La comunidad internacional hizo posibles las intervenciones en Kosovo y Timor Oriental, así como las negociaciones para el Tribunal Penal Internacional, pero muchos analistas consideran que el gobierno del mundo sigue esencialmente en manos de Estados Unidos.
Estados Unidos debe ser visto, en palabras de la secretaria de Estado (canciller) estadounidense Madeleine Albright, como "indispensable".
Sin embargo, el amplio apoyo a las misiones en Kosovo y Timor Oriental y al proceso al ex dictador chileno Augusto Pinochet anunciado en España por crímenes contra la humanidad apuntan a un mundo cuyo gobierno es multipolar y menos dependiente de Washington, señalan otros expertos.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, subrayó ese aspecto en la sesión de la Asamblea General de este año, cuando contrastó la inactividad internacional ante el genocidio de Ruanda en 1994, con el uso de la fuerza, sin autorización del foro mundial, en Yugoslavia.
Si bien Annan arguyó en favor de "intervenciones humanitarias", también previno contra el hecho de sentar "precedentes peligrosos" para futuras intervenciones.
"El principal desafío para el Consejo de Seguridad y la ONU (…) en el siglo próximo, es forjar la unidad en torno del principio de que las violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos, dondequiera se produzcan, no deben ser permitidas", dijo.
También señaló que si las naciones usan las fuerzas armadas en aras del "interés común", como lo permite la Carta de la ONU, deben definir qué es el interés común, quién lo define, quién lo defenderá y qué medios se emplearán para intervenir.
Esas interrogantes desafiaron a los gobernantes e incluso los amenazaron. Varios gobiernos, incluso Rusia y China, que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad, advirtieron que el concepto de "intervención humanitaria" podría justificar acciones unilaterales.
"Creemos que el Estado tiene un papel y una importancia", declaró el canciller de India, Jaswant Singh, en respuesta a las demandas de Annan.
"Los nuevos postulados y teorías acerca de intervención se deben debatir extensamente, y no aplicados selectivamente", dijo, en referencia a los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlantico Norte (OTAN) contra Yugoslavia.
"La intervención va a ser la moda del año, o de los próximos dos años", dijo un alto funcionario de la ONU, y agregó que el debate sobre cuánto poder tiene el sistema mundial o grupos de naciones para intervenir en una crisis nacional continuará al menos por dos años.
Mientras el debate sigue, el ambiente del gobierno internacional sigue cambiando drásticamente mientras se enfrentan diversas opiniones.
Las fuerzas de la OTAN bombardearon esta primavera (boreal) a Yugoslavia durante 11 semanas en el conflicto de la provincia separatista de Kosovo, a pesar de la falta de autorización del Consejo de Seguridad.
En septiembre, el Consejo aprobó rápidamente la propuesta de Australia de comandar una fuerza de más de 8.000 hombres para responder a la violencia desatada por milicias proindonesias en Timor Oriental.
Ahora, Kosovo y Timor Oriental se encuentran bajo administración provisoria de la ONU, y los funcionarios del foro mundial tienen la autoridad para legislar, formar empleados públicos y policías, llevar la administración diaria y, en última instancia, allanar el camino al autogobierno.
En un paso especialmente controvertido, Bernard Kouchner, administrador de la ONU en Kosovo, permitió a los lugareños usar marcos alemanes como moneda corriente, pese a que las resoluciones del foro mundial garantizan explícitamente la soberanía yugoslava.
En el pasado, la idea de soberanía significaba cosas como el respeto a las leyes nacionales y la moneda nacional. No obstante, con el dinar yugoslavo virtualmente difunto como curso legal en Kosovo, y la impopularidad de las leyes yugoslavas, algunas nociones previas se están derrumbando.
Esa decadencia se origina, al menos en parte, por la globalización. (sigue/2-E
