JAPON: Juguetes de PVC son peligrosos, según Greenpeace

Activistas y fabricantes en Japón discrepan sobre la seguridad de los juguetes hechos de PVC (cloruro de polivinilo).

La organización ambientalista Greenpeace sostiene que el PVC, un tipo de plástico utilizado para hacer mordillos, sonajeros y otros juguetes blandos, es peligroso para la salud de los niños.

Análisis de Greenpeace revelaron que 50 por ciento del material consiste en aditivos tóxicos que causaron cáncer y daños al hígado y a los riñones de los animales sobre los que se hicieron pruebas.

Tres voluntarios de Greenpeace fueron detenidos el mes pasado por realizar una protesta pública contra el uso del PVC en medio de una exposición de juguetes.

Los voluntarios, que eran extranjeros, fueron liberados y enviados de vuelta a sus países, pero antes debieron pagar una multa de 833 dólares cada uno.

Mediante los arrestos las autoridades pretendían desalentar otras posibles protestas, pero no tuvieron suerte.

"Los arrestos fueron arbitrarios y un verdadero insulto para nosotros. De todos modos, sirvieron para despertar un mayor interés público por las protestas de Greenpeace sobre este asunto", comentó Mihoko Fukazawa, que pertenece a un grupo de madres activistas.

Los activistas observan que el PVC es especialmente peligroso para los niños pequeños, que son los que se ponen los juguetes en la boca, lo que hace que la sustancia penetre en sus cuerpos.

Greenpeace descubrió que muchos de los principales fabricantes de juguetes de Japón, como Tomy y Bandai, y varias firmas estadounidenses, como Disney y Warner Brothers, usan PVC.

Grupos de ciudadanos informaron a los fabricantes de juguetes de PVC sobre los peligros que implican sus productos, pero no lograron persuadirlos de cambiar sus políticas.

Tokio afirma que el PVC es seguro, observó un portavoz de la Asociación de Fabricantes de Juguetes de Japón que se negó a dar su nombre.

"La verdad, no entiendo todo este escándalo. Los fabricantes de juguetes obedecen las órdenes gubernamentales y las leyes sobre salud, que no prohíben el uso del PVC por no considerarlo peligroso para los niños", protestó.

Esa declaración irritó más aún a los activistas.

"Las compañías pueden evadir cualquier cosa con ese tipo de argumentos. Por eso, exigimos que el gobierno apruebe una ley que obligue a los fabricantes a poner etiquetas preventivas en los juguetes de PVC", declaró Tomoko Kozuka, del Club Democrático de Mujeres.

Esto es lo menos que pueden hacer los fabricantes de juguetes para proteger a los consumidores, según los activistas.

"Si las compañías ponen etiquetas para prevenir a los consumidores de que el PVC puede causar cáncer en los seres humanos", el comprador podrá decidir por su cuenta si desea asumir el riesgo de adquirir un producto de ese material, explicó Kozuka.

Sin embargo, será difícil obligar a los fabricantes de juguetes a adoptar cambios que signifiquen la disminución de sus ganancias, sostuvieron observadores. Las ventas de juguetes representan 4.000 millones de dólares por año en este país.

Los propios activistas reconocieron que leyes que protejan la salud de los consumidores podría ser insuficiente, ya que los fabricantes operan en otros países o subcontratan a otros fabricantes en cualquier otro lugar del mundo.

"La mayoría de los juguetes se hacen en otros países, que ofrecen mano de obra más barata. Será difícil pedirle a nuestros proveedores extranjeros que cambien de material, porque (el PVC) es muy utilizado", admitió Jiro Onuma, un experto en control de calidad de la firma Tomy.

Más de 70 por ciento de los juguetes de las firmas japonesas se fabrican en países asiáticos cercanos, como China, y luego se vuelven a importar a Japón, o se exportan directamente a otros países desde el lugar de fabricación.

Si "empezamos en Japón, los consumidores de los países en desarrollo podrán obligar a las firmas japonesas a obedecer las mejores políticas de seguridad" donde sea que se encuentren, propuso Kozuka.

Sin embargo, la activista se mostró escéptica en cuanto a obtener mayor colaboración de Tokio. La detención de los voluntarios de Greenpeace fue una advertencia no sólo para los que hacen campaña contra el PVC, sino también para quienes luchan por otras causas.

"La arbitrariedad del comportamiento de la policía fue un golpe tremendo para los movimientos de activistas japoneses", observó Kozuka.

Greenpeace "ya hizo campañas públicas contra asuntos de mayor importancia y gravedad, tales como el peligro que representa la industria del poder nuclear, y sin embargo no había sido acosada por la policía", indicó.

Kozuka sostuvo que, a partir de los últimos arrestos, quedó muy claro que en adelante, Tokio no escatimará el uso de la fuerza en la represión de las protestas realizadas por los activistas. (FIN/IPS/tra-en/sk/cb/ceb/aq/if-he/99

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