El derecho de las comunidades nativas a recibir educación oficial en sus lenguas maternas como medio de preservar su identidad cultural es reconocido oficialmente en Perú desde 1998 mediante la implantación de programas educativos bilingües.
"La democracia cultural no significa únicamente abrir a todos el acceso a la cultura, sino también respetar la identidad cultural de todos los sectores de la población y preservar los idiomas nativos"o, comentó el experto en informática y educador José Linares Gallo.
"Hay una corriente pedagógica mundial para incluir como parte de los derechos humanos la preservación de la lengua materna de las minorías étnicas mediante el bilingüismo educativo, que está poniéndose en práctica en varios países latinoamericanos"o, añadió.
Linares Gallo trabajó en un programa experimental desarrollado por una organización no gubernamental en Ayacucho, en la sierra sur central, antes que el Estado peruano implantara oficialmente y en forma masiva la educación bilingüe en idiomas nativos.
Experto en desarrollo tecnológico y creador de un "software"o, un programa informático, en español y quechua, para el aprendizaje temprano de la computación, Linares Gallo fue designado responsable del proyecto Infoescuela, del Ministerio de Educación.
"Cuando fui a trabajar a Ayacucho, una de las zonas de mayor pobreza en el país, encontré que el 40 por ciento de la población escolar es quechua hablante, y yo sólo llevaba un software en inglés", recuerda.
"Pero hemos adaptado el programa LOGO al quechua y creo que esa es la primera experiencia latinoamericana en donde el bilingüismo llega al aspecto computacional", comentó.
La evaluación del resultado pedagógico al concluir el primer año del programa de educación oficial bilingüe en las comunidades nativas arroja resultados positivos, según fuentes del Ministerio de Educación de Perú.
Hasta 1998, la alfabetización y el dictado de cursos de educación primaria en las lenguas vernáculas era solo experimental en este país, pero ahora forma parte de la política educativa del Estado.
Unos 3.500 maestros que trabajan en las comunidades nativas han recibido capacitación para desarrollar la currícula escolar en forma bilingüe, en español y en la lengua vernácula de cada zona, número que se proyecta elevar a 9.000 en el año 2000.
El Ministerio de Educación ha editado 49 títulos (textos de lectura, cuadernos de trabajo y fichas) impresos en lenguas vernáculas, que son utilizados por 90.000 niños de la sierra y selva peruana para recibir los cursos oficiales de educación primaria en sus lenguas maternas.
Esto pone fin al monolingüismo en la educación oficial peruana, puesto en práctica por las autoridades coloniales españolas desde que llegaron, en el siglo XVI, como instrumento de dominio y vasallaje cultural.
La independencia del país en 1821 no cambió está situación, porque el poder, y por ende el manejo de los instrumentos culturales del Estado, se mantuvo siempre en manos de clases sociales y grupos políticos de raíces hispanas o mestizas, ajenos a las comunidades nativas.
Recién en la década del 70, durante el gobierno militar izquierdista del general Juan Velasco Alvarado, comenzó a plantearse el derecho de la población a alfabetizarse y estudiar en su propia lengua materna, y se iniciaron algunos programas experimentales.
No obstante, las administraciones siguientes se desinteresaron del tema, y las autoridades desmantelaron progresivamente los programas experimentales, que subsistieron únicamente en Puno y Ayacucho, en donde son desarrollados por una organización no gubernamental financiada por la cooperación alemana.
El gobierno actual, ejercido por el presidente Alberto Fujimori, hijo de inmigrantes japoneses y por consiguiente miembro de una comunidad discriminada y sometida a la presión cultural oficial, reconoció el derecho de los niños nativos a educarse en su lengua materna y estableció la educación bilingüe.
Casi 20 por ciento de la población, 3.750.000 personas en un país de 24 millones de habitantes, tienen una lengua materna que no es el castellano.
De los casi cuatro millones de peruanos que no hablan español o son bilingües con una lengua nativa, 3.200.000 utilizan el quechua, el idioma de los incas.
La segunda lengua nativa en Perú es el aymara, hablado por 400.000 personas en la región altiplánica de la sierra sur, y alrededor de 130.000 habitantes de las selvas amazónicas emplean para comunicarse alguna de las 40 lenguas nativas de la zona.
La decisión de implantar la educación bilingüe es fruto de la demanda de los lideres de las comunidades amazónicas, quienes conocían las ventajas de la alfabetización en su propio idioma por la acción de un instituto evangelista norteamericano, que tradujo la Biblia a casi todas las lenguas y dialectos nativos.
"Es importante la educación bilingüe en el inicio de la formación, porque es muy difícil leer, escribir, pensar o crear en una lengua que no se domina. La educación en otro idioma retrasa a los alumnos, corta la evolución normal de sus competencias y no garantiza un buen aprendizaje", señala Carlos Godenzzi.
Director de la Unidad de Educación Bilingüe Intercultural del Ministerio de Educación de Perú, Godenzzi indica que la «castellanización» futura de los educandos depende en cada caso particular y los maestros son entrenados para ir dando a sus alumnos lo que les demande la comunidad.
"Por ahora se trabaja desde el primer al cuarto grado de primaria y el próximo año pensamos asumir el quinto y sexto y luego extender el programa al nivel secundario", añadió.
"Eso nos conducirá al problema de elaborar textos escolares de mayor exigencia y abordar la meta del lenguaje científico y técnico en los idiomas vernáculos", explicó.
Según Godenzzi, en varias comunidades quechuas se tropezó con el problema de la resistencia de los padres de los alumnos, quienes exigían que sus hijos aprendieran rápidamente el castellano, para que sean más competentes en los ambientes urbanos, "pero ya han comprendido las ventajas del programa y nos apoyan vivamente".
Otro aspecto que parece haber obrado en la decisión del gobierno de Fujimori de iniciar la educación bilingüe en lenguas nativas es la constatación del distanciamiento y rencor social que muestran las comunidades nativas sometidas a la presión oficial de una cultura que les es ajena.
Carmen Peralta, una de las 3.000 profesoras entrenadas para impartir educación primaria en quechua, observa que "los niños forzados a estudiar en un idioma oficial que no es su lengua materna se sienten discriminados y disminuidos frente a profesores que sólo hablan castellano y los fuerzan a renegar sus raíces culturales».
"Eso lastima la autoestima de los niños, les desarrolla una crisis de identidad y mas tarde, cuando sean adultos, no tendrán muy claros sus criterios de integración y lealtad nacional», afirma.
El sociólogo Alberto Panessi evalúa el programa desde el marco político.
"Ignorar los idiomas nativos en la educación hace mayor la escisión entre el mundo quechua y el mundo oficial. Los programas educativos que respeten la pluralidad cultural contribuirán a evitar el resquebrajamiento social que intentó aprovechar el movimiento subversivo maoísta Sendero Luminoso", concluye. (FIN/IPS/al/dg/ed-pr/99)