La alianza que mantuvieron Rusia y Vietnam durante la Guerra Fría puede haber terminado, pero ambos países siguen deseosos de incrementar su ya importante comercio militar.
El interés de ambas partes fue subrayado durante la visita a Moscú, entre el jueves y el domingo, del ministro de Defensa de Vietnam, general Pham Van Tra, quien se entrevistó con el viceprimer ministro ruso, Ilya Klebanov.
Vietnam está plenamente integrado a la comunidad económica del sudeste asiático, pero Hanoi sigue interesado en equipar a sus fuerzas armadas con los productos rusos, que les dieron resultados ampliamente satisfactorios durante la guerra contra Estados Unidos.
A su vez, Moscú enfrenta serias dificultades económicas y trata de aumentar los ingresos del Estado por todos los medios posibles, incluyendo la exportación de armas.
"Vietnam y el conjunto del sudeste asiático son un área de interés estratégico para Rusia por muchos motivos, entre los cuales se incluye la demanda de armamentos rusos", dijo Klebanov a Tra.
Tra afirmó por su parte que Vietnam no sólo desea adquirir armas rusas, sino también enviar a sus funcionarios militares e ingenieros a Rusia para que reciban instrucción.
Hanoi solicito además a Moscú que establezca nuevos de centros de reparación y mantenimiento de armas rusas en Vietnam, y que mejore los que ya existen.
Moscú propuso brindar asistencia técnica para actualizar la infraestructura militar vietnamita, y en especial los aeródromos y puestos de mando. También sugirió que Vietnam aumentara sus compras de aviones de combate Sukhoi-27, y que adquiriera el modelo Mig-29 y aviones Mig de entrenamiento.
Klebanov aceptó en principio el pedido de Tra de que se redujera el precio cobrado para entrenar oficiales vietnamitas en las academias militares rusas. "Si queremos venderles nuestras armas, tenemos que instruir a sus militares", indicó.
El ministro de Defensa de Vietnam también se reunió con su par ruso, Igor Sergeyev, y con directivos de las empresas Rosvooruzheniye y Promexport, que son las mayores exportadoras de armamentos de Rusia.
Tra visitó además una base de lanzamiento de misiles aéreos defensivos cercana a Moscú, donde examinó el famoso sistema de defensa aéreo ruso S-300.
El ministro de defensa vietnamita se trasladó el domingo a Minsk, donde se presume que discutió la posibilidad de comprar armamentos a la ex república soviética de Belarús, para evitar una excesiva dependencia de los exportadores rusos.
Los altos funcionarios militares de Rusia y Vietnam mantienen "intercambios regulares" de cooperación técnica militar, declaró en una entrevista Vyacheslav Sedov, experto en asuntos vietnamitas del Ministerio de Defensa ruso.
Entre mediados de los años 50 y 1990, cuando los vínculos ideológicos entre Hanoi y Moscú estuvieron en su apogeo, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) colmó a su aliado del sudeste asiático de préstamos en condiciones muy favorables y envíos de armas.
En ese entonces Moscú proveyó a las fuerzas armadas vietnamitas de la mayor parte de su equipo militar, porque consideraba a Vietnam una importante avanzada del llamado "campo socialista" en el sudeste de Asia.
Tras el colapso de la URSS, la ayuda militar a Vietnam se transformó en ventas de armamento, porque el poderoso ejército vietnamita, de 500.000 integrantes, siguió necesitando repuestos y otros productos rusos.
Se estima que las ventas de armamentos rusos a Vietnam representan aproximadamente un tercio del comercio entre ambos países, con un valor superior a 100 millones de dólares.
Hay varios cientos de integrantes de la armada rusa en las instalaciones de la bahía de Cam Ranh, 400 kilómetros al norte de Ciudad Ho Chi Minh (ex Saigón), que fueron construidas por Estados Unidos, y tras la guerra de Vietnam se convirtieron en una base estratégica de la flota del Pacífico de la URSS.
La concesión por 25 años de la base de Can Rahn a la URSS fue heredada por Rusia y expira en el año 2004. Moscú desea renovarla, pese a sus problemas financieros.
El esfuerzo ruso para vender más aviones militares a Hanoi ha enfrentado algunos inconvenientes. Tres Sukhoi-27 se estrellaron en Vietnam en diciembre de 1995, cerca de Cam Rahn, cuando volvían de una exhibición en Malasia, y esto dañó la reputación de la mejor aeronave de combate producida por Rusia.
El accidente, que causó la muerte de cuatro pilotos de elite rusos, se debió a instrucciones erróneas de aterrizaje desde la base, a raíz de las cuales los aviones chocaron con una montaña.
Los expertos militares de Cam Rahn habían advertido que el campo de aterrizaje de la base no era adecuado para los Sukhoi, pero no fueron escuchados porque los organizadores de la exhibición querían evitar el uso de aeropuertos comerciales, para ahorrar dinero.
De todos modos, en los últimos cuatro años Vietnam compró 12 Sukhoi-27, a un precio estimado de 330 millones de dólares. Moscú vende estos aviones, cuya capacidad de vuelo sin reponer combustible es de 3.680 kilómetros, tanto a Vietnam como a China.
Hanoi también mostró interés en adquirir el moderno submarino ruso Varshvyanka, que emplea combustible diesel, es extraordinariamente silencioso, alcanza una velocidad de más de 30 nudos y cuesta 800 millones de dólares.
Según fuentes del Ministerio de Defensa ruso, China ya ha recibido varios de estos submarinos, producidos en los astilleros Rubin, de la ciudad noroccidental de San Petersburgo.
En los últimos años, Vietnam también compró a Rusia dos naves armadas con misiles, cuatro estaciones de radar, y modernos misiles antinavales supersónicos Mosquito, que pueden volar a altitudes extremadamente bajas (menores de diez metros) y alcanzar blancos a 120 kilómetros de distancia.
Estos misiles fueron un importante refuerzo a la capacidad de combate de la Armada de Vietnam, que mantiene una disputa con China por la soberanía sobre las islas Spratly o Nansha, en el Mar de China del Sur.
La fábrica Progreso, que produce los Mosquito, los vende también a China.
La política de vender armas a potenciales adversarios ha causado controversias, pero los expertos rusos no piensan que pueda causar problemas de importancia.
"La venta de armamentos rusos a Asia no ha alterado el equilibrio estratégico en la región", afirmó Oleg Ostroukhov, del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales, con sede en Moscú.
"De todos modos, en estos tiempos el sudeste asiático es mucho más estable que hace dos o tres décadas, y una exportación limitada de armas rusas no va a crear ningún problema allí", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/ap-ip/sb/js/mp/if ip/99