/BOLETIN-DD HH/ TANZANIA: Miles internados por la fuerza en campos de refugiados

Miles de personas que huyeron de Burundi y viven en el oeste de Tanzania desde hace 25 años fueron internados por las autoridades tanzanias en campamentos de refugiados, denunció la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).

Los refugiados de Burundi, que habían formado una comunidad de 200.000 personas, fueron obligados a abandonar sus casas, granjas y comercios de los enclaves que les había otorgado el gobierno de este país en la década del 70.

A partir de 1997 Tanzania declaró peligrosa su presencia y los internó en campamentos que albergan a miles de refugiados que huyeron en los últimos años de las guerras civiles y los conflictos étnicos de Burundi y Ruanda.

Algunos refugiados cuya situación jurídica sigue sin resolverse obtuvieron el permiso para volver a sus hogares, aclaran los autores del informe "En nombre de la Seguridad"

Pero al volver se encontraron con que sus casas habían sido saqueadas, sus cosechas estaban arruinadas, las escuelas y otras instituciones comunitarias habían cerrado y sus relaciones con los vecinos estaban teñidas de desconfianza, detalla el documento divulgado el miércoles.

Los autores del estudio de 39 páginas basan sus datos parcialmente en una misión enviada a la región en mayo, y acusan al gobierno de Tanzania de obligar a decenas de miles de refugiados a hacinarse en los campamentos sin demostrar su peligrosidad para el país.

"Tanzania es, según una larga tradición, hospitalaria y generosa con los refugiados, pero lamentablemente no está a la altura de esta crisis", comentó Peter Takirambudde, director ejecutivo de la división africana de HRW.

"De pronto, arrastraron a la gente fuera de sus hogares y los trataron como criminales, sólo porque son refugiados", se lamentó.

Históricamente, Tanzania ha sido el sitio preferido por los refugiados de Africa, y también uno de los anfitriones más generosos del mundo, según el informe.

El país brindó refugio y protección a decenas de miles de refugiados africanos desde su independencia, y las autoridades llegaron a ofrecerles tierras e incluso la ciudadanía.

Actualmente, Tanzania alberga la mayor cantidad de refugiados de la región de los Grandes Lagos, y la mayoría de sus 350.000 acogidos desde 1990 proceden de Burundi, República Democrática de Congo (RDC) y Ruanda.

La comunidad más numerosa es la de Burundi, con 274.000 representantes, cifra que no incluye a los 80.000 hutus de ese país que llegaron a Tanzania en los años 70 a raíz de las masacres étnicas que se perpetraban entonces en su hogar.

Los hutus y sus descendientes forman ahora un grupo de 200.000 personas.

Ese grupo obtuvo tierras y permiso para integrarse a las comunidades del oeste de Tanzania, con la ayuda del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

Eso les permitió volverse económicamente productivos y por lo tanto, autosuficientes. Así, ya no dependen de la ayuda alimentaria internacional, como la mayoría de los refugiados de Africa.

Pero en los últimos años, la xenofobia y la hostilidad contra los refugiados aumentaron en Tanzania por varios motivos, explican los autores del informe.

Los hutus que huyeron de Burundi, al igual que sus primos escapados de Ruanda en 1994, incluían grupos paramilitares de rebeldes que intentan controlar los campamentos de refugiados de la frontera y los utilizan para traficar armas y hacer incursiones furtivas en el país vecino.

Esas actividades hicieron peligrar la seguridad de la región y casi provocan la intervención del gobierno de Burundi, liderado por los tutsis, al igual que Ruanda intervino en los campos de refugiados hutus de RDC en 1997 (entonces Zaire).

Además, los grandes campamentos establecidos cerca de la frontera causaron graves impactos ambientales, ya que varios terrenos fueron limpiados para instalar a los refugiados, que a su vez devastaron los bosques cercanos para obtener leña.

Políticos opositores culparon a los refugiados por el aumento de los delitos que se cometen en la zona y la escasez de tierras, indican los autores del informe.

El gobierno de Dar es Salaam se vio obligado a tomar ciertas medidas contra los refugiados, entre las cuales figura el cierre de la frontera con Burundi en 1995.

Tanzania obligó también a medio millón de refugiados ruandeses a volver a su país en diciembre de 1996, violando así el derecho internacional. (FIN/IPS/tra-en/jl/fah/ceb/aq/pr-hd/99

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