El presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de la Iglesia Católica de Brasil, Jayme Chemello, pidió perdón hoy a indígenas y negros por la esclavitud y las masacres del pasado, al hablar en la misa de conmemoración de los 500 años del arribo de los conquistadores portugueses.
La celebración, presidida por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angelo Sodano, conmemoró el quinto centenario de la primera misa realizada en Brasil en el mismo lugar que ahora, la playa Coroa Vermelha, en el municipio Santa Cruz de Cabralia, costa atlántica del estado de Bahía.
El pedido de perdón "por los pecados cometidos contra nuestros hermanos, en especial los indígenas", cobró mayor fuerza después de la violencia con que la policía reprimió las protestas de grupos sociales, en los festejos oficiales del sábado en la misma ciudad de Cabralia y alrededores.
"No siempre" fueron respetados los derechos indígenas y "la dignidad de nuestros hermanos y hermanas negros", en una historia que tuvo participación de la Iglesia al lado de los colonizadores portugueses y luego del Estado brasileño que mantuvo la esclavitud y la discriminación contra esas poblaciones, reconoció la Conferencia Episcopal.
La misa permitió expresar las protestas que la represión impidió el sábado, en el acto que tuvo la presencia de los presidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, y Jorge Sampaio, de Portugal.
Mtalaué, un indígena pataxó que este miércoles pudo prestar su testimonio, dijo que "esta tierra es nuestra y ustedes no saben respetar eso. Nuestro pueblo fue diezmado como los 'pajés' (autoridad espiritual indígena) preveían".
"Fueron 500 años de prejuicio, exterminio y violencia", acusó en nombre de las poblaciones autóctonas.
Los pataxó, habitantes de la región donde desembarcaron los primeros portugueses el 22 de abril de 1500, luchan hasta hoy por recuperar tierras invadidas por hacendados, en el sur del estado de Bahía. Los conflictos se intensificaron desde fines del año pasado.
El 4 de abril fueron víctimas de una arbitrariedad que agravó la tensión en torno de las conmemoraciones del "descubrimiento" de Brasil. La policía destruyó un monumento que los pataxó construían en homenaje a la resistencia indígena a la "invasión" de su territorio por los conquistadores europeos.
Ejemplo de la persistencia de conflictos exactamente donde llegaron los portugueses en 1500, los Pataxó fueron anfitriones la semana pasada de la Conferencia de Pueblos Indígenas, que reunió a más de 2.000 delegados de todo Brasil para discutir proyectos y aprobar un documento con 18 reclamos al gobierno.
Mtalaué recordó que esos mismos indígenas fueron atacados por la policía con gas lacrimógeno, balas de caucho y bastonazos, cuando se disponían a manifestar su rechazo a los cinco siglos en que su población se vio reducida de cinco millones de personas en 1500 a 350.000 en la actualidad.
La dura represión fue condenada por la Iglesia Católica, que reclamó a las autoridades policiales total libertad para que todos los interesados pudieran participar en la misa.
"Rechazamos la acción violenta" que se practicó contra indígenas y grupos negros que buscaban expresarse en forma democrática, dijo el secretario general de la Conferencia Episcopal, Raymundo Damasceno.
A la misa de los 500 años asistieron unos 2.000 sacerdotes, entre ellos más de 300 obispos de Brasil y de otros países, incluyendo a Ximenes Belo, de Timor Oriental y Premio Nobel de la Paz en 1996.
En cambio, faltó a la cita el obispo Franco Masserdotti, presidente del Consejo Indigenista Misionero, cuyos dirigentes rechazaron participar de la misa realizada en el mismo local donde hubo "violencia y humillación" contra los indígenas.
El mismo Masserdotti y 30 de sus misioneros fueron víctimas de la violencia en Cabralia y estuvieron varias horas detenidos por la policía, junto con más de 100 manifestantes.
Los obispos brasileños pretendían esta vez hacer una crítica más amplia de la historia y el presente de desigualdades sociales en el país, pero tuvieron que renunciar a partes más contundentes de su declaración debido al veto del cardenal Sodano, segunda mayor autoridad del Vaticano, según el diario Folha de Sao Paulo.
El objetivo fue excluir principalmente las referencias a injusticias actuales, que darían a la manifestación un carácter más político.
Esta misa sirvió también para inaugurar la 38 Asamblea General de la Conferencia Episcopal brasileña, que se prolongará hasta el próximo martes y tendrá como tema los 500 años de evangelización del país.
El pedido de perdón por los errores cometidos por la Iglesia Católica en Brasil deberá ser detallado en la reunión.
En la asamblea se prevé aprobar un mensaje de reconocimiento de las culpas, complicidad y omisiones, en especial en el genocidio y esclavitud de indígenas y negros.
El borrador preparado para el debate afirma que en estos 500 años se realizaron acciones que "objetivamente" violaron el Evangelio y la dignidad de los indígenas, que fueron privados de "las tierras, la vida e incluso la razón de vivir". (FIN/IPS/mo/dm/ip hd/00