El presidente de Ecuador, Jamil Mahuad, se comprometió hoy ante la dirigencia indígena a congelar el precio de los combustibles y gas por un año al precio que regía antes de la última suba decretada el 1 de este mes.
Con este convenio, los nativos dejaron sin efecto las protestas que llevaban a cabo en todo el país.
Dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y representantes de distintas regiones del país se reunieron por más de nueve horas con Mahuad y varios de sus ministros en la casa de gobierno, para concluir el acuerdo recién a las cinco hora local de este sábado..
Los indígenas plantearon una serie de reivindicaciones que fueron aceptadas por el gobierno, luego de lo cual se redactó un convenio que fue firmado por Mahuad, el ministro de Gobierno (Interior), Vladimiro Alvarez, el canciller Benjamín Ortíz y los dirigentes Indígenas Ricardo Ulcuango y Antonio Vargas.
Además de la congelación de los precios de combustibles y gas, el gobierno se comprometió a instalar en un lapso no mayor de 15 días una mesa de concertación con el movimiento Indígena y otros sectores sociales.
En esta instancia se discutirán la modernización del país sin necesidad de nuevas privatizaciones, la renegociación de la deuda externa y la posible negativa a la instalación de bases estadounidenses en territorio ecuatoriano.
El gobierno aceptó no enviar ningún proyecto de ley ni emitir decreto que tenga que ver con esos temas, antes de que se discutan en la mesa de concertación.
Mahuad señaló al término de la reunión que los acuerdos demostraban "la sensibilidad del gobierno para terminar con el enfrentamiento entre ecuatorianos".
Ulcuango aseguró a IPS que el convenio era una victoria de todos los movimientos sociales, pero cuestionó que siempre tengan que obtener logros luego de levantamientos.
"Ojalá que el gobierno se haya sensibilizado de verdad y no sea otra mentira para que no tengamos que levantarnos nuevamente. No puede ser que solo se nos escuche cuando nuestros pueblos salen de las comunidades a pelear", comentó.
También se acordó este sábado un subsidio al consumo eléctrico en zonas indígenas, facturación especial a vendedores ambulantes para que no paguen el impuesto al valor agregado en ventas menores de un monto a convenir, indemnizar a heridos y familiares de muertos en las protestas y la creación del Fondo de Desarrollo Indígena.
Mahuad aceptó descongelar las cuentas bancarias de organizaciones sociales y organismos no gubernamentales sin fines de lucro, congeladas el 11 de marzo.
En esa fecha el gobierno prohibió retirar por un año 50 por ciento del saldo en cuentas superiores a 200 dólares y el total de los depósitos en cuentas en moneda extranjera mayores a 500 dólares.
"En las negociaciones demostramos la participación indígena. Allí estuvieron representantes distintas regiones, no sólo los dirigentes, y así demostramos nuestra unidad", señaló Ulcuango.
El acuerdo entre el gobierno y los indígenas se firmó luego de que 20.000 campesinos llegaran a Quito en marcha pacífica entre el jueves y la madrugada de este sábado para tomar de manera simbólica la ciudad.
Los manifestantes fueron duramente reprimidos por el Ejército, cuyos efectivos mantenían las calles de la capital bloqueadas y rodeado el palacio gubernamental.
La marcha fue recibida el jueves en la entrada sur de Quito por la población, que les demostró su apoyo, pero en pocos minutos llegaron más de 1.500 militares en camiones y helicópteros que lanzaron bombas lacrimógenas contra la multitud y realizaron disparos al aire.
Decenas de indígenas fueron heridos y se perdieron varios niños, encontrados posteriormente por miembros de la Cruz Roja.
Tras la represión, Ulcuango se había mostrado indignado con la actitud del gobierno. "¿Dónde está la sensibilidad de Mahuad?", preguntó con énfasis.
El Ejército logró retrasar la entrada a la capital ecuatoriana de los indígenas, pero no pudo evitar que éstos se las ingeniaran para ingresar finalmente y marchar el viernes en la tarde hacia la casa de gobierno a exigir el diálogo que desembocó en el acuerdo.
La protesta nacional contra el gobierno comenzó el día 5 con una huelga de los transportistas, que fue levantada el viernes, y siguió el día 6 con el levantamiento de los pueblos indígenas.
A éstos se sumaron los afiliados al Seguro Campesino, maestros, trabajadores petroleros y de la salud, vendedores ambulantes y pequeños productores bananeros.
Los huelguistas exigían que se deje sin efecto el aumento de combustible decretado el 1 de julio por el gobierno y que se archivara de forma definitiva la ley de privatizaciones.
Desde el día 5 hasta hoy rigió el estado de emergencia (estado de sitio) en todo el país, con suspensión de los derechos de reunión y de asociación, y las Fuerzas Armadas estuvieron todo el tiempo movilizadas.
Durante los doce días de protestas se registraron tres muertas, decenas de heridos y más de 500 personas detenidas, de las cuales 300 pasaron a disposición de los juzgados militares.
Entre ellos figuran 56 dirigentes que encabezaron las protestas. El resto son conductores de taxi, ciudadanos que obstaculizaron las vías de tránsito y unos pocos empleados.
El parlamento unicameral ecuatoriano aprobó el viernes la amnistía para los presos, a propuesta del diputado Gilberto Talahua, del indigenista Movimiento Pachakutik, pero hasta este sábado todavía no se había concretado la liberación.
"El viernes se votó la amnistía y este sábado el gobierno levantó el estado de sitio tras el acuerdo a que llegó con mis hermanos. Sin embargo todavía hay dirigentes sociales presos porque el Ejército no los deja en libertad ", dijo Talahua a IPS.
Desde que comenzaron las protestas, los indígenas tomaron ciudades, procesadoras de agua potable, centrales eléctricas y repetidoras de radio y televisión en distintas provincias de la Sierra ecuatoriana, para el miércoles comenzar su marcha hacia Quito.
El ataque del Ejército contra los indígenas en distintos puntos de la Sierra dejó decenas de heridos de bala, uno de ellos en estado grave y a punto de quedar paralítico, y dos indígenas muertos.
Además, hubo casos de asfixia y una niña alcanzada por una bomba lacrimógena quedó ciega.
El viernes en la tarde los choferes de cargas pesadas y autobuses, que también estaban en huelga, llegaron a un acuerdo con el gobierno para congelar los combustibles hasta diciembre y renegociar las deudas que tienen en dólares a cambio de que levantaran la medida.
Los dirigentes de los taxistas, en cambio, no aceptaron esa propuesta y anunciaron que seguirían el paro porque el convenio a que habían llegado los otros transportistas no representaba el sentir de las bases y había sido firmado por Judas.
En la mañana de este sábado, tras el acuerdo que llegaron los indígenas con el gobierno, Pedro Alava, presidente del sindicato de taxistas que permaneció en la clandestinidad durante varios días, organizó la caravana de la victoria con 8.000 autos que recorrieron varios barrios de Quito.
De esa forma mostraban su agradecimiento a los nativos por lo que llamó "un triunfo popular". "Así damos gracias a la lucha de los indígenas que vinieron aquí a pelear por todos y conquistaron algo que no pudieron lograr los dirigentes del transporte", aseguró. (FIN/IPS/kl/dm/ip/99