El gobierno de Chile declaró hoy zona de catástrofe a las áreas que incluyen la capital y la ciudad de Valparaíso, afectadas por las peores tormentas registradas en el centro del país en los últimos 20 años.
El mal tiempo, que se inició la semana pasada en el sur de Chile, comenzó a desplazarse el lunes a las regiones centrales con vientos huracanados, para traducirse luego en fuertes lluvias que se intensificaron desde la madrugada de este miércoles.
Las fuertes precipitaciones obligaron a suspender las actividades en todos los establecimientos educativos de Santiago, incluso las universidades, e inundaron calles, conjuntos habitacionales y estaciones del ferrocarril subterráneo metropolitano (Metro).
El presidente Ricardo Lagos sobrevoló temprano la capital, Valparaíso y áreas de la Sexta Región, al sur de Santiago, para observar los daños provocados por el primer temporal que debe afrontar en su gestión como gobernante.
El mandatario dispuso, tras una reunión del Comité de Emergencia del gobierno, que se declare zona de catástrofe a las regiones Metropolitana, donde se ubica Santiago, y Quinta, donde está Valparaíso, lo cual permitirá recurrir a fondos fiscales extra para asistir a unos 20.000 damnificados.
Santiago, con cinco millones de personas, y el eje Valparaíso- Viña del Mar, con más de 1,5 millones, son las mayores concentraciones urbanas de este país de 15 millones de habitantes.
El ministro del Interior, José Miguel Insulza, indicó que estos son los más duros temporales en las áreas centrales de Chile en los últimos 20 años, mientras Lagos señalaba que el agua caída este miércoles en Santiago supera cuatro veces los niveles normales.
Las precipitaciones sobre la capital en 12 horas alcanzaron a 67,6 milímetros, elevando a 154 milímetros la lluvia acumulada desde el 1 de enero. En un año normal, los niveles pluviométricos al 14 de junio ascienden a 81 milímetros.
Según expertos meteorólogos, las lluvias e inundaciones que se registran en Chile se deben al llamado fenómeno de La Madre, una alteración climática derivada de la sucesión de los fenómenos de El Niño, caracterizado por lluvias, y La Niña, que acarrea sequías.
Los países del Pacífico Sur latinoamericano tuvieron entre 1995 y 1996 una alta pluviosidad atribuida a El Niño. En 1997 y 1998 Chile sufrió, en cambio, una prolongada sequía como consecuencia de la llegada de La Niña.
Al margen de las explicaciones científicas, los daños causados por estas últimas lluvias se deben también a la deficiente infraestructura de recolección y evacuación de aguas con que cuentan Santiago y Valparaíso.
Johnny Carrasco, alcalde de la empobrecida comuna (municipio) de Pudahuel en la Región Metropolitana, una de las más golpeadas por el temporal, llamó a aprobar leyes con urgencia para solucionar estos problemas de fondo.
Carrasco indicó que las empresas constructoras que levantan viviendas populares en su comuna no están obligadas por las actuales leyes a construir colectores de agua mientras levantan los conjuntos habitacionales.
El alcalde formuló estas declaraciones desde la Villa Alto Jahuel 2, donde 200 casas de familias modestas resultaron anegadas por más de un metro de agua como consecuencia de las lluvias de este miércoles.
El presidente Lagos destacó que las medidas adoptadas en la precordillera de Santiago para impedir aluviones desde los cerros que rodean a la capital tuvieron efecto.
En 1993 se produjo un alud de tierra y lodo en la quebrada de Macul que destruyó centenares de viviendas, riesgo que ahora fue neutralizado por la construcción de siete piscinas o lagunas artificiales para contener el desplazamiento de las aguas.
En cambio, se produjeron colapsos en sistemas de alcantarillado y en los cursos de agua natural de Santiago, con desbordes del río Mapocho, que atraviesa la capital de este a oeste, y en tres canales.
Las lluvias socavaron también los cimientos de una torre de alta tensión conductora de electricidad y causaron otros daños en este servicio, que determinaron su interrupción en áreas periféricas de Santiago.
Según informes policiales, más de 50 por ciento de las calles capitalinas resultaron anegadas, especialmente grandes avenidas que conectan el área sur con el centro de Santiago, cuyos pasos a desnivel quedaron sumergidos bajo unos tres metros de agua.
Las abundantes precipitaciones inundaron así mismo varias estaciones del Metro, que pudo funcionar en plenitud con solo una de sus tres líneas.
La situación puede complicarse, pues los informes meteorológicos anuncian la continuación de las lluvias por lo menos hasta este jueves y, simultáneamente, una caída de la temperatura.
El gobierno hizo un urgente llamado a reunir ayuda para los damnificados y abrió una cuenta especial en el Banco del Estado para recibir aportes en dinero.
Las autoridades pidieron igualmente a la población no afectada que permanezca en sus hogares y llamaron a los empresarios a no aplicar sanciones contra quienes no llegaron hasta sus puestos de trabajo.
Los gremios de la pequeña industria en Santiago informaron que el ausentismo laboral en el sector llegó este miércoles a 50 por ciento. (FIN/IPS/ggr/mj/en/00