IPS: ¿Qué papel cumplen las Fuerzas Militares en el conflicto?
RAMIREZ OCAMPO: Las Fuerzas Militares colombianas, a diferencia de las de la generalidad de los países latinoamericanos, han estado sometidas al orden constitucional y han sido respetuosas de las decisiones civiles.
En toda nuestra historia constitucional, desde la independencia, sólo hemos tenido dos golpes de Estado, uno en 1853, que duró un año, y otro en 1953, que dio origen a una dictadura de cuatro años.
IPS: Usted tuvo presencia activa en el proceso de paz de América Central. ¿Qué diferencias encuentra entre las guerras de Centroamérica y el caso colombiano?
RAMIREZ OCAMPO: La primera diferencia es que el conflicto colombiano es el más grave y el más difícil de solucionar. En Centroamérica, la guerrilla fue siempre muy dependiente del apoyo internacional, vivió mucho tiempo del respaldo de la Unión Soviética, que se expresaba primero por la vía de Cuba y luego por Nicaragua.
La guerrilla colombiana, si bien en su momento tuvo algún apoyo internacional, no es dependiente de económicamente del exterior y entonces, tampoco lo ha sido ideológicamente.
El colapso de la Unión Soviética, la caida del muro de Berlín, el debilitamiento de Cuba y la caida del régimen sandinista (de Nicaragua), pasaron por encima del conflicto colombiano sin tocarlo ni signarlo como ocurrió en América Central, cuya guerrilla se vio en la obligación de negociar la paz.
Las condiciones geopolíticas también son diferentes. Los espacios en los que se ejercía la guerra en América Central eran muy limitados.
El Salvador, con 20.000 kilómetros cuadrados de superficie y cinco millones de habitantes, Guatemala con 100.000 kilómetros cuadrados y Nicaragua con sólo un poco más, presentaban espacios reducidos.
Existía también un apoyo y una influencia estadounidense muy grande (a los ejércitos centromericanos), que tampoco se vive en Colombia con tanta intensidad.
La ayuda militar estadounidense al ejército en el curso de los 12 años de la guerra en El Salvador fue de 5.000 millones de dólares, que representaban cerca de un millón de dólares diarios para unas fuerzas regulares de 62.000 hombres en un país muy pequeño, y lo mismo acontecía con Guatemala.
En Colombia, la policía recibe apoyo considerable (de Estados Unidos) para el combate contra el narcotráfico, pero no así el Ejército, entre otras razones por el tema de los derechos humanos.
La situación también es distinta si tenemos en cuenta que estamos en un país de 1,2 millones de kilómetros cuadrados, con tres cordilleras, más de la mitad del territorio por descubrir y una selva amazónica muy grande, en la que cualquier guerrilla puede ser difícil de combatir.
IPS: ¿La guerrilla colombiana sostiene aún principios ideológicos?
RAMIREZ OCAMPO: Sí. El gobierno, para empezar el diálogo con las FARC, tuvo que reconocerles estatuto político. La guerrilla se inspira en razones políticas y su propósito es conquistar el poder por medio de las armas para hacer transformaciones de índole política, económica y social.
Y, pese a que se ha "narcotizado" y que la guerra se ha degradado, hay que aceptar que la guerrilla tiene un propósito político.
IPS: ¿La negociación política puede poner fin a la violencia en Colombia?
RAMIREZ OCAMPO: No se puede atribuir toda la violencia a la guerrilla. Al conflicto armado se deben únicamente entre seis y ocho por ciento de los 25.000 o 28.000 homicidios que se cuentan por año.
Esto hace difícil pensar que la firma de la paz pondrá fin a la violencia, pero contribuiría enormemente a disminuirla, porque el Estado, que ha tenido que ocupar su total atención en la guerra, podría dedicar entonces sus energias a enfrentar la violencia cotidiana.
IPS: Además de los beneficios generales que puede traer la paz, ¿qué ganarían las FARC y el ELN con un acuerdo político?
RAMIREZ OCAMPO: Ese ha sido un tema importante de discusión, porque hay quienes afirman que estos grupos, por su poderío económico, no tienen incentivos para hacer la paz.
Yo creo que la guerrilla, por tener motivaciones políticas, precisamente lo que le interesa es tener influencia en la toma de decisiones del Estado.
Los rebeldes son conscientes de que por las armas no van a llegar nunca al poder. La vía democrática, con partidos políticos muy desprestigiados como los de Colombia, seguramente es para ellos una más corta y más adecuada que las armas para lograr su objetivo.
IPS: ¿Puden ser viables en el contexto actual de globalización las propuestas de reformas sociales y económicas de la guerrilla?
RAMIREZ OCAMPO: En la Comisión de Conciliación Nacional hicimos una publicación con los puntos de vista de todos los actores del conflicto, en la que se observa que la plataforma que ellos presentan es posible.
Las FARC proponen reformas en materia agraria que son viables. El ELN hace énfasis en poner límites a las transnacionales y en la explotación del petróleo (cuya nacionalización reclama). Son propuestas de un matiz socialdemócrata, aunque hay quienes opinan que ellos tienen una agenda oculta.
Yo he discutido directamente con las FARC y con el ELN sobre sus iniciativas y ellos plantean que sus reivindicaciones son económicas, sociales y de participación democrática. (SIGUE/3-E