Las centrales sindicales de los países del Mercado Común del Sur (Mercosur) comenzaron a reflexionar en conjunto sobre asuntos económicos y sociales que trascienden las meras reivindicaciones salariales y corporativas tradicionales.
En una reunión en Montevideo, organizaciones laborales de los cuatro países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y de Chile, asociado al bloque, abordaron, entre otros puntos, la promoción de un nuevo modelo productivo y sobre todo la defensa del ambiente.
Lo más positivo de la reunión es que "estamos pudiendo analizar en común puntos que atañen a problemas de sociedad que superan las fronteras de lo puramente sindical", comentó un representante del Plenario Intersindical de Trabajadores- Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT) de Uruguay.
La reunión, realizada entre los días 9 y 11, fue organizada en el marco del Proyecto Mercosur de la Fundación Fiedrich Ebert del Uruguay (Fesur, de origen alemán), en colaboración con la Organización Regional Interamericana de Trabajadores y la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur.
Participaron representantes laborales de los sectores metalmecánico, construcción y madera, transportes y química, además de delegados de Fesur, la Organización Regional Interamericana de Trabajadores y diversos investigadores universitarios.
En una ponencia elevada al seminario, el economista uruguayo Gustavo Bittencourt, ex asesor del PIT-CNT, invitó a los sindicatos de la región a "reflexionar sobre las características deseables y quizás posibles de la estructura productiva del Mercosur".
La construcción de "una perspectiva propia de los trabajadores", agregó Bittencourt, debe pasar por "la identificación de las principales tendencias económicas en curso, de sus principales determinantes y de su grado de reversibilidad".
Para ello, estimó, se debería "acordar la prioridad de las estrategias sectoriales de reestructuración industrial con definición de directrices comunes sobre objetivos generales y específicos, y los instrumentos políticos dirigidos a alcanzar esos objetivos".
De acuerdo con Bittencourt, hay sectores productivos en la región que presentan "brechas competitivas importantes", como el de la confección textil, el automotor, la química fina y el papel, en los que los trabajadores deben implementar estrategias propias para después negociarlas con gobiernos y empresarios.
El economista opinó que los Estados de la región han demostrado "carecer de visión" para el "diseño e implementación" de una estrategia de largo plazo que fomente la inversión productiva y que permita "construir las bases para la competitividad sistémica de las economías del Mercosur".
El área en el que los propios sindicatos avanzaron más en la reflexión fue la del ambiente, en torno de la cual trabajaron en el marco de cuatro talleres.
Las organizaciones laborales comenzaron constatando que el Mercosur carece de un marco legal común de protección del ambiente y que corregir esa debilidad no ha sido una prioridad de los diferentes gobiernos.
En cuestiones como la siembra de vegetales transgénicos, por ejemplo, las políticas de los cinco estados difieren por completo, desde la actitud restrictiva adoptada por Brasil hasta la "permisividad" total dominante en Argentina y Uruguay.
Muy a menudo, indicaron, los industriales del área no realizan estudios de impacto ambiental cuando desarrollan proyectos productivos y que, por lo general, los costos ambientales de esos proyectos son trasladados al conjunto de la sociedad.
Estando los principales sectores económicos del área en manos de empresas trasnacionales que "no tienen interés en proteger el ambiente" en los países sudamericanos y no reciben presiones de parte de los gobiernos para que lo hagan, el cuadro global en esta materia es particularmente negativo, sostuvieron.
La presión existente para aumentar la extracción de bienes primarios en el área es creciente y esas labores se realizan en detrimento del entorno natural.
El uso masivo de agrotóxicos, la deforestación creciente con el objetivo de ampliar la frontera agropecuaria, la modificación de los cursos de agua y la aceleración de la erosión de los suelos son algunas de las práctivas denunciadas por los sindicatos.
Partiendo de la doble constatación de que el uso indebido de los recursos ambientales produce pobreza e injusticia social y que ese sector es un importante generador de empleos, las organizaciones laborales definieron una serie de propuestas.
Entre ellas se destaca la exigencia de una legislación común en la materia a nivel del bloque regional y la creación de mecanismos efectivos de control de su aplicación en los que los trabajadores tengan participación.
Sugieren igualmente que en los convenios laborales colectivos se incluyan normas de protección del ambiente. (FIN/IPS/dg/mj/lb en/99