América Latina y el Caribe parecen encaminarse hacia un mayor entendimiento político con la Unión Europea (UE) tras la cumbre que concluyó hoy en esta ciudad de Brasil, pero eso no significa un alejamiento de Estados Unidos.
Por el contrario, latinoamericanos y caribeños dieron muestras de estar dispuestos a mantener una estrategia de acercamiento simultáneo a Europa y Estados Unidos. En cada gestión ante la UE, exhiben sus avances en la relación con Washington, y lo mismo hacen, a la inversa, cuando se trata de negociar con Bruselas.
Esta estrategia se basa en el hecho de que tanto la UE como Estados Unidos temen perder espacios en América Latina y el Caribe, al que consideran un gran mercado en expansión para la venta de su producción.
El fin de las negociaciones para la constitución del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) está previsto para el 2005. Europa las ve con preocupación, pues fue perdiendo terreno hasta que hoy las exportaciones de Estados Unidos a América Latina triplican las de la UE.
Los 33 gobiernos de América Latina y los 15 de la UE reafirmaron su "voluntad para fortalecer el sistema multilateral de comercio, el regionalismo abierto y para intensificar las negociaciones económicas entre nuestras regiones".
Al mismo tiempo, manifestaron su "firme rechazo de todas las medidas de carácter unilateral y con efecto extraterritorial que son contrarias al derecho internacional y a las reglas de libre comercio comúnmente aceptadas", las que "constituyen una seria amenaza contra el multilateralismo".
Se trata de una alusión a Estados Unidos, que mantiene sus sanciones económicas a Cuba, así como a las empresas de terceros países que comercian con ella, y también a las naciones que no reciben el aval ("certificación") de Washington en materia de lucha contra el narcotráfico.
Latinoamericanos y caribeños no cesan de reclamar acceso a los mercados tanto de Estados Unidos como de la UE, y esgrime como argumento su propio proceso de liberalización comercial , acelerado desde los años 80 y hasta ahora unilateral.
Todos estos bloques se preparan, al mismo tiempo, para la "ronda del milenio" de negociaciones mundiales de liberalización comercial cuyo inicio será en diciembre en Seattle, Estad os Unidos.
Mientras, Estados Unidos y la UE parecen dar la razón a ciertos sectore s opositores latinoamericanos y caribeños, tanto izquierdistas como populistas de derecha, según los cuales el éxit o económico se basa en el cierre de los mercados, no en su apertura. La agricultura constituye un buen ejemplo.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a la que pertenecen los 15 países de la UE y Estados Unidos, empleó 362.000 millones de dólares para subsidiar s u agricultura en 1998, 1,4 por ciento del producto de la agrupación.
La mitad del presupuesto comunitario de la UE se destina a proteger a la agricultura de sus 15 países. Mientras, los contribuyentes estadounidenses solventan la producción de acero, azúcar y jugo de naranja, entre otros muchos bienes en los que países como Brasil tienen altan competitividad.
El lunes, consultado por los periodistas que asistían a la Cumbre América Latina y Caribe-Unión Europea, el presidente de Francia, Jacques Chirac, calificó las subvenciones a la agricultura de su país de "leyenda".
Este martes, el presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, pareci ó replicar cuando declaró que las subvenciones son, a estas alturas de las negociaciones comerciales multilaterales, "como un dinosaurio en la Quinta Avenida" de Nueva York.
Pero el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, calificó los reclamos de los productores de todas las regiones a sus gobiernos de "naturales". "Todos tienen miedo. Todos lloran un poquito. Yo también lloro", dijo.
El presidente del gobierno de España, José María Aznar, cuyas gesti ones fueron decisivas para que Francia
aceptara las negociaciones de desgravación arancelaria agrícola desde julio del 2001, pareció oficiar de mediador cuando afirmó que "decir qué es realidad o qué es leyenda no va a res olver el problema".
Las concesiones de Estados Unidos y la UE a América Latina y el Caribe están determinadas por sus intereses, entre ellos la contención del narcotráfico y de la migración que golpea las puertas del mundo industrializado.
Eso explica el tratamiento comercial preferencial que otorga la UE a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), y que se prorrogó en la Cumbre de Río de Janeiro hasta el 2004, y los países caribeños en el marco de la Convención de Lomé, junto con las ex colonias europeas de Africa y el Pacífico.
En ese contexto, México se constituyó en el campeón en materia de multiplicidad para negociar acuerdos.
Mientras integra con Canadá y Estados Unidos el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) y avanzan sus negociaciones con América Central, está comprometido con la UE a alcanzar un acuerdo de desgravación arancelaria antes de fin de este año.
Este hecho, para Aznar, es la demostración de que "siempre es bueno qu e haya competencia", porque "si no, habría monopolio".
El canciller (jefe de gobierno) de Alemania, Gerhard Schroeder, negó qu e el acercamiento de Europa a América Latina y el Caribe se deba a una competencia por estos mercados con Estados Unidos. "Nuestra posición es a favor, no en contra de algo", dijo.
Las importaciones de productos europeos por parte de América Latina y e l Caribe aumentaron 130 por ciento entre 1991 y 1996, mientras el flujo inverso sólo se incrementó 13 por ciento, según el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), con sede en Caracas.
El Instituto de Relaciones Europeo-Latinoamericanas (Irela) atribuyó esta diferencia a "la apertura comercial unilateral" registrada en América Latina desde los años 80, que no se v io correspondida por una caída de las barreras en otras regiones.
En materia comercial, el vínculo entre ambas regiones "ha sido sensiblemente menos armoniosa que el diálogo político", sostuvo el Irela en su último informe, emitido el día 7 en Madrid. (FIN/IPS/mj/ip if/99)
