EDUCACION: La desigualdad es la norma

El avance mundial en enseñanza primaria oculta «considerables disparidades», advirtió la Unesco en el Foro Mundial de Educación celebrado en esta capital, ya que las niñas conforman 60 por ciento de los menores excluidos de las aulas, una brecha de género que no se redujo de forma apreciable.

Un caso singular es el éxito logrado por Uganda. Desde 1997, cuando el país africano aplicó su Política de Educación Primaria Universal, la asistencia a las escuelas subió de 2,9 millones de niños en 1996 a 6,5 millones en 1999.

El avance se debió a que el gobierno se comprometió a pagar los costos escolares de cuatro niños por familia, proporcionar libros de texto en forma gratuita, pagar los salarios a los maestros y financiar la construcción de escuelas y bibliotecas, dijo Sam Onek, director de educación de Uganda.

Así mismo, para asegurar el equilibrio de género, «al menos dos de los cuatro niños debían ser niñas», precisó Onek.

Pero expertos de 180 países reunidos desde el miércoles hasta este viernes en Dakar para el Foro Mundial de Educación reconocieron que Uganda es la excepción que confirma la norma.

En la mayoría de los países en desarrollo, el incremento en la asistencia a las escuelas primarias fue de 11 por ciento en un lapso de ocho años, de 106 millones en 1990 a 117 millones en 1998, comparado con el aumento de 127 por ciento logrado en Uganda.

Según Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), los «niños del ámbito rural, los barrios marginales urbanos, las minorías étnicas y las comunidades geográficamente aisladas también registraron un progreso más lento o nulo».

Según Evaluación 2000 Educación para Todos, un documento que contiene los informes sobre el estado de la enseñanza en más de 180 países, Africa subsahariana padece la situación más grave. Allí, la cantidad de niños sin educación básica aumentó de 39 millones a 42 millones de 1990 a 1998.

Por el contrario, en Asia meridional se reveló una pequeña mejoría, ya que la cifra se redujo de 53 millones a 46 millones de niños sin educación en el mismo lapso.

Pero para los autores del documento, no hay razón para regocijarse ya que el progreso alcanzado en Asia meridional fue «muy pequeño», al igual que en algunas partes de América del Sur.

Por otra parte, el progreso en Asia oriental y Oceanía fue mayor. La matrícula en la mayoría de los países de esas regiones se acerca a 100 por ciento, según el documento.

Pero la asistencia a la escuela no es el único elemento que se usó en el foro de Dakar para medir el avance en materia educativa.

«La educación para todos tiene que ver con la calidad, y no sólo con llenar las aulas», destacó Lester Taylor, representante de Educación Nueva Zelanda, una organización no gubernamental (ONG).

Las escuelas deben contar con maestros «que sean capacitados» en forma adecuada, agregó. Este factor no puede ser ignorado, ya que es en esta etapa de la enseñanza cuando los niños «desarrollan conceptos sobre el mundo».

Manvi Shrivastav, de la ONG ActionAid Nepal, concuerda. En su opinión, la educación de calidad trasciende necesidades básicas como el alfabeto y las cuentas numéricas.

En los países en desarrollo, la educación debe incluir «conocimientos comunitarios», apuntó Berewa Jommo, directora regional de la ONG Red de Educación de la Comunidad Africana.

En Africa, los maestros tienden a enseñarle a sus alumnos «información que procede de fuera de la comunidad. No incluye todo nuestro conocimiento», señaló. De esa manera, los alumnos sólo consumirán ideas más allá de su realidad inmediata, sostuvo.

El consenso en Dakar es que el sistema educativo debe ser democrático. En una de las discusiones, los oradores exigieron mayor participación de la comunidad para garantizar la enseñanza primaria.

Un educador de Pakistán, Fawad Khan, dice que eso obligaría a los gobiernos a garantizar la educación de enseñanza. De otras maneras, «la gente marginada saldrá mal parada, la gente de clase C tendrá una educación de clase C», dijo.

Los gobiernos tendrán que permitir la participación de la comunidad a todo nivel: en el proceso de decisión, la administración y la supervisión del sistema educativo.

Esas necesidades no pasaron inadvertidas para los autores del Marco de Acción de Dakar, el documento que será aprobado por los asistentes al Foro Mundial de Educación.

El sexto objetivo del marco pide a los gobiernos que mejoren todos los aspectos de la calidad de educación para lograr resultados «reconocidos y mensurables, especialmente en alfabetización y manejo de los números».

Con ese fin, el marco hace hincapié en la necesidad de que los gobiernos «promuevan sociedades dinámicas entre la escuela y la comunidad, no sólo para brindar educación, sino para mejorar la calidad». (FIN/IPS/tra-en/mmm/an/sm/aq/ed/00

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