El comandante de las fuerzas armadas de Indonesia declaró hoy que recomendará el pronto ingreso en Timor Oriental de fuerzas extranjeras de mantenimiento de la paz, lo cual indica un drástico cambio de actitud dirigido, al parecer, a reducir la presión internacional sobre Yakarta.
El comandante y también ministro de Defensa general Wiranto dijo este sábado a los cinco embajadores que envió el Consejo de Seguridad de la ONU a Dili, la capital timorense, que le aconsejará al presidente Bacharuddin Jusuf Habibie que el país considere permitir la presencia extranjera.
"La propuesta de un envío acelerado de la fuerza de paz internacional debe considerarse como una opción por el gobierno indonesio, y así le informaré al presidente mañana", habría dicho Wiranto a los embajadores, según un funcionario de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
La medida podría llevar a que en cuestión de días se apruebe el ingreso del contingente internacional a Timor Oriental, devastado por la violencia de milicias proindonesias opuestas a la independencia del territorio que Indonesia ocupa desde 1975.
Los asesinatos, saqueos e incendios intencionales de las milicias, con el apoyo de los militares indonesios, recrudecieron desde que el 30 de agosto, en un referéndum de autodeterminación, 78,5 por los electores timorenses optaron por la independencia.
Hasta el momento, Yakarta rechazaba tajantemente el ingreso de las fuerzas extranjeras y argumentaba que necesitaba tiempo para tomar pleno control de la situación.
Pero sus críticos señalan que la situación se tranquilizó desde que el martes se decretó la ley marcial en el territorio por la sencilla razón de que queda poco en pie que no haya sido incendiado o saqueado.
Más de 200.000 habitantes debieron abandonar sus hogares para huir de las milicias y sus aliados militares.
Los saqueos cesaron porque "no queda nada para saquear", reveló el coronel Willem Rampangilei, portavoz del Comando de Operación Restauración de la Seguridad, encargado de imponer el orden bajo la ley marcial.
Wiranto acompañó a los embajadores de la ONU en su viaje a Dili. "Creo que incluso él quedó espantado por lo que vio", destacó el embajador británico Jeremy Greenstock.
Wiranto también se reunió con dirigentes proindonesios en el aeropuerto de Dili este sábado y les pidió que pongan fin a la violencia.
"Este pedido no se dirige sólo a los integracionistas (proindonesios), sino a los antiintegracionistas también. Suplico a todas las partes que ejerzan el autocontrol y que no provoquen actos violentos que puedan arruinar al pueblo de Timor Oriental", dijo Wiranto según la agencia de noticias Antara.
El cambio de actitud indonesio ocurrió después de varios días de presión internacional. Varios países, entre ellos Estados Unidos, rompieron sus relaciones militares con Yakarta, y organismos financieros multilaterales advirtieron que el gobierno no recibiría más préstamos.
"Es su política interna así que sólo podemos respetar la decisión. ¿Piensa que hay algo que podamos hacer al respecto?", señaló el portavoz militar comandante general Sudrajat con respecto a la decisión de varios países de cortar sus relaciones militares con Yakarta.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, suspendió las ventas militares a Indonesia este sábado, y el viernes calificó de "sencillamente inaceptable" el caos provocado por las milicias proindonesias y sus aliados militares en Timor Oriental.
Algunos consideraron hipócrita la medida de Washington, que permitió que Indonesia ocupara Timor Oriental en 1975. Pero otros lo vieron como la "presión más seria" que se ejerce sobre Yakarta.
Australia, que elevó a 4.500 la cantidad de soldados que está dispuesta a enviar a la fuerza internacional, suspendió sus ejercicios militares con Indonesia. Nueva Zelanda también cortó sus relaciones militares con el país.
La misión de la ONU, dirigida por el embajador de Namibia Martín Andjaba, pudo presenciar la destrucción causada en Timor Oriental.
Vecindarios enteros fueron arrasados por el fuego y no se veían independentistas en Dili mientras la delegación y un grupo de periodistas se trasladaba por la ciudad este sábado.
Gran parte de la ciudad está ennegrecida y destruida por los incendios. En algunas zonas, calles enteras fueron quemadas.
En otras, casas y comercios fueron destruidos de manera más selectiva. Muchos de los edificios que quedaron intactos ostentaban la bandera indonesia.
Numerosos soldados patrullaban las calles y algunas milicias portaban armas automáticas.
Cientos de refugiados se encuentran en campamentos improvisados en la capital, incluso uno en la jefatura de policía y en el museo de Dili, que se utilizó como centro del escrutinio de los votos del referéndum.
Pero todos los refugiados entrevistados por la prensa este sábado aseguraron ser antiindependentistas.
"Todos estamos a favor de la integración con Indonesia. No hay independentistas aquí. Gracias a dios, no sabemos donde están", dijo Hermanus Mahury, un refugiado en el campamento junto a la jefatura.
Pero funcionarios de la ONU dijeron que la mayoría independentista tiene temor de manifestarse.
"Es difícil saber si la gente que queda en Dili es verdaderamente antiindependentista. Muchos cuelgan banderas indonesias como forma de protección", explicó Ian Martin, al frente de Unamet, la misión de la ONU en Timor Oriental.
Los refugiados también se concentran en la zona portuaria, que los embajadores visitaron para evaluar el daño a un depósito de la ONU saqueado por las milicias esta semana.
"Nuestra visita también es una expresión de solidaridad con los muchos desplazados en el centro de la ONU y con el valiente personal de Unamet que hace todo lo posible para ayudarlos", declararon los enviados del foro mundial.
El equipo de la ONU informará al secretario general Kofi Annan sobre su visita y el funcionario deberá decidir si las condiciones están dadas para mantener abiertas las instalaciones del foro mundial en Dili.
Wiranto dijo a los embajadores que el problema que enfrentan los soldados indonesios es que no pueden disparar contra sus compatriotas, relató un funcionario de la ONU presente en el encuentro.
El comandante general Kiki Syahnakai, jefe de la operación de restauración de la seguridad, dijo que en Dili fueron detenidos 25 miembros de las milicias, y calculó que otros 1.000 están prófugos.
"Estoy dispuesto a hacer todo lo que pueda para proteger al personal de Unamet", aseguró el general. (FIN/IPS/tra-en/hd/ky/js/aq/ip/99