/Ciudades de América Latina/ ARGENTINA: Un periódico hecho por hombres y mujeres de la calle

Mujeres y hombres que viven en las calles de Buenos Aires tienen desde hace un año un periódico de venta al público en el que participan como redactores y vendedores, con la ayuda de periodistas profesionales y de voluntarios de organizaciones eclesiásticas.

La idea -única en América latina- fue dar un proyecto a este sector marginado de la sociedad similar a los planes que se desarrollaron con éxito en la última década en Europa, Estados Unidos, Canadá, Rusia y en algunos países de Africa, como Gambia.

Desde enero, la publicación argentina es miembro de una Red Internacional de Periódicos de la Calle (INSP), que celebró un encuentro mundial ese mes en Budapest. El líder de estos periódicos en la red es el "Big Issue" de Gran Bretaña, con una tirada semanal de 300.000 ejemplares.

Todos los miembros de esta red tiran en total un millón y medio de ejemplares por mes en 23 países del mundo y en algunos de ellos, como Estados Unidos, en la mayoría de sus estados.

El periódico de Buenos Aires, que se llama Diagonal, no trata sobre la vida de los "mendigos" sino que toca temas de interés general, política, economía, cultura y sociedad, pero "desde la perspectiva de los sin techo", dijo a IPS José Sidders, coordinador social del proyecto y miembro de una red de iglesias.

En Buenos Aires cada vez más personas viven en la indigencia y muchos llegaron a esa situación luego de haber pertenecido a la clase media. "En la redacción tenemos profesionales y gente muy culta que por falta de empleo y problemas familiares terminó viviendo en la calle", destacó Sidders.

En Diagonal, cuyo lema es "Acortando distancias entre la marginalidad y la sociedad" y funciona en el comedor de una iglesia anglicana, trabajan 10 periodistas -de los cuáles siete vienen de la calle- y otras 30 personas sin techo que venden los diarios al público en las esquinas.

Hay además trabajadores sociales y un sector que se dedica a recaudar fondos para este programa.

Nació en el mismo comedor al que acudían muchos de los sin techo en busca de un plato de comida, hasta que allí mismo, los últimos en llegar a la calle propusieron a los organizadores del comedor que los ayudaran a crearse un empleo.

De las ocho páginas iniciales pasó a 16 y el número de ejemplares aumentó de 2.000 a 5.000 en un año.

La idea consiste en que los sin techo vendan el periódico al equivalente a un dólar y se queden con 70 centavos de cada venta. El resto lo deben devolver a la fundación.

"El objetivo no es reivindicar su condición, sino ayudarlos a armar un proyecto laboral y a reencontrar el sentido de su vida, que por lo general, lo perdieron ya hace tiempo", comentó Sidders.

El tipo de problemas que plantean los sin techo es específico. "Ellos dicen que 'la calle los atrapa', y es su manera de explicar la cronicidad en la que caen casi sin darse cuenta a los seis meses de vivir deambulando", añadió.

El proceso más común que empuja a estas personas a las calles comienza con la pérdida de empleo, seguido por la ruptura de lazos familiares, que generalmente ya eran débiles.

"Luego el alcohol y las drogas están al alcance de su mano y sin empleo, sin familia, sin casa ni teléfono, sucios y casi siempre sin documentos, es muy difícil salir de esa marginación", acotó Sidders.

El programa nació de una iniciativa del Servicio Interparroquial de Ayuda Mutua que veía como aumentaba el número de personas que se lanzaba a vivir a las calles. Luego, una red de iglesias anglicanas, católicas y luteranas sumó esfuerzos para trabajar en un proyecto común en favor de los sin techo.

"No importa si son nacionales o extranjeros, hombres o mujeres, el único requisito para participar de este programa es que vivan en la calle", precisó Sidders.

Desde el lanzamiento formal hace un año, las encuestas de la fundación indican que 40 por ciento de participantes fluctúa en este programa y 14 por ciento de los que se acercaron lograron salir de la calle y ahora viven en pensiones, trabajando con regularidad.

Entre ellos hay una mujer, Yolanda Cisneros, que comentó a IPS que a los 59 años ella logró encontrar una tarea que le gusta – vende periódicos explicándole a cada cliente de qué se trata- y gana lo suficiente como para pagar una pensión.

Hay otro 34 por ciento que vive de este programa y se va a quedar con eso porque ya no tienen perspectivas de dejar de vivir en la calle, y otros, los menos, que luego de trabajar un tiempo desaparecen de pronto sin dar explicaciones, dijo el coordinador.

"Con 10 ejemplares que vendan cada día pueden pagar una pensión de cinco dólares y comer en comedores gratuitos", consideró Sidders. "Los más motivados pueden vender incluso hasta 30 por día, pero la mayoría no tiene esa fuerza de voluntad".

Si bien los números de Diagonal no tienen a los sin techo como tema central, siempre hay una historia de vida o un perfil que se recrea en el periódico, y también una contratapa donde muchos de ellos se ofrecen para realizar diversos trabajos.

En el último número, publicaron una entrevista con Inés Pertiné, la esposa del presidente Fernando de la Rúa, quien reconoció la necesidad de utilizar el poder para ayudar a la gente. (FIN/IPS/mv/ag/dv cr/00

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