Funcionarios, empresarios y economistas de Argentina y Brasil expresan escepticismo respecto del Mercosur, que no ha superado su crisis institucional y parece más dependiente de decisiones personales que de tratados y de mecanismos de concertación.
El comercio entre los cuatro países socios se debilita, y los riesgos en el Mercosur (Mercado Común del Sur) no se han agotado, pese a declaraciones oficiales de buena voluntad política y a la repetida confirmación de la vigencia de los acuerdos firmados.
Brasil, el principal miembro del bloque conformado también por Argentina, Paraguay y Uruguay, vuelve a sufrir presiones cambiarias, y economistas y funcionarios argentinos temen una nueva depreciación para este año.
El Mercosur, un mercado de 200 millones de consumidores, logró desde su creación en 1991 aumentar el intercambio de bienes y servicios hacia fuera y dentro. Pero la recesión que se propagó a partir de la devaluación del real, en enero, lo ha llevado al momento más crítico de su historia.
El economista argentino Guillermo Calvo, que pronosticó la crisis mexicana de 1995, advirtió que una nueva depreciación en Brasil es posible y que sería "el fin" del Mercosur. "Esta combinación de cambio fijo en Argentina y flotante en Brasil no nos conviene", señaló.
Del mismo modo opinó la economista Beatriz Nofal. "Así como está, el Mercosur no sirve", dijo, y recomendó crear instituciones que ayuden a superar distorsiones, divergencias y conflictos.
El dirigente opositor Rodolfo Terragno señaló que "la devaluación de Brasil debe ser compensada", y el economista Adalberto Rodriguez sostuvo que Argentina "actuó con una serie de improvisaciones lamentables".
Rodríguez, que podría ser ministro de Economía de Argentina si la Alianza de oposición ganara las elecciones de octubre, recordó que Brasil espera esos comicios para volver a negociar. Mientras, el Mercosur "no existe, está entre paréntesis", indicó.
El secretario de Industria de Argentina, Alieto Guadagni, admitió este viernes que el Mercosur "tiene problemas muy serios", que se amplifican por la falta de leyes e instituciones que señalen el camino a seguir ante la adversidad.
"El Mercosur está agónico, porque no tenemos instituciones que indiquen que hay que hacer, por ejemplo, si el tipo de cambio se dispara en un país y se genera una distorsión", sostuvo Guadagni, aludiendo a la devaluación brasileña de enero.
La depreciación del real restó competitividad a las exportaciones de Argentina, que también se vió inundada de productos brasileños de mejor precio, como los textiles y calzados. "No somos proteccionistas, queremos una competencia sana", aseguró Guadagni.
El presidente de la Unión Industrial Argentina, Osvaldo Rial, comentó que los empresarios van a querer "suicidarse" si Brasil vuelve a devaluar.
Para Guadagni, la falta de instituciones desgasta a presidentes y ministros, que deben sacar adelante reuniones previstas e imprevistas en las que se depositan enormes expectativas, luego frustradas por la falta de acuerdo. Si hubiera normas, este desgaste se evitaría.
Los funcionarios dicen que la crisis institucional del Mercosur comenzará a ceder cuando desaparezca de los medios periodísticos y ellos puedan volver a reunirse sin presiones. Así se expresó el vicecanciller brasileño Luiz Seixas Correas, de visita en Buenos Aires.
Pero también en Brasil hay declaraciones altisonantes que crispan los nervios de los argentinos. El canciller Luiz Felipe Lampreia insistió esta semana en que los industriales argentinos debieron haber mejorado su competitividad para no ser afectados por la devaluación del real.
La última crisis estalló a fines de julio, cuando el gobierno argentino decidió unilateralmente imponer cláusulas de salvaguardia a algunas importaciones, procedentes incluso del Mercosur, en contra del espíritu de libre comercio que debería imperar en el bloque.
Brasil rechazó la medida y Argentina aceptó excluir el Mercosur de ese anillo de restricciones, pero mantiene su reclamo de compensación por la depreciación del real, sobre todo porque el análisis oficial sostiene que el socio mayor podría seguir devaluando su moneda este año.
Para el ministro de Economía argentino Roque Fernández, Brasil debería mejorar su solvencia fiscal. Pero el déficit persiste y los estados brasileños mantienen un alto endeudamiento de corto plazo, una combinación de factores parecida a la que derivó en la devaluación de enero. (FIN/IPS/mv/ff/if ip/99