El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, descartó esta semana una intervención militar a Colombia, pero hechos posteriores revelan una creciente presencia norteamericana en el conflicto armado de este país sudamericano.
La presencia activa en territorio colombiano quedó en evidencia este viernes con la desaparición de un avión "operado por personal militar de Estados Unidos", según un comunicado de la embajada de ese país en Bogotá divulgado este sábado.
El comunicado indica que la aeronave, en la que "había un grupo conjunto antinarcóticos de cinco estadounidenses y dos colombianos", desapareció en una zona selvática del departamento de Putumayo, en el sur del país.
Según Adam Isacson, funcionario del "Center For International Policy" de Washington, habría entre 150 y 250 militares estadounidenses en actividad en Colombia. De éstos, 80 trabajan en estaciones de radar y el resto imparte instrucción al personal militar y policial local.
Clinton respaldó los esfuerzos de paz del presidente de Colombia, Andrés Pastrana, en una carta enviada el jueves pasado en la que afirma que así será "más fácil contener las actividades de los narcotraficantes", según sostiene
Consideró, además, que ayudar a poner fin al conflicto armado en el país sudamerica, "también es parte del interés de seguridad nacional" de Estados Unidos.
Pastrana interpretó el mensaje de Clinton como un apoyo al proceso de paz que impulsa su gobierno. Pero el analista Vicente Torrijos dijo a IPS que el presidente estadounidense hace un pronunciamiento "muy abierto, en el que ni afirma ni desmiente la posibilidad de una intervención militar a Colombia".
Clinton se limita a hacer un llamado a las partes "para que comiencen a negociar, recordándoles que la vía militar no es la salida", pero al considerar al conflicto colombiano "parte del interés de seguridad nacional" de Estados Unidos, no descarta una intervención militar, subrayó Torrijos.
El tema de una posible intervención estadounidense en Colombia, que tiene fronteras con Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Panamá, y es considerado un vecino incómodo a causa de la acción de la guerrilla, se extendió a esta semana a otros países latinoamericanos.
Los presidentes Henrique Cardoso, de Brasil, y Alberto Fujimori, de Perú, rechazaron este jueves en Lima en una rueda de prensa conjunta una eventual intervención militar a Colombia.
"Como todos los latinoamericanos, estamos muy preocupados por lo que sucede (en Colombia)", dijo Cardoso, en tanto Fujimori, quien a principios de este año apoyó la integración de una fuerza multinacional para combatir a la guerrilla colombiana, subrayó ahora que esa lucha debe darse sin intervención extranjera.
En tanto, Estados Unidos ha dado un decidido respaldo a las Fuerzas Armadas colombianas, como quedó de manifiesto con motivo de la visita realizada a Washington el día 12 por altos mandos militares colombianos.
Una fuente del Departamento de Estado declaró en esa oportunidad al diario El Espectador, de Bogotá, que es "sorprendente como se siguen tolerando las acciones de la guerrilla y su particular manera de financiarse" mediante el secuestro y "la exportación de cocaína".
Esta afirmación es el reflejo de que en Washington se ha borrado la "barrera conceptual entre la lucha contra el narcotráfico y el combate a la guerrilla", lo que hace más factible una intervención militar estadounidense, dijo a IPS un experto que pidió mantener su nombre en reserva.
La ayuda militar estadounidense a Colombia estaba destinada exclusivamente a la lucha contra el narcotráfico, pero con la nueva caracterización de "narcoguerrilla", estos recursos podrían desviarse a la lucha contra los grupos insurgentes, que hasta ahora era considera como un problema interno.
Washington anunció esta semana que suministrará al ejército colombiano "valiosa información de inteligencia" que le permitirá esclarecer los vínculos de la guerrilla con el narcotráfico y contribuirá a "que su lucha sea más eficaz en el campo de batalla".
También anunció que suministrará adiestramiento y máxima colaboración a las tropas para combatir a la "narcoinsurgencia", que según las autoridades estadounidenses controlan más del 40 por ciento del territorio colombiano.
La ayuda militar a Colombia, que asciende a cerca de 250 millones de dólares, sería aumentada a 570 millones, si se atiende la solicitud del jefe de la política antidrogas de Estados Unidos, Barry McCaffrey. (FIN/IPS/yf/ag/ip/99