(Arte y Cultura) BRASIL: Fiebre musical por televisión, libros e Internet

La diversidad musical de Brasil se revela en más de 100 estilos y 500 composiciones que llegan al público a través de 15 programas televisivos, cuatro discos compactos, un libro y un sitio en Internet.

Ese inventario, idealizado y coordinado por el antropólogo Hermano Vianna, procura mostrar un país desconocido para el gran mercado de la música, pero que en muchos casos está en el origen de nombres conocidos por ventas millonarias de discos.

Axé, pagode, maracatú, forró, choro, dobrado, funk, rap, sertanejo, brega, samba, fandango, carozo, bumba-meu-boi, congadas y umbigadas son nombres de géneros musicales, ritmos o fiestas y ritos reunidos en el proyecto "Música de Brasil".

Un equipo de 18 personas recorrió 80.000 kilómetros del país durante más de un año para registrar sonidos e imágenes en espectáculos, fiestas, manifestaciones religiosas y entrevistas.

De esa maratón resultaron los 15 vídeos que se exhiben desde fines de marzo por un canal de televisión por cable, uno por semana.

Con 30 minutos de duración, son presentados por el conocido cantautor negro Gilberto Gil y se organizan por temas, ritmos e instrumentos, en lugar de la convencional distribución por regiones del país.

El director de los programas, Belisario Franca, experiente autor de documentales para televisión sobre música, optó por establecer relaciones temáticas, "más ricas que la división geográfica". Así se puede comparar los distintos tratamientos que recibe un mismo fenómeno, explicó.

Es así que hay programas dedicados a cuestiones religiosas, uno "Para los santos blancos", otro "Para los santos negros", a los bueyes que tienen sus fiestas en distintas partes del país, al pueblo indígena con sus variados estilos musicales y al teatro y bailes populares.

También están los programas que emplean como elemento de unidad a instrumentos musicales como los de viento o de cuerdas, o el acordeón que tiene fuerte penetración en el interior de Brasil.

Los documentales pretenden comprobar hechos sorprendentes, como el carácter pionero de Brasil en el uso de la guitarra eléctrica, que aparece en los primeros años 50 en los "tríos eléctricos" del carnaval de Salvador, capital del estado nordestino de Bahía, antes de ser popularizada mundialmente por el rock, aseguró Franca.

Además ya es tradicional hace mucho en locales distantes de los centros industrializados, como Belem, una capital del Norte, con el instrumento electrificado por un artesano local.

Los cuatro discos compactos, con un total de 108 piezas, se dividen en músicas "de los mares y tierras", "de los hombres, mujeres y umbigadas", "de los santos" y "de las cosas, animales y vegetales".

El libro, con textos de Vianna y 132 fotos de Ernesto Baldán, constituye el vehículo de divulgación más limitado. La tirada inicial fue de solo 5.000 ejemplares.

Su tema, advirtió el antropólogo, no es exactamente la música brasileña, "sino las personas que la hacen", "su alegría" que se "resiste a la miseria, para no dejar que lo que es miserable contamine todo su mundo, su vida".

También los programas de televisión procuran rescatar la historia personal de músicos desconocidos, pero de vida dramática e interesante.

El proyecto, que costó cuatro millones de dólares patrocinados por una empresa de entretenimiento vinculada a Abril, la mayor editorial de revistas del país, se extendió también a Internet.

El sitio www.musicabr.com.br pretende ser un banco de datos de libre acceso sobre la diversidad de las manifestaciones culturales brasileñas por vía musical.

Hermano Vianna se dedica a investigaciones sobre música, con preocupación más artística y social que antropológica, por su formación académica.

Autor del libro "Misterio del samba", fue importante para la valoración cultural y social del "funk", un movimiento musical de la periferia pobre de Rio de Janeiro fuertemente rechazado por las capas medias locales, debido a la violencia de sus bailes.

"Música de Brasil" repite una serie de inventarios musicales de Brasil hechos a lo largo del siglo XX. El pionero fue Mario de Andrade, un importante escritor que realizó un amplio estudio del folklore nacional.

Luego, musicólogos e instituciones culturales trataron de registrar, especialmente en discos, la riqueza musical del país.

Ahora se dispone de recursos tecnológicos mucho más avanzados que permitieron y facilitaron el registro en vídeo, discos, fotos e Internet. Pero no se buscó, como en ocasiones anteriores, las "raíces" de la música brasileña, para conservarlos en su supuesta "pureza".

"Nunca existió una pureza original", opinó Vianna, quien argumentó que los estilos musicales son producto de mezclas y contaminaciones, no de aislamientos. Divulgarlos, hacerlos conocidos, es la mejor forma de preservarlos, concluyó.

Una fiebre por llevar la música brasileña a los medios audiovisuales cunde actualmente. Además del proyecto de Vianna y sus 15 programas televisivos, finalmente se exhibe en el país una película sobre el que se considera el mayor compositor nacional de música erudita, Heitor Villa-Lobos.

"Villa-Lobos, una vida de pasión" fue un sueño de dos décadas del director Zelito Viana, que tardó 15 años en producirlo. Pero la crítica no acogió bien el resultado, pues consideró que le falta ritmo, un pecado para un filme que tiene la música en el centro.

Las conmemoraciones de los 500 años de la llegada de los portugueses a Brasil estimuló varias iniciativas en hacer la memoria o documentar la historia de la música brasileña en libros, vídeos y discos.

La televisión educativa estatal también realizó una serie de siete documentales sobre la diversidad cultural del estado de Bahía, donde la música es un elemento siempre presente. (FIN/IPS/mo/mj/cr/00

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe