Los créditos externos por 23.700 millones de dólares con los que México blindará su economía son una señal clara de la intención del gobierno de desterrar riesgos de crisis en el último tramo de la presidencia de Ernesto Zedillo.
La Secretaría (ministerio) de Hacienda y el Banco de México (central) anunciaron el martes su Programa de Fortalecimiento Financiero 1999-2000, que tiene la finalidad de amparar al país de una eventual crisis.
El propio presidente Zedillo, cuyo sucesor asumirá en diciembre del 2000 tras unas elecciones previstas como las más reñidas de la historia de este país, aseguró que hará todo lo posible para evitar "episodios traumáticos" para la economía durante el período de sucesión.
Los mexicanos "tienen memoria" y saben que las turbulencias de fin de sexenio significan "incertidumbre, inestabilidad y deterioro de los niveles de vida", señaló el mandatario.
Al asumir el poder Zedillo, en diciembre de 1994, los desajustes financieros desataron la peor crisis económica que ha sufrido México en los últimos 30 años, con graves derivaciones internacionales a las que se denominó "efecto tequila".
Los 23.700 millones de dólares puestos a disposición del gobierno procederán del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos (Eximbank) y del Acuerdo Financiero de América del Norte (NAFA).
"Los recursos son reales y no es obligatorio utilizarlos, pero es muy tranquilizante saber que están disponibles", afirmó el secretario (ministro) de Hacienda, José Angel Gurría.
El gobierno formula este programa para "tranquilizar a los mexicanos y a la comunidad financiera mundial" respecto de un posible desequilibrio económico semejante al ocurrido al inicio de la presidencia de Zedillo, en diciembre de 1994, afirmó este miércoles el analista Mauricio González.
Las autoridades mexicanas lanzaron una señal de que "es prioridad número uno del gobierno anticiparse a un sobresalto en la economía del país", pero tener a disposición tales recursos "no inmuniza al país" de sufrir desajustes financieros, subrayó González.
El anuncio del programa financiero hizo avanzar el índice de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) 182,07 puntos (3,56 por ciento). El índice cerró con 5.299 unidades.
La Secretaría de Hacienda y el Banco de México informaron que México propuso al FMI la firma de una carta de intención con el FMI para concretar un financiamiento de 4.200 millones de dólares, cuya consideración se prevé para el próximo mes.
Durante las últimas semanas, las autoridades negaron estar gestionando créditos del exterior.
Los recursos otorgados serán utilizados para garantizar proyectos de alta rentabilidad social, con la finalidad de descartar problemas económicos "como los ocurridos en el pasado", afirmó el presidente del Banco de México, Guillermo Ortiz.
Una línea de contingencia por 6.800 millones de dólares será puesta a disposición de México a través del NAFA (que el país firmó con Estados Unidos y Canadá, sus principales socios comerciales) y el resto procederá de organismos internacionales.
Cuarenta por ciento de los 23.700 millones de dólares estarán disponibles en lo que resta de este año y el 60 por ciento restante en el 2000.
La finalidad de los créditos es enfrentar una eventual situación de incertidumbre y alta volatilidad en los mercados financieros, aunque Gurría expresó su confianza en que la economía mexicana no sufra sobresaltos.
El saldo de la deuda externa bruta asciende a 90.000 millones de dólares y no se esperan presiones que obliguen a refinanciarla en los próximos seis años, dijo el funcionario.
Pese al requerimiento de recursos externos, Ortiz descartó la posibilidad de que se repitan situaciones traumáticas para la economía del país.
México vive ahora "un panorama distinto, que le da elementos de fortaleza", frente a "los desequilibrios en cuenta corriente y el excesivo endeudamiento de corto plazo" registrados a finales de 1994, recordó Ortiz.
El Banco de México considera que el paquete de financiamiento anunciado, sumado a políticas adecuadas por parte del gobierno y del Banco de México, favorecen las "condiciones para una transición política ordenada" para el 2000.
Los 23.700 millones de dólares, sumados a las reservas federales (30.000 millones de dólares) no servirían, sin embargo, ante "una crisis de confianza, contra la cual no hay blindaje que resista", declaró este miércoles el analista económico Enrique Quintana.
Esta estrategia de blindaje no protege al país de una crisis en el plano político, si se consideran problemas como "la violencia, los secuestros, la guerrilla y los derivados del propio proceso electoral" que caracterizan el momento actual del país, destacó Quintana.
Cuando faltan 14 meses para las que se anuncian como las más reñidas elecciones presidenciales de la historia moderna del país, los partidos desarrollan una intensa actividad para definir a sus respectivos candidatos.
México ha sido gobernado durante las últimas siete décadas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que por primera vez somete a quien será su candidato a un proceso interno de selección. Hasta ahora, el jefe de Estado en turno designaba a su sucesor.
Gurría pronosticó para este año un crecimiento real de tres por ciento, una inflación de 13 por ciento (de 10 por ciento para el 2000) y un déficit de cuenta corriente de dos por ciento.
Expertos del sector privado encuestados por el Banco de México calculan una inflación para este año de 14,53 por ciento y un crecimiento económico cercano a tres por ciento.
Los encuestados tienen expectativas favorables respecto del producto interno bruto (PIB), el déficit público y el índice de precios y cotizaciones de la BMV para el cierre de 1999.
De acuerdo con diagnósticos privados, el PIB cerrará el año con un crecimiento de 2,85 por ciento y tal situación deberá repercutir en un alza del índice bursátil. (FIN/IPS/pf/mj/if/99
