PERU: La izquierda, un fantasma ausente de las elecciones

La izquierda peruana, que participó de todas las elecciones de los últimos 55 años y en 1985, en su mejor desempeño, obtuvo 32 por ciento de los votos, no intervendrá en los comicios del 9 de abril.

Es cierto que también están en crisis los partidos tradicionales, al punto que los dos únicos entre ellos que participan del proceso electoral, el socialdemócrata Aprista y el centrista Acción Popular (AP), recogen una intención de voto inferior a dos por ciento, según las encuestas.

El Partido Aprista y AP habían sido eliminados del Registro Nacional de Partidos, al igual que el Partido Popular Cristiano y la coalición Izquierda Unida (IU), al lograr menos de cuatro por ciento de la votación en las ultimas elecciones, de 1995.

IU estalló, herida por el fracaso electoral, por las disputas entre la veintena de minipartidos que la integraban y por el debilitamiento en casi todo el mundo de los movimientos de izquierda. Creada en 1980, cinco años después logró un tercio del total de votos, pero en 1989 se dividió, para empezar a diluirse.

Algunos de sus ex dirigentes, los menos radicales, lograron ser aceptados en lo que queda de Unión Por el Perú (UPP), una corriente electoral creada en 1995 para impulsar la candidatura del ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas Javier Pérez de Cuéllar, que fue derrotado por el presidente Alberto Fujimori.

Javier Diez Canseco, el más connotado dirigente de la izquierda radical parlamentaria, no fue aceptado ahora en ninguna lista de aspirantes al parlamento "porque nos haría perder votos", según explicó Máximo San Román, candidato a la Presidencia por UPP.

Otros ex dirigentes de IU, de los sectores denominados izquierda cristiana o independiente, figuran en listas parlamentarias derechistas, aunque se les exigió que aclarasen públicamente que fueron marxistas

También el candidato presidencial del Partido Aprista, Abel Salinas, se ha visto obligado a puntualizar que no se propone modificar la línea económica neoliberal impuesta por Fujimori, quién encabeza las encuestas con 42 por ciento de votos potenciales.

Mientras, el Partido Popular Cristiano (PPC), que promueve la economía social de mercado y se opone a las reformas de Fujimori, quedó fuera de las elecciones al no conseguir el medio millón de firmas necesario para reinscribirse.

El PPC discutió internamente una estrategia de alianzas, pero la corriente encabezada por la parlamentaria Lourdes Flores no aceptó ignorar la línea de economía social de mercado y el acuerdo con otros partidos no fue posible,

Finalmente, y para no escindirse, un Congreso interno autorizó a los militantes del PPC a votar por cualquier candidato opositor o ingresar en cualquier grupo político adversario de Fujimori.

Salvo por las acusaciones de autoritarismo lanzadas contra el presidente, que intenta su segunda reelección consecutiva, y por el ingrediente étnico introducido por uno de los postulantes, Alejandro Toledo, un economista de ancestro indígena, las elecciones de abril se presentan grisáceamente homogéneas.

"La elección presidencial del 9 de abril será ficticia en muchos sentidos", especialmente porque "entre los candidatos opositores y el oficialista (Fujimori) hay más semejanzas que diferencias", señaló Abelardo Sánchez.

"Todos los candidatos son pragmáticos, sin partidos, de ostentoso apoliticismo, supuestamente técnicos, de pocas definiciones y de compromisos casi invisibles", explicó Sánchez, director de Qué Hacer, una influyente revista política editada por la organización no gubernamental Desco.

"¿Existen todavía votos de izquierda?", se preguntó el columnista Mirko Lauer, del diario La República. Lauer destacó que en su última aparición electoral, en 1995, IU obtuvo dos por ciento de los votos, y "en esta oportunidad, ninguna agrupación de izquierda hizo siquiera el esfuerzo por inscribirse".

"Sin embargo, hay una izquierda que se moviliza permanentemente en las calles, por su cuenta o acompañando iniciativas de protesta sin ideología definida", comentó Lauer.

"Eso explica la presencia de figuras de izquierda en casi la mitad de las ocho listas opositoras". Como si se creyera "que el socialismo es un Karma útil si es manejado en dosis limitadas", agregó.

Es necesaria "siquiera una mínima presencia izquierdista en el próximo Congreso, porque haría una diferencia positiva para los sectores populares", señaló Lauer, para recomendar a sus lectores votar por los socialistas "apenas los encuentren".

La recomendación de Lauer de identifficar candidatos socialistas al parlamento, para respaldarlos con el voto, es relativamente complicada de seguir, pues en las listas que acompañan a todos los candidatos a la Presidencia hay algunos ex dirigentes o personalidades vinculadas a la desaparecida IU.

El más conocido de ellos es Henry Pease, que fue candidato presidencial de IU en 1995 y ahora se postula al Congreso por UPP, de San Román.

En la misma lista figura otra dirigente de IU, Gloria Helfer, en tanto que en Somos Perú, que promueve a la Presidencia al conservador Alberto Andrade, aparece el editor izquierdista Gustavo Mohme.

"Yo me sigo considerando un hombre de izquierda, nunca dejaré de serlo. De izquierda pero centrista, nunca un radical, porque no me gustan los extremos. Yo no he hecho ningún tránsito político, es el país el que está de tránsito", dijo Pease.

También Fujimori está acompañado por candidatos al Poder Legislativo de pasado izquierdista o centroizquierdista. Uno de ellos es el ex aprista Absalón Vásquez, y otro, el historiador y filósofo Pablo Macera, hasta hace algunas semanas considerado el "gurú de la izquierda".

La incorporación de Macera a la lista electoral del presidente, adalid del neo liberalismo, causó sorpresa. "Ninguna lista representa a la izquierda. Si todas son iguales y creo conveniente encontrar espacios electorales, tengo derecho a elegir una opción", explicó el historiador.

"En los últimos años hemos asistido al colapso del sistema de partidos y sindicatos, los cuales no pudieron sobrevivir a la súperinflación de los años 80 ni a la violencia política. La extrema derecha se alegra de esta situación, cuando debería preocuparse", agregó.

"Sería fácil decir que, como los partidos y sindicatos cometieron suicidio, que queden enterrados. Pero los demócratas que lleguen al parlamento deben abogar por la reactivación del sindicalismo y de los partidos de base doctrinaria", afirmó Macera. (FIN/IPS/al/ff/ip/00

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