Decir en México que la ganadería vive tiempos de vacas flacas no es una metáfora, sino una realidad. Los ganaderos culparon de su crisis a desórdenes del mercado, la falta de crédito y problemas climáticos, pero sobre todo a la competencia "desleal" de sus colegas de Estados Unidos.
La carne bovina en corte y entera que se importa de Estados Unidos se vende a menor precio que la producción local porque está subsidiada, señaló Jesús Vizcarra, presidente de la Asociación Mexicana de Engordadores de Ganado.
Los ganaderos, que se consideran uno de los sectores más golpeados por la apertura comercial con Estados Unidos, pidieron el miércoles al gobierno de Ernesto Zedillo imponer cuotas y mayores aranceles a las importaciones procedentes del país vecino.
Los aranceles de 5,2 a 214 por ciento que el gobierno impuso el año pasado a la carne y productos derivados con origen en Estados Unidos no se pagan o son insuficientes, afirmaron.
Los cerca de 1,4 millones de ganaderos de México se enfrentan hoy las mayores dificultades de su historia para competir en los mercados locales e internacionales. Los productores extranjeros de carne conquistaron en los últimos 10 años 30 por ciento del mercado interno.
Los estadounidenses ingresan su carne con clasificaciones falsas y está procede muchas veces de reses de producción lechera ya desechadas, aseguraron los ganaderos mexicanos.
También indicaron que tienen dificultades para conseguir créditos y modernizar sus instalaciones, y que todos los años se enfrentan a cambios climáticos severos, de la sequía a las inundaciones.
Las importaciones de carne bovina aumentaron 200 por ciento en los últimos seis años y las de porcino, 300 por ciento, mientras que el consumo de aves y huevos de origen extranjero se incrementó 55 por ciento, señala un informe de la Secretaría (ministerio) de Comercio, fechado en septiembre.
Además, las exportaciones de carne mexicana cayeron de 1.570 toneladas a menos de 500 en ese período. De un rebaño de 24 millones de reses en 1995, hoy se calcula que no hay más de 18 millones.
Los ganaderos reconocen que sus graves problemas se relacionan no sólo con factores de competencia externa. Uno de los principales problemas es la falta de inversión y la presencia de numerosos intermediarios en la comercialización.
Setenta por ciento de la producción de carne se destina a la capital. Sin embargo, en la ciudad de México sólo se consume 40 por ciento, y el resto es enviado a otros lugares por los intermediarios.
Los productores "sólo nos hemos dedicado a producir y mejorar los ranchos, pero dejamos suelta la comercialización, por ello el intermediarismo nos pega fuerte", dijo Gustavo Torres, presidente de la Confederación Nacional Ganadera.
Un intermediario gana más por la venta de una res que el ganadero que debió criarla durante cuatro años, aseguró Torres.
Los observadores creen que el rezago del sector ganadero se debe a que los empresarios no supieron adaptarse a la caída de la protección que les otorgó el Estado hasta principios de los años 90 mediante subsidios y créditos con tasas de interés favorables.
La protección a los productores se redujo a mínima expresión con la apertura comercial y el ingreso de México en enero de 1994 al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, junto a Canadá y Estados Unidos.
La situación del sector ganadero es crítica y muchas empresas se encaminan a la quiebra, de la mano de la competencia extranjera y los problemas internos, advirtieron los productores.
Para empezar a superar los problemas, el gob competencia deseal de los estadounidenses y revisar el marco financiero y jurídico interno, agregaron. (FIN/IPS/dc/ff/if/00
