MERCOSUR: Crisis exige concesiones de empresarios brasileños

El conflicto comercial entre Argentina y Brasil, origen de la crisis más grave en los ocho años del Mercosur, exige restricciones voluntarias de los exportadores brasileños, advirtió un empresario.

La actual Unión Europea superó semejantes, surgidas en 1990 a causa de la devaluación en Gran Bretaña, mediante acuerdos de autolimitación de exportaciones, señaló Michel Abdo Alaby, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Empresas Brasileñas para la Integración al Mercosur (Adebim).

La mayoría de los empresarios brasileños apoyaron la decisión del gobierno de Fernando Henrique Cardoso, anunciada en la noche del lunes, de suspender su participación en todas las instancias del Mercosur (Mercado Común del Sur) y solicitar una urgente reunión del Grupo Mercado Común, órgano ejecutivo del bloque.

Era necesario interrumpir la escalada de medidas proteccionistas argentinas, coincideron los empresarios.

Después de imponer cuotas al ingreso de tejidos de algodón, Argentina amenaza aplicar salvaguardias a la importación de cualquier producto, de acuerdo con una resolución del Ministerio de Economía.

Pasado el impacto inicial de la reacción brasileña, la consigna generalizada es negociar, para superar esta nueva crisis, "la más grave de la historia del Mercosur", según el diario brasileño Gazeta Mercantil, dirigido al público empresarial.

No hay riesgo de "romper el bloque", porque "todos perderían, especialmente Argentina, que coloca en Brasil un tercio de sus exportaciones", puntualizó Alaby.

Es necesario entonces negociar, y los empresarios deben tener papel decisivo, agregó.

"Es hora de sentarse a la mesa, negociar y solucionar el problema", dijo también Carlos Moreira Ferreira, nuevo presidente de la Confederación Nacional de la Industria, de Brasil.

Moreira, diputado y ex presidente de la Federación de las Industrias de Sao Paulo (FIESP), desaconsejó la propuesta de recurrir ante la Organización Mundial de Comercio, por considerar que el proceso en esa instancia sería demasiado lento.

A su juicio, la negociación con Argentina debe ser encabezada por el canciller Luiz Felipe Lampreia, por su experiencia, pero también los líderes empresariales deben buscar un entendimiento con sus colegas argentinos.

El embajador brasileño en Buenos Aires, Sebastiao do Rego Barros, que estimula ese diálogo, señaló que ya los productores de carne de ave de Brasil aceptaron reducir sus exportaciones a Argentina.

La industria textil presiona el gobierno de Cardoso para llevar las restricciones argentinas a las instancias de arbitraje del Mercosur y a la Organización Mundial de Comercio. Argentina también inició una acción antidumping contra el acero brasileño.

Así mismo, empresarios argentinos reclaman perjuicios sufridos por el aumento de la importación de papel y calzado. Pero los fabricantes de calzado de Brasil no aceptan negociar la autolimitación de exportaciones.

Alaby insistió en que es necesario buscar un acuerdo, que puede comprender restrucciones temporales voluntarias, para evitar pérdidas mucho mayores.

Argentina basa sus medidas de protección en normas de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y las aplica a todos los países miembros de esa organización.

Esas normas admiten, para casos de vacío legal, la imposición de cuotas y otras restricciones a importaciones que amenazan sectores productivos.

La cancillería brasileña señaló que el Tratado de Asunción, base jurídica del Mercosur, sólo permitió la aplicación de salvaguardias al comercio entre los cuatro estados firmantes hasta el 31 de diciembre de 1994.

Mientras, el gobierno argentino entiende que los acuerdos del bloque son omisos respecto de las salvaguardias y pueden ser aplicadas las previsiones de ALADI.

El enfrentamiento entre Argentina y Brasil causa distorsiones institucionales en el Mercosur, pero no perjudica a Uruguay, que incluso "podría beneficiarse" si se impone la tesis argentina, advirtió a IPS en Montevideo el ex canciller uruguayo Sergio Abreu.

En efecto, Uruguay también podría disponer en ese caso de mecanismos para contener importaciones que amenazan a algunos sectores productivos, explicó Abreu, candidato a la vicepresidencia por el cogobernante Partido Nacional.

Pero su principal preocupación es que Uruguay aproveche su condición de presidente de turno del Mercosur para promover una discusión amplia y profunda de todos los problemas de la integración, y no sólo los motivos que invocó Brasil para pedir la reunión del Grupo Mercado Común.

Los diplomáticos y empresarios brasileños argumentan también que Argentina no tiene razones para recurrir a los mecanismos de protección, porque no ha sufrido la invasión de productos que muchos temían en enero, cuando Brasil devaluó su moneda.

En el primer semestre de este año, las exportaciones brasileñas al país vecino cayeron 40,5 por ciento, mientras redujo 42,5 por ciento sus compras.

Argentina mantuvo en el periodo un superávit global de 254 millones de dólares, frente a 560.000 millones en los seis primeros meses de 1998, según información de Adebim. (FIN/IPS/mo/ff/ip if/99

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