La ONU admitió dificultades en el mantenimiento de la seguridad y la restauración de los servicios básicos en la provincia serbia de Kosovo, que hoy recibió la visita del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
En su primera visita a Kosovo desde que una campaña aérea de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) obligó a las fuerzas serbias a retirarse de la provincia de mayoría albanesa, el pasado junio, Clinton resaltó este martes que la hora de pelear ya pasó.
Cuando el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic "quiso tomar el control de Kosovo deshaciéndose de todos ustedes, nosotros dijimos que no", destacó Clinton ante unos 2.000 kosovares de origen albanés reunidos en un estadio deportivo cerca de la localidad de Urosevac.
"Ganamos la guerra, pero sólo ustedes pueden ganar la paz", agregó Clinton, y exhortó a poner fin a las represalias contra la menguante población serbia de Kosovo.
Desde el fin de la campaña de 78 días de la OTAN, entre 50.000 y 100.000 serbios huyeron de Kosovo debido a los asesinatos por venganza y a otros ataques de la población albanesa.
La visita de Clinton coincidió con informes de que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) es incapaz de hacer frente al caos resultante de la guerra.
El periódico The New York Times informó el lunes que, cinco meses después de la instalación en Kosovo de una fuerza multinacional de paz encabezada por la OTAN, bajo mandato de la ONU, los ataques contra los serbios continúan y hay muy pocos servicios públicos en funcionamiento.
"Los incendios de casas serbias ocurren casi a diario, de manera organizada, y aumentan la presión para que la minoría serbia huya de la provincia o forme guetos, rodeados por albaneses hostiles que recuerdan su propia represión durante años", comentó el diario.
La ONU admitió que tiene problemas con la reconstrucción de Kosovo, pero explicó que precisa más apoyo de la comunidad internacional. Hasta el momento los donantes sólo prometieron 1.000 millones de dólares para ese fin, que requiere 18.000 millones, según se estimó.
El informe de The New York Times "concuerda con mi propia percepción de lo que ocurre allí", expresó el embajador ruso ante la ONU Sergey Lavrov, quien visitó Kosovo hace dos semanas.
Lavrov dijo a la prensa que existe "una campaña organizada para intimidar a la población no albanesa de Kosovo y expulsarla de la provincia".
Agregó que las víctimas no son sólo serbias, sino también católicas, gitanas y albanesas moderadas, como los partidarios del líder albanés Ibrahim Rugova.
"Todas estas atrocidades ocurren bajo nuestras narices", por lo tanto los administradores civiles y militares de la ONU en Kosovo "deberían aplicar su mandato con más fuerza", exhortó Lavrov.
"No niego los hechos denunciados… pero no creo que se deban a incompetencia, sino a la complejidad de la situación", declaró Fred Eckhard, portavoz de la ONU.
"No subestimamos todo lo que todavía queda por hacer en Kosovo. Sabíamos que iba a ser una misión muy difícil y que la situación no cambiaría en pocos meses. Este va a ser un invierno muy duro para mucha gente", manifestó.
"El principal problema es que, sólo para mantener en funcionamiento los servicios básicos, necesitamos pagar a funcionarios públicos, y para ello dependemos de contribuciones voluntarias", señaló Eckhard.
Los países que prometieron contribuciones están atrasados en sus pagos, por eso la ONU paga a los funcionarios públicos apenas cada tantos meses, explicó el portavoz.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, publicó el lunes su informe mensual al Consejo de Seguridad sobre la fuerza de paz de Kosovo (KFOR), encabezada por la OTAN.
Aunque "los actos violentos y criminales disminuyeron" en el último mes, "los ataques contra minorías étnicas, especialmente serbios kosovares, siguen siendo una causa de preocupación, y existe un potencial de tensión" en las áreas donde conviven serbios y albaneses, indica el informe.
Casi 50.000 soldados de KFOR fueron desplegados desde el 26 de octubre, señala el documento. (FIN/IPS/tra-en/jw/mk/mlm/ip/99
