/BOLETIN-AMBIENTE/ ASIA ORIENTAL: La naturaleza se venga del hombre

Las aguas que inundaron ciudades y campos de Asia oriental se retirarán pronto, pero no sin exponer el daño ambiental y la codicia humana como responsables de la catástrofe.

La región no es extraña a las lluvias monzónicas en esta época del año ni a las inundaciones, con las que la población ya aprendió a convivir, pero las torrenciales precipitaciones de este año causaron mucho más daños humanos y materiales de lo habitual.

Por lo menos cientos de personas murieron hasta ahora en toda la región, incluidas más de 300 en China debido al desborde del río Yangtzé. La Cruz Roja informó que 66 millones de personas resultaron afectadas y 1,8 millones quedaron sin hogar.

En Tailandia, los residentes de la provincia de Chanthaburi, al sureste de Bangkok, sostienen que las últimas inundaciones fueron las peores en tres décadas.

En Filipinas, murieron más de 50 esta semana, gran parte debido a los deslizamientos de tierra del martes, que enterraron una serie de viviendas construidas sobre una ladera que antes era un bosque.

La capital, Manila, recibió en dos días toda la lluvia que se preveía para el mes entero de agosto.

En Seúl, más de 60 personas habían sido dadas por muertas o desaparecidas hasta este jueves por la mañana como consecuencia del tifón Olga, que pasó esta semana por la capital de Corea del Sur.

Estos desastres ponen de relieve el costo del daño ambiental causado por el hombre, que varía desde la desforestación hasta el desarrollo industrial de ecosistemas sensibles y genera graves riesgos para la vida humana.

A esto se agregan fenómenos climáticos como La Niña, una corriente oceánica de agua fría, y la limitación de los recursos de los países asiáticos para hacer frente a los desastres.

China es quizá el más claro ejemplo de cómo los errores ambientales del pasado acechan al presente. Los chinos hacen frente por segundo año consecutivo a niveles de inundación récord junto al río Yangtzé.

El agravamiento de las inundaciones es consecuencia de la rápida industrialización de China en las últimas décadas, incluso en el área del Yangtzé, de donde surge 40 por ciento de la producción industrial y 35 por ciento de la producción agrícola del país.

Las inundaciones del año pasado impulsaron a las autoridades chinas a revertir una política de casi 50 años de antigüedad de tomar tierras de los bosques y lagos del área del Yangtzé. El gobierno prohibió la tala de árboles en algunas provincias y lanzó una campaña de plantación.

Este año, los medios de prensa china destacaron dos problemas igualmente importantes en los proyectos de prevención de inundaciones: la corrupción y las construcciones de mala calidad.

Los medios sostienen que gran cantidad de fondos para levantar diques a lo largo de la llanura junto al Yangtzé fueron robados.

La televisión estatal informó que un subcontratista de un proyecto para reparar un sistema de diques en la provincia de Wuhan desapareció con 35 por ciento de los fondos sin haber siquiera iniciado las obras.

"No hay lugar para el optimismo" en la temporada de lluvias de este año, advirtió el primer ministro Zhu Rongji.

Mientras, en Filipinas, abundan las acusaciones tras los deslizamientos de tierra del martes, que causaron el colapso de más de 50 viviendas en la ciudad de Antipolo, al norte de Manila. Al menos 14 personas murieron y 50 más están enterradas bajo toneladas de lodo y escombros en el barrio Cherry Hill.

El presidente Joseph Estrada sugirió su intención de prohibir la explotación de bosques y canteras en la provincia de Rizal, donde está la ciudad de Antipolo.

"Estas actividades se han prolongado mucho tiempo. Quizá sea hora de prohibirlas", manifestó el mandatario.

Hace mucho que los residentes del área se quejan de la explotación de canteras, cuyas explosiones aflojan el suelo y cuyos desechos obstruyen los desagües y encenagan los ríos.

"No decimos que esas actividades contribuyeron a las inundaciones, sino que fueron la causa misma de ellas", declaró Víctor Alvarez, del grupo ambientalista Save the Nature, de la localidad de Montalbán.

Pero un estudio del Departamento Ambiente advirtió que la rápida urbanización de Antipolo, que era antes una zona forestada, es la principal causa de los deslizamientos e inundaciones en esa área elevada.

La desforestación también fue uno de los factores en el agravamiento de las inundaciones en Manila.

El alcalde Angelino Gatlabayan explicó el miércoles que el bosque tropical de Antipolo impedía que el agua de lluvia llegara en torrentes a la ciudad y a zonas más bajas de la metrópolis.

Mientras se aguardan los resultados de una investigación, el Departamento de Ambiente ordenó la devolución de todos los permisos otorgados a empresas urbanizadoras en Antipolo.

Entre tanto, las excesivas lluvias no darán respiro a Asia oriental en los próximos meses, luego de más de un año de sequía causada por el fenómeno de El Niño, predijeron los meteorólogos.

El tiempo será más lluvioso de lo normal y los efectos de La Niña se sentirán hasta fin de año, agregaron. (FIN/IPS/tra-en/js/mlm/en/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe