La proliferación de llamados a votar contra el proyecto de Constitución de Venezuela augura tres semanas de profundos antagonismos para los ciudadanos convocados a un referendo el 15 de diciembre.
El diario oficialista El Correo del Presidente difundió este martes las primeras copias de la "Constitución de la República Bolivariana de Venezuela", defendida a capa y espada por el presidente Hugo Chávez.
En los últimos días, el mandatario ha sido enfático en su defensa del proyecto constitucional y prometió "plomo grueso" con la artillería del pensamiento y estrepitosas derrotas para quienes se opongan a su aprobación.
La constante campaña de Chávez a favor del "sí" coincide con la aparición de una inesperada reacción de reservas y rechazos al proyecto de carta fundamental que incluyen llamados a votar por el "no" en el referendo.
El principal conglomerado empresarial Fedecámaras, unos cuantos miembros de la Asamblea Constituyente, organizaciones de la sociedad civil, numerosos alcaldes y gobernadores y la oposición en bloque ya anticiparon su posición a favor del "no".
La Constituyente de 131 miembros inició su trabajo el 3 de agosto, y el viernes entregó firmado el texto que propone como Constitución venezolana a partir del 2000.
Cuatro conocidos constituyentes, miembros de la reducida facción opositora que contaba con siete integrantes en la Asamblea, anunciaron la formación de un frente para promover el rechazo a la carta fundamental.
El lunes se sumó un quinto, Antonio Di Giampaolo, quien aludió a "la prisa y la improvisación" como causas de "un texto constitucional esencialmente bueno, pero incongruente".
Fedecámaras, por su parte, defendió "el derecho a disentir, a opinar" e inició su campaña a favor del "no", con un llamado a lo que denominó como "Voto VenezolaNO".
Los opositores al proyecto constitucional aseguran que se trata de un texto estatista, centralista e incongruente en lo económico. Uno de los puntos que parece molestar a todos es el cambio de nombre del país.
Chávez propuso la denimonación de República Bolivariana de Venezuela, y, según trascendió tras el claro rechazo a esa sugerencia en la primera votación, habría influido para que el asunto fuera considerado de nuevo y aprobado en la segunda vuelta.
Numerosos opositores a este nombre consideran que se trata de una denominación ideológica y excluyente. Fedecámaras lo consideró "innecesario", y Di Giampaolo consideró que se trató de "un capricho".
Las críticas al cambio de nombre también involucraron al prominente constituyente Hermann Escarrá, partidario del gobierno, cuyo anuncio de que la carta fundamental requeriría enmiendas fue un impacto en la opinión pública.
"No voy a variar mi posición de rechazo al cambio de nombre sólo porque al presidente no le guste", dijo Escarrá al diario El Universal, y planteó que, tras esta decisión, "el 'no' tendrá más presencia".
"Con eso divides al país innecesariamente: bolivarianos y no bolivarianos", advirtió, aunque aclaró que él votará "sí".
Mientras, la mayor parte de los constituyentes oficialistas ya emprendieron la defensa del "sí", argumentando que las críticas están injustificadas y que el proyecto de carta fundamental representa un importante avance para el país.
Las encuestas aseguraban, hasta hace dos semanas, que el "sí" tenía respaldo de más de 60 por ciento de los votantes.
Chávez, en todo caso, no amaina en sus comentarios. "Todos serán barridos, todos", comentó a comienzos de esta semana al referirse a quienes se oponen al proyecto.
El mandatario, un militar retirado que encabezó un fallido golpe de Estado en 1992, llegó al poder en febrero de este año tras ganar las elecciones de diciembre, planteando la necesidad de redactar una nueva carta fundamental para Venezuela.
La Constitución debería servir como herramienta para "refundar" la democracia venezolana, según ha dicho el mandatario.
Si el texto es aprobado, Chávez deberá volver a medirse en comicios presidenciales a comienzos del 2000. Los venezolanos, además, deberán elegir gobernadores y parlamentarios. (FIN/IPS/lc/mj/ip/99
