Integrantes de la minoría sij que habita en la zona de Cachemira controlada por India consideran emigrar del país si el Estado no los protege, luego de que 36 hombres de su comunidad fueran asesinados presuntamente por guerrilleros musulmanes paquistaníes.
"India se debe retirar de Cachemira o proteger a sus minorías", declaró Rajender Singh, el sacerdote de la aldea de Chittisinghpora, unos 100 kilómetros al sur de la capital estatal de Srinagar, ante la multitud de sufrientes que asistieron el martes al funeral de los asesinados el lunes.
"Les advertimos (a las autoridades) sobre la presencia de guerrilleros extranjeros en la zona. Lo sabían todo y aun así nos ignoraron, y recién ahora vienen después de la masacre", dijo.
Pakistán, de mayoría musulmana, reclama a India, de mayoría hindú, la zona de Cachemira controlada por Nueva Delhi y que está mayormente habitada por musulmanes. La disputa provocó tres guerras entre los dos países y constantes incursiones de uno y otro bando al territorio vecino.
Si el gobierno indio no puede garantizar la seguridad de los sijs, entonces éstos no tendrán otra opción que abandonar Cachemira, sostuvo el religioso Singh. "No tenemos futuro aquí", coincidió un destacado dirigente de Srinagar.
El mes pasado, un periódico sij que describió la represión que sufre la comunidad en Afganistán a pesar de haber vivido en ese país durante siglos, cuestionó el futuro de los sijs de Cachemira.
Los sij de Chittisinghpora, como el resto de la comunidad en el estado, se mantuvieron neutrales durante los últimos 12 años de disputas por Cachemira, que sí afectó a la mayoría musulmana y la minoría hindú.
La identidad de los guerrilleros que asesinaron a los 36 hombres el lunes sigue sin saberse, pero tanto sijs como hindúes creen que Pakistán tiene que ver en la masacre.
Un periodista vinculó la masacre al incidente ocurrido en la localidad de Linjot el 24 de febrero cuando soldados indios de la Novena Infantería Ligera Sij habrían cruzado la línea de control, que actúa como frontera en Cachemira entre India y Pakistán, y asesinado a 14 personas en territorio paquistaní.
Pero los musulmanes de Cachemira creen firmemente que la masacre de Chittisinghpora benefició a India porque coincidió con la gira que el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, realiza por este país.
Umar Farooq, dirigente político que apoya la autonomía de Cachemira y cumple arresto domiciliario en Srinagar, condenó las muertes y exigió una investigación independiente.
"Toda la comunidad de Cachemira está asombrada, sin distinción de credos. Esta es una conspiración profundamente arraigada contra el pueblo de Cachemira, diseñada para crear una diversión del verdadero problema" durante la gira de Clinton, opinó.
"En todos estos años de enfrentamientos, las dos comunidades (musulmana y sij) vivieron en armonía. Debemos coexistir, ya seamos hindúes, musulmanes o sijs", dijo Farooq, quien exhortó a los sijs a no "tomar decisiones apresuradas" y abandonar Cachemira.
La mayor parte de la minoría hindú abandonó Cachemira después de que sufriera una serie de masacres a principios de los años 90. Los que permanecen en la zona temen por sus vidas y por el riesgo que representan para sus vecinos musulmanes que se encuentran atrapados entre las amenazas de los guerrilleros y las fuerzas de seguridad.
La violencia no había afectado a la comunidad sij, mayormente agrícola, hasta este lunes. Las historias sobre lo que ocurrió esa noche no concuerdan entre sí. Algunos sostienen que los atacantes fueron 15, otros dicen que fueron 50. Pero todos coinciden en que los pistoleros eran guerrilleros extranjeros.
En los últimos años, Chittisinghpora recibió frecuentes visitas de guerrilleros extranjeros. Las filas de separatistas armados se engrosaron en los últimos años con mercenarios ajenos al territorio y con el propósito de liberar a la Cachemira "musulmana" de la India "hindú".
Un habitante mencionó que los guerrilleros a veces llegan abiertamente a la zona y exigen comida y refugio. Otra vez incluso jugaron al criquet en la aldea. Otro aldeano dijo que hasta se jactan de cruzar la frontera sin problemas.
Una fuente dijo que algunos habían visitado la aldea hace cinco días y que habían comido con el dirigente del pueblo, que fue el primero en ser asesinado el lunes.
Ahora, mientras la comunidad sij se pregunta sobre su futuro en Cachemira, un grupo que representa a las familias de hindúes en la zona, el Foro de Bienestar Hindú, señaló que se reunió con dirigentes sijs para considerar la manera de protegerse unos a otros.
"El Ejército y el gobierno no hicieron nada para proteger al pueblo. Sólo existen para proteger al territorio. Si hemos de sobrevivir, todas las minorías deben unir sus manos. Chittisinghpora es un ejemplo viviente", dijo un representante del grupo. (FIN/IPS/tra-en/sj/an/aq/ip/00