PAKISTAN: Ofensiva del régimen para conseguir financiación

El régimen militar de Pakistán lanzó una ofensiva para recuperar créditos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y asegurar a los inversores extranjeros que su país, pobre pero con capacidad nuclear, sigue siendo una opción viable.

Shaukat Aziz, banquero neoyorquino que el lunes asumirá como ministro de Finanzas del régimen militar paquistaní, se reunirá este viernes en Nueva York con el director del Departamento para Medio Oriente del FMI, Paul Chabrier, y otros funcionarios, antes de viajar a Islamabad.

En juego está la próxima partida de 280 millones de dólares de un préstamo de 1.560 millones de dólares que el FMI autorizó para Pakistán hace dos años, pero que desde entonces estuvo prácticamente congelado.

Pakistán también procura reprogramar su deuda, recibir 1.300 millones de dólares adicionales del Banco Mundial y recaudar más dinero en los mercados internacionales para mantener la economía a flote y en un rumbo aceptable para los donantes, acreedores e inversores.

Las reservas de divisas se limitan a 1.400 millones de dólares, lo que basta para cubrir las importaciones durante seis semanas, o más si el país impone rigurosas e impopulares medidas de austeridad.

"Todo sigue en el aire. Es muy difícil saber cuándo se reanudará la financiación", dijo un funcionario del FMI.

Las diferencias con Pakistán "no son insuperables", señaló el funcionario, pero el caso de Islamabad depende de su capacidad para tranquilizar a los inversores privados y granjearse el apoyo de los gobiernos occidentales cuyos representantes dominan el directorio del FMI.

Esos gobiernos se encuentran ante una encrucijada porque, aunque apoyan la intención del gobernante de facto general Pervez Musharraf de dirigir la economía con austeridad, lo critican por no fijar una fecha para el retorno de la democracia.

Representantes del gobierno de Estados Unidos, que había declarado que el golpe de Estado paquistaní del día 12 impedía la normalidad de las relaciones, ahora destacan la necesidad de alejar a la república islámica del radicalismo religioso y la tentación nuclear.

La próxima semana, un equipo del Banco Mundial se reunirá con funcionarios y ejecutivos paquistaníes para buscarle el fin a una prolongada disputa sobre las tarifas de compañías de energía privadas que socavó la confianza de los inversores extranjeros.

El equipo se dirigirá a Islamabad mientras otro funcionario del Banco Mundial, el director del Departamento para Asia Central Ishrat Husain, se prepara para remplazar a Muhammad Yaqub al frente del Banco Central de Pakistán.

Yaqub y Aziz también integrarán el Consejo de Seguridad Nacional, un organismo instituido por Musharraf.

Su designación es considerada en Estados Unidos como señal del compromiso del régimen militar para reconstruir las relaciones con la comunidad financiera internacional.

Aziz y Husain siguen el ejemplo de otros economistas y financistas paquistaníes residentes en países occidentales que cumplieron funciones en regímenes militares y gabinetes interinos.

Entre ellos están Shahid Javed Burki, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina, Moeen Qureishi, ex funcionario del Banco que dirige la Corporación de Mercados Emergentes, y Mahbub ul Haq, cuya carrera pasó del Banco Mundial y el gabinete del dictador general Zia ul Haq a la Organización de Naciones Unidas.

El período de Yaqub como presidente del Banco Central dura hasta comienzos del próximo año, pero el gobierno espera que se retire del cargo antes para concentrarse en la dirección de la política económica del país de 140 millones de habitantes.

Eso dejaría a Husain al frente de las gestiones del régimen para recuperar parte de los 4.000 millones de dólares en préstamos bancarios incobrables y de obligar a pagar a los deudores domésticos antes del 15 de noviembre.

Más de la mitad de esos préstamos incobrables fueron malversados por la elite comercial de Pakistán, donde 322 familias y grupos empresariales deben 2.700 millones de dólares en créditos sin garantías, según Yaqub.

El derrocado primer ministro Nawaz Sharif es acusado por funcionarios de gobierno de corrupción. El líder no ha sido visto desde que fue detenido el día 12.

Las prioridades del gobierno son recuperar esos préstamos y aplastar la corrupción y Aziz, un ejecutivo del banco Citicorp, dijo que el régimen tomará rápidamente las medidas necesarias para reavivar el programa con el FMI.

A la vez, Pakistán está bajo presión para pagar su deuda externa.

El país es moroso de préstamos comerciales que ascienden a 877 millones de dólares y de créditos bilaterales de gobiernos occidentales por 3.300 millones, habiendo acordado, pero no firmado, la refinanciación con sus acreedores antes del golpe de Estado.

Una emisión de bonos del Estado será pagadera en diciembre y Aziz declaró que apoya la opinión del régimen de que todos las obligaciones de deuda deben ser respetadas, pero también pretende ver cómo se puede "mejorar el perfil de la deuda" del país, quizá a través de más refinanciación.

El gobierno también debe acordar objetivos macroeconómicos y detalles técnicos con el FMI para que este apruebe su gestión económica en su revisión trimestral. (FIN/IPS/tra-en/aa/aq/ip-if/99

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