Comunicados amenazantes del gobierno y los rebeldes y la mala fe que que según un representante de la ONU demuestran las dos partes, anuncian la reanudación de la guerra en la República Democrática de Congo (RDC), en la que intervienen varios países vecinos.
La insurgente Unión Congoleña por la Democracia advirtió, y no por primera vez, que ha terminado el cese del fuego concertado en agosto en la capital de Zambia, y reconoció haber realizado operaciones militares.
El llamado Ejército Nacional de Congo, brazo armado de los insurgentes, pronosticó "combates en todos los frentes en las próximas semanas". También aseguró que marchará sobre Kinshasha, la capital, si las tropas del gobierno y de sus aliados no abandonan determinadas posiciones identificadas en el comunicado.
Mientras, el canciller Yerodia Abdoulaye afirmó el jueves que violaciones del cese del fuego denunciadas por los rebeldes fueron en realidad "operaciones en legítima defensa" de las fuerzas gubernamentales y de sus aliados.
Hay focos de inestabilidad en varias zonas del país, aunque la atención general se concentró este mes en la meridional región de Kasai Occidental.
Los rebeldes aseguran haber logrado avances en las últimas semanas, especialmente la captura de la localidad de Idumbe, 300 kilómetros al noroeste del centro diamantífero de Mbuji-Mayi. Así mismo, el Ministerio de Defensa informó de movimientos de fuerzas rebeldes y ruandesas en Kasai.
Las escaramuzas libradas sugieren en podrían haber combates de magnitud en Mbuji-Mayi.
Pero los insurgentes responden a las versiones del gobierno que sólo han recuperado territorios que habían perdido tras la firma del cese del fuego en Lusaka. También informaron de progresos de sus fuerzas en la occidental región de Bandundu.
La retórica bélica de las dos partes en conflicto aumentó las dudas de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) acerca de la solidez del pacto de Lusaka.
Las perspectivas de reanudación formal de la guerra ponen en entredicho la segunda etapa de la operación de paz de la ONU en la RDC, que comprendería el envío de 500 observadores y de un contingente internacional de 5.000 soldados.
El vicesecretario general de la ONU para Operaciones de Mantenimiento de la Paz, Bernard Miyet, informará la próxima semana al Consejo de Seguridad acerca de su visita a los países involucrados en la guerra de la RDC.
Miyet señaló en Kigali, la capital de Ruanda, que la implementación del acuerdo de Lusaka "no ha sido óptima, aunque es satisfactoria", poniendo énfasis en los compromisos por la paz que obtuvo de varios gobernantes.
Pero esta semana arreciaron los comentarios claramente negativos de funcionarios de la ONU acerca de la situación en la RDC.
La Misión de Observadores en Congo (Monuc) advirtió el jueves que las escaramuzas en curso son "la negación del espíritu y la letra del acuerdo de Lusaka". El jefe de la Monuc, Kemal Morjane, acusó a las partes beligerantes de demostrar continuamente mala fe.
Mientras, en Nueva York, el Consejo de Seguridad identificó con preocupación "preparativos para la escalada militar, como el entrenamiento de tropas y su rearme".
El portavoz de la ONU, Fred Eckhard, señaló que el primer batallón de tropas del foro mundial no podrá llegar a la RDC hasta junio, y que sólo lo hará en el marco de condiciones estrictas.
"La experiencia adquirida en otras operaciones nos indica que no podemos enviar fuerzas de mantenimiento de la paz si no hay seguridades, si las hostilidades se reanudan", dijo Eckhard.
Las violaciones del cese del fuego evidencian que tampoco hay posibilidades sólidas para el largamente anunciado debate nacional, para el que en diciembre fue nombrado un facilitador, el ex presidente de Botswana Ketumile Masire.
El canciller congoleño Yerodia cuestionó el comportamiento del facilitador al asegurar que, sin consultar al gobierno, Masire intentó organizar vuelos en las áreas controladas por los rebeldes, para mantener entrevistas, y también llegar a Mbuji- Mayi, atraído por los diamantes.
Un portavoz de los insurgentes dijo el jueves a la emisora británica BBC que sus jefes aguardaron durante varios días el arribo de Masire a la ciudad de Gomá, un propósito que el gobierno de Kabila impidió. (FIN/IPS/tra-en/cs/sm/ff/ip/00