/Integración y Desarrollo/ COMUNICACIONES: Se multiplican los teléfonos en América Latina

Los años 90 fueron la década de la multiplicación de los teléfonos en América Latina, un salto impulsado por la privatización de las empresas operadoras, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).

El progreso más espectacular ocurrió en telefonía móvil, que completó más de 39 millones de abonados 1999, ante sólo 100.000 de 1990 y 3,5 millones en 1995, informó la UIT, que concluye este sábado en la ciudad brasileña de Río de Janeiro la conferencia Américas Telecom 2000.

En cuanto a las líneas fijas, aumentaron 52,2 por ciento en los últimos cuatro años, de 43,9 millones a 66,8 millones.

La "drástica desestatización" en casi toda la región estableció la competencia en el sector, "la mejor práctica", que permitió ese avance, destacó Yoshio Utsumi, secretario general de la UIT, en la rueda de prensa inaugural de la conferencia, el domingo.

Además de las inversiones privadas, que aumentaron la oferta de líneas telefónicas y de canales de telefonía móvil, la competencia y la introducción de nuevas tecnologías redujeron costos del servicio, que de esa manera se hizo más accesible a las capas pobres de la población, agregó.

La tendencia a la competencia no está aún amenazada por el movimiento de fusiones y adquisiciones empresariales que ha dado lugar a gigantes transnacionales en el mundo, pero la UIT sigue con atención y preocupación ese proceso, dijo Utsumi.

La expansión de la telefonía en América Latina continuará en los próximos años, y Brasil multiplicará por tres sus sus teléfonos hasta 2005.

Los cantidad de móviles aumentará cuatro veces y las líneas fijas se duplicarán, hasta cerca de 58 millones de unidades en cada caso, aseguró el ministro de Comunicaciones brasileño JoFo Pimenta da Veiga.

En diez años, de 1995 a 2005, Brasil multiplicará por cinco el total de teléfonos disponibles y por 50 los celulares móviles, dijo el ministro.

El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, que asistió a la ceremonia inaugural de Américas Telecom 2000, destacó que la privatización del sistema nacional de telecomunicaciones en 1998, por 26.000 millones de dólares, contribuyó a la "democratización" del servicio telefónico.

Hacia 2005, todos los centros poblados de más de 300 habitantes dispondrán de teléfonos residenciales, aseguró Cardoso.

La universalización de la telefonía, así también la expansión de Internet, ayuda a Brasil a crear "condiciones técnicas para un acceso universal al conocimiento", hoy indispensable para el desarrollo, sostuvo el presidente.

La desestatización del sector en América Latina empezó en 1988, por Chile. Hoy, en la gran mayoría de los países de la región, "el operador principal de telecomunicaciones es de propiedad totalmente o en su mayoría de inversores privados", señaló la UIT.

Las excepciones son Colombia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay, donde una fuerte oposición bloqueó planes de privatización.

En el caso uruguayo, un plebiscito rechazó en 1992 una ley aprobada un año antes por el Congreso. En Honduras y Nicaragua, la venta de las empresas estatales debe concretarse este año, tras postergaciones impuestas por la resistencia sindical y política.

Las condiciones de las subastas impusieron en la generalidad de los casos a los nuevos operadores metas definidas de expansión de la red de telecomunicaciones, además de exigencias de calidad. Argentina, por ejemplo, fijó un aumento anual de 6,5 por ciento para el comprador de la compañía Entel, mientras México exigió casi el doble, 12 por ciento.

Perú y Venezuela establecieron cantidades absolutas de nuevas líneas a instalarse cada año, 250.000 y 355.000 respectivamente.

La ola privatizadora se concentró en los años 90, porque la crisis económica de la década anterior dejó a muchos gobiernos sin recursos y los obligó a deshacerse de empresas para pagar a los acreedores internacionales, según la UIT.

Telefónica de España y la estadounidense Bell South se destacan como los grandes inversores estratégicos en la región.

La primera adquirió la compañía de telefonía fija del estado más rico de Brasil, Sao Paulo, y empresas de telefonía móvil en siete países, en general a través de privatizaciones. Y Bell South se concentró en la compra o en contratos de concesión de compañías de telefonía celular en 12 países.

América Latina se convirtió así en la región de mayor crecimiento de la telefonía celular, con más de 60 nuevas compañías en operación en mercados que pasaron a ser competitivos en cerca de dos tercios, observó Ben Petrazzini, experto de la Unidad de Planificación Estratégica de la UIT.

En Paraguay y Venezuela, la preferencia por el teléfono móvil se manifestó de una manera tan acusada que sus usuarios ya representan 59,5 y 56,8 por ciento de todos los abonados de teléfonos en los dos países. En México, Brasil y Perú, la proporción se acerca a 40 por ciento y se prevé una relación de equilibrio con la telefonía fija en poco tiempo.

En Venezuela, en 1998, disminuyó la cantidad de abonados a líneas fijas, debido a la emigración al teléfono móvil, señaló Petrazzini

Un incremento "asombroso" de los usuarios del teléfono celular ocurrió como consecuencia de la implantación del sistema "quien llama, paga" (CPP en sus siglas inglesas).

La sola adopción del CPP produjo un crecimiento de 150 por ciento en Perú, en 1996, y de 179 por ciento en Argentina, en 1998. México amplió su base de abonados de teléfonos móviles en 1,1 millones en solo tres meses, luego de introducir el sistema en abril de 1999.

Otro factor de esa explosiva expansión de la telefonía móvil fue el servicio prepago, opción de 80 por ciento de los usuarios mexicanos y de 73 por ciento en Venezuela, donde en 1999 se triplicó la cantidad de abonados a ese mecanismo.

El sistema del pago previo de una cantidad fija de minutos de conversación es ventajoso para las empresas, que ahorran de ese modo costos de contratación, facturación y cobro, ya que el usuario compra las tarjetas para llamadas en cualquier kiosco.

El precio de esas llamadas es mayor que el de los teléfonos por contrato, pero a los usuarios les interesa el prepago por facilidades de su obtención, por el bajo costo del aparato y porque así se elimina la incertidumbre en cuanto al monto de la factura, explicó Petrazzini.

La propagación del sistema de prepago refleja en gran parte el enorme y creciente mercado informal de trabajo en América Latina, caracterizado por la ausencia de domicilio social fijo y por la necesidad de los desplazamientos.

La situación de las telecomunicaciones en las Américas y sus perspectivas futuras estarán en discusión en el foro de la conferencia regional de UIT desde este lunes hasta el sábado. (FIN/IPS/mo/ff/cr/00

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