Un decreto del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, permitirá a los países de Africa un acceso más fácil a tecnologías médicas y fármacos contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
El decreto, firmado el miércoles, "impide al gobierno de Estados Unidos procurar la revocación o revisión de cualquier ley o política impuesta por un gobierno beneficiario de Africa subsahariana que promueva el acceso a tecnologías médicas y drogas contra el sida", explicó la senadora demócrata Dianne Feinstein.
Feinstein ha impulsado iniciativas similares en el marco de la Ley de Crecimiento y Oportunidades para Africa, que junto a la Iniciativa para la Cuenca del Caribe integra la propuesta legislativa de Comercio y Desarrollo 2000, destinada a otorgar a Africa subsahariana y al Caribe mayor acceso al mercado de Estados Unidos.
El proyecto fue aprobado por la Cámara de Representantes y podría ser aprobado por el Senado esta misma semana.
Según la iniciativa de Feinstein, los países africanos podrían fabricar, vender o importar medicamentos para el sida pese a las patentes de las compañías farmacéuticas, pero la presión de éstas obligó a los legisladores a excluir esa propuesta del proyecto.
Aunque la licencia obligatoria y la importación paralela están de acuerdo con las normas de la Organización Mundial del Comercio, que permiten cierta flexibilidad a los países para tratar cuestiones de salud pública, los grandes laboratorios no piensan lo mismo.
"Por orden de la industria farmacéutica, los legisladores republicanos Trent Lott y Denny Hastert, presidentes del Senado y la cámara baja respectivamente, eliminaron del proyecto una disposición que habría aumentado la disponibilidad para Africa de fármacos contra el sida patentados", afirmó Paul Davis, del grupo de activistas contra el sida Act Up.
"Desafortunadamente, un decreto puede ser derogado por otra administración que actúe en interés de la industria farmacéutica", lamentó Davis en una declaración.
El gobierno de Clinton en general ha apoyado a las compañías farmacéuticas en su posición de que la industria simplemente se adhiere a las normas sobre derechos de propiedad intelectual, que permiten a los investigadores continuar desarrollando nuevas drogas.
Mientras tanto, Africa subsahariana, con 34 millones de infectados por el virus del sida (más de 80 por ciento del total mundial), ha continuado sufriendo, incapaz de beneficiarse de las drogas genéricas de bajo costo fabricadas en países como India.
El decreto de Clinton señala la urgente necesidad de incentivos eficaces para desarrollar nuevas drogas, vacunas y terapias.
Clinton solicitó al Congreso la aprobación de un incentivo fiscal de 1.000 millones de dólares a las compañías farmacéuticas en un período de 10 años, para el desarrollo de una vacuna contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y otras enfermedades que devastan las regiones más pobres del mundo.
Sin embargo, el decreto no prohíbe al gobierno evaluar o determinar si las políticas de Africa realmente promueven el acceso a medicamentos para el VIH/sida o si esos países ofrecen una protección adecuada y eficaz a los derechos de propiedad intelectual de las empresas estadounidenses.
Este mes, Estados Unidos declaró al sida como una amenaza a la seguridad nacional.
La preocupación de Washington por el sida en Africa creció durante los años 80, y el Congreso asignó fondos para una campaña mundial contra la epidemia en 1987.
Estados Unidos estima que, entre julio de 1999 y fines del 2000, se habrán gastado 170 millones de dólares en la lucha contra el sida en Africa.
La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) estimó que el producto interno bruto de Kenia en el 2005 será 14,4 por ciento inferior a lo que sería sin el sida. En Sudáfrica, Tanzania, Namibia, y Zimbabwe, la epidemia también impedirá el crecimiento económico.
Aunque gobiernos, donantes y organizaciones no gubernamentales (ONG) respondieron al sida en Africa intentando reducir el número de nuevas infecciones, otra respuesta posible, el tratamiento de los afectados con medicamentos que pueden alargar y mejorar su vida, ha sido ignorada debido a su costo, señaló un documento del Servicio de Investigación del Congreso.
El uso de la terapia antirretroviral resultó sumamente eficaz en países industrializados. Los promotores de la disponibilidad de la terapia en Africa señalan que alargaría la vida de los pacientes, enlentecería el aumento del número de huérfanos, mantendría vivos a los trabajadores y reduciría así el impacto económico del sida.
El costo anual de estas terapias en Africa se estima en 20.000 dólares por persona, pero ningún país de Africa subsahariana invirtió en salud más de 400 dólares por persona entre 1990 y 1995, según el Banco Mundial.
La combinación de subsidios, reducción de precios y fabricación local puede aumentar la disponibilidad de las drogas y mantener los ingresos de los grandes laboratorios debido al gran volumen de las ventas en Africa, señaló el documento del Congreso, titulado "El sida en Africa". (FIN/IPS/tra-en/gm/da/mlm/dv-he/00