El gobierno de Cuba podría decidir antes de fin de año su adhesión al protocolo de 1967 sobre el estatuto para refugiados, confirmó hoy el Ministerio de Relaciones Exteriores.
El portavoz de la cancillería, Alejandro González, dijo a IPS que el asunto es examinado por la Comisión Coordinadora de Tratados, órgano encargado de proponer la adhesión a instrumentos internacionales.
"Esperamos que antes de fin de año pueda haber una definición al respecto", dijo González.
La propia Comisión considerará "en el futuro" la posición de la isla respecto de la Convención de Ginebra de 1951, que, a diferencia de otros convenios internacionales "contiene artículos que no admiten reservas", explicó el funcionario.
"Eso crea una dificultad que debemos valorar con mucha seriedad antes de tomas una determinación", opinó el portavoz oficial, que omitió dar más detalles al respecto.
Un artículo de la Convención de 1951 establece la jurisdicción obligatoria de la Corte Internacional de Justicia, principal órgano jurídico de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para dirimir diferencias entre estados, disposición para la cual el protocolo de 1967 sí admite reservas.
González consideró la visita a Cuba este mes de la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados, Sadako Ogata, "una muestra más del reconocimiento internacional" a la política cubana en relación con estos asuntos.
Ogata inició en 1998 una campaña para promover la adhesión universal de todos los Estados a la Convención y su Protocolo de 1967, con motivo de la conmemoración a fines del año actual, del 50 aniversario de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Para Ogata, el "sistema establecido por estos tratados internacionales se vería considerablemente fortalecido con la plena participación de Cuba, el último gran país en el continente americano" que aún no suscribió esos mecanismos de protección a los refugiados.
México, que alberga gran cantidad de refugiados, titubeó largo tiempo antes de firmar los instrumentos, refirió Ogata, quien explicó que el procolo de 1967 establece las responsabilidades de ACNUR y contiene cláusulas definitorias de quiénes son los refugiados.
Al mismo tiempo, la funcionaria internacional recordó que la emigración de Cuba a Estados Unidos se rige por convenios bilaterales y que, por lo tanto, quedan fuera del marco de acción de la ONU y sus agencias.
ACNUR comenzó sus actividades en Cuba en 1976. Desde entonces, unas 9.000 personas que recibieron asilo en la isla se beneficiaron de programas conjuntos de repatriación.
En los años 70 y 80, varios miles de sudamericanos y centroamericanos hallaron refugio en Cuba al verse forzados a huir de las dictaduras de sus respectivos países.
"Cuba ha sido sido parte importante del proceso de otorgar protección y de encontrar soluciones duraderas a los refugiados de América del Sur y Central, una región que estuvo plagada de movimientos forzados de poblaciones", comentó Ogata.
El primer movimiento de retorno voluntario, iniciado en 1976, benefició a refugiados procedentes de Argentina, Uruguay y Brasil principalmente. Sólo en 1989, regresaron a sus países 1.625 personas, entre ellas, 1.476 namibios.
A fines de 1991 comenzó un programa de asistencia a 1.400 haitianos que recalaron en costas cubanas, el cual se incrementó al año siguiente hasta llegar a 4.000 refugiados de esa nacionalidad asentados en Punta de Maisí, en el extremo oriental de Cuba. La mayoría retornaron luego a Haití.
De acuerdo con datos de ACNUR, en Cuba hay actualmente unos 1.000 refugiados, principalmente procedentes de Sahara Occidental y en menores cantidades de Afganistán, Chile y Sudán, entre otros países.
ACNUR ha brindado protección en su casi medio siglo de existencia a unos 50 millones de refugiados. En 1999, el número de personas bajo el cuidado de esta agencia de la ONU se acercó a los 22 millones, aunque la cifra se duplica si se toma en cuenta a los desplazados dentro de sus propios países.
Ogata alertó en Cuba que las guerras son causa fundamental de los movimientos forzados de población, pero agregó que los retos de la protección de refugiados también deben mirarse desde la perspectiva de la globalización, "un fenómeno que, hoy en día, más que ningún otro, afecta las vidas de las personas".
En su opinión, la globalización tiene muchos aspectos positivos, pero el rápido movimiento de inversiones hacia adentro y afuera de muchas regiones, dependiendo de las posibilidades de una rápida ganancia, derivaron, junto con otros factores, con algunas de las peores crisis financieras de la última década.
La desestabilización social conduce con frecuencia a crisis políticas y, especialmente en los países industriales, a un mayor empobrecimiento de los estratos más pobres de la sociedad, o a la exclusión de las minorías o grupos marginales, advirtió Ogata.
Esto, a su vez, puede ocasionar movimientos de poblaciones, advirtió la Alta Comisionada.
ACNUR tiene como principal responsabilidad el asegurar el respeto de los derechos básicos de los refugiados, incluida su facultad de solicitar asilo y de asegurar que ninguna persona sea devuelta a un país en donde tenga razones para temer una persecución.
La organización promueve las convenciones internacionales sobre refugiados, verifica el cumplimiento de los gobiernos del derecho internacional y brinda asistencia material a los civiles que huyen, tales como alimentos, agua, cobijo y cuidados médicos.
Sus programas se financian a través de contribuciones voluntarias, principalmente de gobiernos, aunque también de organizaciones o ciudadanos privados. Recibe además un subsidio equivalente a menos del dos por ciento del presupuesto anual de la ONU. (FIN/IPS/pg/mj/pr hd/00