La recuperación de la economía en Asia empujó al alza los precios de materias primas como el cobre, el petróleo y el acero, pero los granos y oleaginosas vienen retrasados, pese a la mayor demanda y a la sequía en Estados Unidos.
Esa es una de las conclusiones en la que coinciden diversos analistas internacionales que siguen las tendencias de estos productos claves en las exportaciones de países en desarrollo.
De acuerdo con un informe del Banco Asiático de Desarrollo difundido este martes, las economías de Asia —que habían estimulado fuertemente el crecimiento de las exportaciones de América Latina— se recuperaron este año "más de lo esperado" tras la crisis que comenzó en 1997.
Corea del Sur, Filipinas, India, Indonesia, Malasia, Singapur, Tailandia y Taiwán crecieron más de lo que había previsto la entidad, y también hubo una recuperación de China, muy alentadora para las economías proveedoras de materias primas.
Sin embargo, los principales beneficiados por esta mejoría tan ansiada son, por el momento, los productores de petróleo, acero, aluminio y cobre, mientras que los proveedores de granos y oleaginosas siguen presos de una intensa volatilidad en los mercados.
El maíz, la soja, el trigo, así como los aceites y las harinas, mostraron con sus cotizaciones de septiembre una tendencia que resulta casi un consuelo. Después de dos años de caídas —cerca de 40 por ciento promedio—, granos y oleaginosas parecen haber rebotado contra el suelo.
Pero el impulso al alza todavía es leve, a pesar de que la mayor demanda de Asia viene acompañada de una crisis en los cultivos de soja y maíz de Estados Unidos —primer productor mundial—, afectado por una persistente sequía.
Según la Fundación Mediterránea de Argentina, la recuperación de los precios de las materias primas en promedio fue de entre dos y cuatro por ciento respecto de un mes atrás, pero marca una tendencia sostenida hacia el alza.
El Commodity Research Bureau coincide con esta evaluación. La entidad estadounidense, que lleva un índice de precios, informó este mes que, tras un promedio de alza sin precedentes a mediados de 1996, los precios cayeron con fuerza con la crisis asiática hasta mediados de este año, cuando comenzó un leve repunte.
Sin embargo, los principales responsables de la subida son el crudo y los metales. El petróleo, que había llegado al precio más bajo en 30 años (11 dólares el barril) por la crisis asiática, está costando 22 dólares desde que los países productores redujeron la oferta.
Los analistas atribuyen la mejoría a una mayor demanda en Asia, sobre todo de Japón, un hecho que se suma al acuerdo alcanzado por los países exportadores para reducir la producción. El aumento de la demanda del petróleo motorizó a su vez la de acero y aluminio.
De 380 dólares la tonelada antes de la crisis asiática, el acero cayó hasta 239, su nivel más bajo, a principios de este año. El aluminio pasó de 140 a 77 dólares.
Con la mayor demanda de Asia —que requiere de los tubos de acero para transportar el crudo— los precios se recuperaron entre 30 y 46 por ciento en lo que va del año.
Por último, con la crisis asiática de 1997 había caído la demanda del cobre, principal producto de exportación en Chile. El precio cayó afectando el desarrollo de toda la economía de ese país sudamericano. El piso llegó a 63 dólares la tonelada y desde allí comenzó a subir.
En el caso de la soja, de la que Argentina y Brasil están, junto a Estados Unidos, entre los principales productores, la cotización de más de 400 dólares la tonelada de hace tres años se presenta ahora como un sueño utópico que casi nadie pretendería.
Las caídas en los valores llegaron este año a 130 dólares la tonelada, y sólo entonces comenzó la recuperación. Hoy las cotizaciones rondan los 170 dólares, impulsadas no sólo por el aumento de la demanda de Asia sino por la sequía en la zona sojera estadounidense.
Justamente, los fenómenos climáticos que están incidiendo en los precios actuales hacen temer a los analistas agrocpecuarios que el alza de hoy podría ser una caída mañana, por lo que prefieren ser muy cautelosos a la hora de celebrar.
"El mal trago pasó y ya cambió el escenario tétrico de julio", dijo el analista agropecuario Ricardo Baccarín, de la consultora argentina Panagrícola. Pero advirtió que tampoco es un cambio como para festejar, menos en el contexto que vive el campo en su país.
En la economía argentina, las presiones impositivas y la falta de acceso al crédito suman trabas internas a las complejidades de un escenario internacional signado por la caída de precios y la persistencia de los subsidios agrícolas en Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.
En este sentido, sólo resta esperar que la recuperación sea mayor como para que los productores se animen a aumentar sus zonas sembradas sin temor a una nueva crisis de sobreoferta que parece siempre cercana. (FIN/IPS/mv/mj/if dv/99