedad Académica Palestina para el Estudio de Asuntos Internacionales.

Aunque a través de los años Arafat y Assad realizaron tradicionales llamados a la unidad árabe, cada uno veía la fuerza del otro como un desafío a su propia preponderancia.

Esta competencia se remonta al menos a la guerra civil libanesa de 1975-1976, cuando Siria y la OLP se alinearon en bandos contrarios.

Cristianos maronitas aliados de Siria masacraron a cientos de palestinos en el campamento de refugiados de Tel a-Zaatar, en Beirut, un hecho que los palestinos recuerdan como una prueba de que su sangre vale poco aun para sus hermanos árabes.

En 1983, Assad promovió una rebelión dentro de la OLP para derrocar a Arafat, y lo obligó a abandonar en desgracia Trípoli, la capital de Libia, solo un año después de que las tropas israelíes habían expulsado sus fuerzas de Beirut.

La tensión también aumentó durante la guerra del Golfo (1991), cuando Siria se incorporó a la coalición aliada y la OLP respaldó a Iraq.

Posteriormente, Arafat firmó sendos acuerdos con Israel y con Siria que fueron interpretados como un revés para sus propios intereses.

Con la OLP en crisis y la constante transformación de Cisjordania con asentamientos de colonos judíos, Arafat sintió que no podía esperar hasta que Siria resolviera sus propios problemas con Israel.

Las facciones palestinas opuestas al acuerdo de paz con Israel establecieron su base en Damasco.

"Cuando Assad respaldó a la oposición de Arafat, no lo hizo para ayudar a la causa palestina", afirmó un ex miembro del Frente Democrático para la Liberación de Palestina, una facción respaldada por Siria.

"Assad dio su apoyo porque quería tener el control. El que no estaba de acuerdo con lo que él decía, debía irse", agregó.

Pocos palestinos se conmovieron con la muerte de Assad. "No conozco a nadie que esté triste por esto", declaró un técnico oftalmólogo residente en el centro de Jerusalén oriental. (FIN/IPS/tra-en/bl/sm/mlm/ip/00

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