MEXICO: Científicos y ecologistas alertan sobre maíz transgénico

Entre las fuertes importaciones de maíz que realiza México se introduce al país grano modicado genéticamente, alertaron científicos y ecologistas, en tanto el gobierno procura prevenir los riesgos del uso de esos alimentos.

El gobierno prohibió el año pasado las pruebas con maíz transgénico en laboratorios e invernaderos, con el fin de evitar posibles amenazas para las especies silvestres de ese producto, base de la alimentación de la población del país.

Unas 50 especies y más de 10.000 colecciones del cereal que era ya producido por los indígenas mesoamericanos hace 6.000 años, se encuentran resguardadas por el prestigioso Centro Internacional del Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt).

La Comisión Nacional de Biodiversidad (Conabio), creada recientemente, afirma que la única manera eficaz de evitar los riesgos para la salud humana y el ambiente es mediante "un intenso esfuerzo de investigación y monitoreo de los posibles efectos" de los organismos transgénicos.

"La ausencia de evidencias sobre daños al ambiente no debe interpretarse como la inexistencia de riesgos", señaló la comisión encargada de estudiar los efectos del uso de productos a los que se les introdujeron genes ajenos a su especie.

Un grupo de científicos de Conabio y de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología advirtieron que, además de la suspensión de pruebas con maíz modificado, es indispensable reforzar el control de las importaciones provenientes de Estados Unidos.

Un estudio conjunto de ambos organismos advierte sobre la amenaza que representa la introducción de maíz modificado al campo mexicano, que alberga variedades únicas en el mundo.

En 1998, México importó cinco millones de toneladas de maíz de Estados Unidos, que lo vende sin separar el material transgénico, ante la decidida protesta de grupos ecologistas nacionales e internacionales, como Greenpeace.

El 12 por ciento de los 190 millones de hectáreas de México se considera cultivable.

El año pasado se destinaron 8,4 millones de hectáreas al cultivo de maíz. En 15 por ciento de esa superficie se utilizaron semillas mejoradas, híbridos de la misma especie cuyo reforzamiento genético se logró por la vía convencional.

Con el empleo de semillas mejoradas, se espera que los rendimientos pasen de 2,3 toneladas por hectárea a 18 toneladas, lo cual podría acarrear graves consecuencias, según el estudio de la Conabio titulado "La diversidad biológica de México".

Tras 25 años de investigación, Cimmyt desarrolló el llamado maíz de alta calidad protéica, un nuevo híbrido con casi el doble de contenido nutricional del que aporta una variedad normal.

Para el uso comercial del "super maíz" se proyecta cultivar 2,5 millones de hectáreas para el año 2001, mientras en Ghana, Brasil y China ya se han sembrado medio millón de hectáreas.

La siembra de semillas transgénicas alteraría la relación entre las variedades silvestres y comerciales del maíz, recurso genético del que existen en México cientos de variedades criollas y parientes silvestres como el Teocintle, señalan los científicos mexicanos.

Y advierten que el Teocintle, en caso de recibir genes de resistencia a herbicidas, "podría convertirse en una supermaleza difícil de controlar".

México, con una considerable biodiversidad, alberga 40.000 de las 250.000 especies que conforman la riqueza mundial de plantas superiores.

"Si se experimenta con cuidado antes de introducir plantas modificadas en el campo, sería posible resolver los grandes retos que se plantean para el próximo siglo, como generar alimentos suficientes para una población creciente", dijo a IPS Michel Chauvet, de la Universidad Autónoma Metropolitana.

La investigadora consideró indispensable que la comunidad científica y la sociedad mexicana "ponderen entre los riesgos y los beneficios de utilizar OVM, para determinar marcos normativos que regulen la utilización de éstos".

En términos nutricionales, los alimentos transgénicos son más sanos al registrar un contenido mínimo de productos químicos. Sin embargo, "no hay certeza de las secuelas a la salud humana ante el consumo indiscriminado" de los mismos, afirmó.

El desconocimiento que aún se tiene sobre "la ingeniería genética y molecular y sus consecuencias en el ambiente, bajo efectos de variables infinitas, plantea la urgencia de que los laboratorios biotecnológicos recurran a técnicas más costosas pero más seguras", añadió.

Actualmente se comercializan en México algodón y tomate transgénicos y la tercera parte de los tomates que consume la población es modificado genéticamente, según organizaciones campesinas.

Además, la empresa estadounidense Monsanto reveló que realiza pruebas con 12 OVM que podrían ser introducidos en México.

"La biotecnología puede aportar beneficios en términos de salud y forestales, pero al mismo tiempo representa una amenaza para las especies y los ecosistemas", advirtió la Conabio. (FIN/IPS/pf/ag/en/99

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