AMBIENTE-AMERICA LATINA: Las venas que abrió el Norte aún supuran

Las venas de América Latina siguen abiertas… Pero el continente debería hacerse un torniquete, levantarse del banquillo de los acusados y reclamar la violación de su ambiente con el puño en alto, afirmó un experto español.

El economista Joan Martínez-Alier, especializado en temas ecológicos, coincide en su enfoque con el ingeniero salvadoreño Ricardo Navarro, cofundador en su país de la Comisión de Derechos Humanos y actual director del Centro Salvadoreño de Tecnologías Apropiadas (Amigos de la Tierra).

Ambos ambientalistas entienden que América Latina debería cobrarle a los países industrializados los daños que a través de la historia han hecho, y aún siguen haciendo, a la naturaleza de la región.

Martínez-Alier y Navarro participaron en Costa Rica en un seminario sobre "Cambio climático, deuda externa y deuda ecológica".

"América Latina le debe dinero a las potencias, pero los países del Norte le deben más", insistió en conversación con IPS el ambientalista catalán y profesor de economía e historia económica en la Universidad Autónoma de Barcelona.

"Los países industrializados han exportado desde América Latina durante muchos años grandes cantidades de materia prima sin compensarle los costos ecológicos", arguyó.

La deuda ecológica es un concepto que nació en la región y que tiene sus orígenes en autores como el uruguayo Eduardo Galeano.

En la actualidad, la deuda externa de América Latina asciende a 700.000 millones de dólares, pero Martínez-Alier se pregunta cuánto le deben las naciones industrializadas a esta región por los daños ambientales.

Por su parte, Navarro dijo a IPS que "La deuda ecológica es un derecho y los derechos hay que reclamarlos, por eso los latinoamericanos debemos despertar y reclamar lo que es nuestro".

Explicó que hay una deuda ecológica que geográficamente el Norte tiene con el Sur, pero también hay que tomar en cuenta que en los países industrializados hay población pobre y que en las naciones en desarrollo existen sectores que concentran la riqueza.

"La deuda es de los que tienen mucho frente a los que no tienen, de los que consumen frente a los que no consumen", remarcó Navarro.

A su vez, Martínez-Alier, quien en la actualidad cursa un posgrado en la estadounidense Universidad de Yale y escribe un libro sobre conflictos ecológicos, afirmó que los daños que los países del Norte han ocasionado a la naturaleza latinoamericana son muy difíciles de medir, aunque ejemplos hay muchos.

Citó los abusos en las minas de Potosí, en Bolivia, la subvaloración del precio del petróleo que México le vende a Estados Unidos o, en su momento, la tala de árboles para sembrar banano en Costa Rica.

"Es imposible de cuantificar en dinero lo que se perdió en biodiversidad al talar árboles para sembrar banano, pero en definitiva se perdió mucho", añadió el economista catalán.

En el caso del petróleo mexicano comprado por Estados Unidos, Martínez-Alier sostiene que está subvaluado porque no se toma en cuenta la contaminación producida en las zonas de extracción de Tabasco y Campeche, donde existe un bosque tropical húmedo.

Martínez-Alier y Navarro sostienen que entre los daños hay que tomar en cuenta también el cambio climático, que "perfectamente se puede decir es una manifestación de la deuda ecológica".

Hasta ahora los acuerdos a favor del ambiente firmados en Río de Janeiro, en 1992, y en la ciudad japonesa de Kyoto, en 1997, han sido sólo palabras.

Los problemas del cambio climático continúan porque, a pesar de los tratados internacionales, se sigue aumentando la contaminación y la producción de dióxido de carbono C02.

Martínez-Alier informó que en los últimos años la concentración de CO2 en la atmósfera ha aumentado de 280 partes por millón a 360 partes por millón.

Además, los países industrializados siguen siendo los principales contaminadores y no revierten el proceso de aumento en las emisiones de gases que causan el llamado efecto invernadero.

"El promedio mundial de producción de dióxido de carbono está en una tonelada por persona, mientras que, por ejemplo en Estados Unidos, en promedio una persona produce anualmente seis toneladas", comentó Navarro.

"Todo esto se agrava porque uno de los grandes problemas de América Latina es que los líderes políticos no están tomando las medidas necesarias para exigirle a las potencias que reduzcan sus emisiones", destacó.

Según los dos ambientalistas, el cambio climático es un problema de justicia, pues los países del Norte actúan en forma unilateral al contaminar la atmósfera, que es de toda la población mundial.

América Latina debería cobrar la deuda ecológica solicitando a los países industrializados como indemnización transferencia de recursos y de tecnología. (FIN/IPS/nms/dm/en/00

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