América Central ingresará en el nuevo siglo con la mayoría de los límites marítimos entre los países sin definición, lo cual pone en peligro la paz en el istmo, el proceso de integración e incluso la cooperación externa.
La región llega al 2000 con un conflicto limítrofe pendiente entre Honduras y Nicaragua, que ha transcurrido desde el 30 de noviembre entre declaraciones inamistosas, rumores sobre movilización de militares a ambos lados de la frontera terrestre y llamados a la calma.
El parlamento hondureño aprobó el 30 de noviembre un tratado de límites marítimos con Colombia que, según Nicaragua, le cercena 30.000 kilómetros cuadrados de su mar patrimonial.
Para el politólogo costarricense Rodolfo Cerdas, los conflictos limítrofes han sido típicos de los países ex coloniales, debido en gran parte a la ausencia de un verdadero aparato estatal capaz de integrar a todo su territorio y población en un proyecto nacional.
El problema es que muchos estados han abandonado partes muy importantes de su territorio, lo que, según Cerdas, ha pasado con Nicaragua, que durante muchos años se olvidó de su costa atlántica.
En este sector de la Mosquitia subsistió durante muchos años un estado sin estado, que se mantenía más que en autonomía en un aislamiento total, explicó.
Históricamente los conflictos limítrofes en la región han sido reclamaciones sobre demarcación de territorio, principalmente de El Salvador sobre Honduras, Guatemala sobre Belice, México sobre Belice y Nicaragua sobre Costa Rica.
En el Caribe centroamericano, los conflictos surgen porque la costa atlántica (y su mar patrimonial) está encerrada por las islas del Caribe. Entonces, los derechos marítimos chocan unos con otros.
Haciendo un recuento histórico de lo sucedido alrededor de este mar, Cerdas recordó que Nicaragua firmó un tratado con Colombia, válido desde 1928, en el que le reconoce la jurisdicción sobre San Andrés y otras islas.
Si esas islas son de Colombia, sus derechos marítimos también aumentan.
Ahora, Nicaragua alega que ese tratado fue firmado bajo ocupación militar y que, por lo tanto, no tiene validez.
Colombia, por su parte, había estado luchando por su jurisdicción en el golfo de Venezuela, pero sin éxito, pues se trata de un área sobre la cual Caracas tiene un dominio muy consolidado y por la que se exporta el petróleo venezolano.
Ante este revés, Colombia vuelca su estrategia hacia los límites con América Central. Entonces, procura firmar acuerdos bilaterales que dejan fuera a terceros. Tal es el caso del acuerdo con Honduras, que afecta a Nicaragua, agregó Cerdas.
El experto, quien este año impartió la cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge, explicó que el conflicto se agrava, en primer lugar, porque se ha descubierto en esas aguas una gran riqueza marina y porque se especula que en ellas podría haber petróleo.
"Colombia fue muy inteligente al establecer en su tratado con Honduras que si hubiera petróleo allí, la explotación sería de los dos países", aseguró.
En segundo lugar, señaló, cada vez que los gobiernos nicaragüenses quieren distraer la atención sobre problemas internos, recurren a conflictos externos.
"Esta estrategia de distracción sobre los problemas internos ha deslegitimado a Nicaragua ante la comunidad internacional. Entonces, ahora, aunque su reclamo pudiera ser legítimo, es visto con recelo", sostuvo Cerdas.
El conflicto con Honduras se suscitó precisamente cuando el gobierno de Arnoldo Alemán se enfrentaba con serios cuestionamientos por la falta de transparencia y por la detención del contralor general, Agustín Jarquín, en noviembre.
Jarquín denunció en múltiples oportunidades que el patrimonio de Alemán y de su familia había aumentado 900 por ciento desde 1990, cuando el actual mandatario ocupaba la alcaldía de Managua.
Aurora Hernández, de la Fundación del Servicio Exterior para la Paz y Democracia (Funpadem), señaló, por su parte, que el istmo ha empezado a entender que el mar Caribe y el oceáno Pacífico son fuente muy rica de recursos pesqueros y minerales que agregan a los países de la región enormes extensiones.
De hecho, la superficie marítima de Costa Rica es 10 veces superior a su territorio de 51.000 kilómetros cuadrados.
Este cambio de percepción, dijo, se refleja en la Ley del Mar, ratificada por 132 países. En América Central, solo Nicaragua y El Salvador no la han firmado.
Pero la ley internacional no ha sido suficiente para resolver dos conflictos: el reclamo de Nicaragua sobre las islas ubicadas frente a su territorio, entre ellas San Andrés, y el de Honduras, Nicaragua y El Salvador sobre el golfo de Fonseca, que pone en juego el acceso de Honduras al oceano Pacífico.
Hernández considera que el mar ofrece la posibilidad de no repetir los errores cometidos en tierra con la definición de fronteras.
Cerdas sugiere que los conflictos pueden solucionarse si se convoca a una convención internacional par definir los límites.
No obstante, el canciller costarricense, Roberto Rojas, indicó que eso no está planteado y que, más bien, se ha privilegiado la negociación bilateral.
El conflicto entre Honduras y Nicaragua ha puesto en peligro la integración regional, pues Managua impuso en represalia un arancel de 35 por ciento a las mercancías hondureñas. Honduras estudia la posibilidad de adoptar una medida similar.
También se teme que el problema afecte la ayuda internacional, debido a que los donantes quieren contribuir con el desarrollo de una América Central unida y no, como está ahora, fragmentada.
De hecho, algunos gobiernos temen que una reunión con donantes prevista para principios del próximo año sea desastrosa para la región debido a este conflicto. (FIN/IPS/mso/mj/ip/99