El canciller de Namibia, Theo-Ben Gurirab, preside desde hoy la Asamblea General de la ONU, órgano al que asistió por primera vez en los años 80 como representante del grupo que entonces luchaba por la liberación de su país.
"Mi designación es un tributo, no a mi persona sino a Africa y a mi país", dijo Gurirab. La sesión de este martes fue uno de los momentos culminantes en la lucha contra el colonialismo, sostuvo el diplomático namibio.
"La mayor parte del siglo XX en Africa estuvo dedicada a acabar con el colonialismo y alcanzar la liberación y la independencia", agregó el ex portavoz de la Organización Popular del Africa Sudoccidental (SWAPO).
La descolonización de Africa comenzó en Libia en 1951 y fue asumida como una urgencia por la ciudadanía del continente tras la independencia de Ghana, en 1957.
"Treinta y tres años más tarde, en 1990, Namibia, la última colonia africana, logró la libertad con la ayuda de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) después de una prolongada y dura lucha", recordó Gurirab.
El funcionario namibio dijo que la nueva sesión de la Asamblea General, la última del siglo XX, lo encuentra "ansioso" ante la proximidad del comienzo de un nuevo milenio.
"No dejaré de reclamar una honesta y sincera disculpa por parte de los hijos de los invasores y traficantes de esclavos africanos a sus víctimas y a los hijos de sus víctimas, muchas de los cuales fueron abandonados en la diáspora y en el olvido", dijo.
Los "horrores de la esclavitud y la destrucción" que se cernieron sobre Africa y sus pueblos no deberían ser olvidados, aun en estos tiempos de reconciliación y cicatrización de heridas, agregó el diplomático.
Gurirab insistió en que la reconciliación no sería completa hasta que las reliquias sagradas, ídolos, obras de arte y otros objetos invaluables creados en Africa y saqueados por los invasores sean devueltos a sus legítimos dueños.
"Hoy, esos tesoros africanos robados adornan museos públicos, bibliotecas, galerías de arte y residencias privadas en tierras extranjeras", se lamentó.
Estos objetos deben retornar a su lugar de origen para calmar el dolor y el enojo que persiste en el corazón de sucesivas generaciones de africanos, agregó. "Este es el tiempo para lograr mejores relaciones humanas y para rectificar los espantosos legados del pasado", sostuvo Gurirab.
En la sesión de apertura, la Asamblea General admitió por aclamación el ingreso a la ONU de tres nuevos miembros, todos ellos estados isleños del Pacífico Sur. Se trata de Nauru, Tongo y Kiribati. Con ellos, el foro mundial pasa a tener 188 integrantes.
El único voto negativo correspondió a China, que se declaró "incapaz de unirse al consenso de la Asamblea General para admitir a Nauru".
Fuentes diplomáticas explicaron que la objeción de China se relaciona con los estrechos vínculos de Nauru con Taiwan, isla a la que Beijing considera una provincia renegada.
De todos modos, China no hizo uso del derecho a veto del que dispone en el Consejo de Seguridad cuando ese órgano trató el ingreso de Nauru el mes pasado.
En la sesión de este martes, Gurirab afirmó que el desarrollo de mercados financieros mundiales, posibilitado por las nuevas tecnologías de la información, contribuyó a la formidable concentración de poder de las corporaciones transnacionales.
"Los corredores de divisas no deberían tener la oportunidad de tratar sin miramientos a países en desarrollo e industrializados", afirmó.
"La globalización debería dar poder a los pueblos, en especial a los jóvenes, que son los futuros líderes, y no empobrecer o marginar a los más pobres", agregó el canciller namibio.
Las guerras que destruyen tanto vidas como avances políticos, económicos y sociales de la humanidad en muchas regiones del mundo deberían ser tratadas con decisión por el Consejo de Seguridad y por la Asamblea General, sostuvo Gurirab.
Estos órganos de la ONU deberían identificar áreas de conflictos potenciales y fortalecer mecanismos regionales de resolución de conflictos para impedir guerras y sufrimientos, dijo. (FIN/IPS/tk/mk/mj/ip/99