INDIA: Pakistán prueba otro misil y aumenta la tensión

Pakistán probó hoy un segundo misil de mediano alcance con capacidad para cargar ojivas nucleares, luego de que el miércoles disparara otro en respuesta al arma del mismo tipo lanzada el domingo por India, su rival de Asia meridional.

La rivalidad misilística entre los dos países tiene el potencial de hacer fracasar el débil proceso de reconciliación iniciado hace dos meses en la ciudad paquistaní de Lahore.

La rivalidad pone de manifiesto una vez más la fragilidad de las relaciones entre India y Pakistán luego de que cruzaran el umbral nuclear en mayo.

El efecto inmediato de las pruebas es ponerle fin a la etapa de restricciones nucleares que India y Pakistán adoptaron en gran medida por la presión internacional, sobre todo la de Estados Unidos.

Los vecinos mantuvieron ocho rondas de negociaciones con Estados Unidos en las que prometieron limitar sus programas nucleares y misilísticos y firmar el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares.

India lanzó su misil, el Agni, por razones políticas y no estratégicas. Los observadores creen que fue un intento desesperado del tambaleante gobierno de coalición encabezado por el derechista partido hindú Bharatiya Janata (BJP) por ganar popularidad y aferrarse al poder.

El Agni no estaba orientado a amedrentar a Pakistán. El propósito del ensayo fue ampliar el alcance de los misiles indios para que llegaran a ciudades chinas. Los partidarios del gobierno pretenden que se realicen más pruebas para adquirir un alcance de entre 3.000 y 5.000 kilómetros.

Pero el Agni también tiene consecuencias para Pakistán. El misil se puede instalar y lanzar desde el sur del país al que aviones o misiles de corto alcance paquistaníes no tienen fácil acceso.

No sorprendió, entonces, la reacción hostil que provocó la prueba india en los funcionarios paquistaníes. El comandante del ejército calificó de "agresión directa" de India el lanzamiento del Agni.

China también condenó el ensayo y es probable que responda con un programa misilístico nuclear dirigido a India. En especial, podría relanzar el programa para desarrollar el Dong Feng 25, un misil capaz de atacar a India peninsular.

China suspendió el programa cuando las relaciones con India mejoraron luego de la firma de dos tratados a mediados de esta década.

El programa del Agni comenzó en 1983. De las tres pruebas realizadas hasta 1994, sólo una tuvo éxito. India ya aseguró a Estados Unidos que no intenta desplegar armas nucleares. Mientras, el arma necesitará más ensayos antes de que pueda volar como un misil.

El ensayo indio fue decidido por la crisis política en que se encuentra el gobierno, que debe confirmar su mayoría en el Parlamento antes de este sábado, y por la presión de las fuerzas armadas.

Los militares de línea dura saben que el ultranacionalista BJP es el único partido obsesionado con que India se convierta en una superpotencia nuclear.

Una carrera misilística no mejorará la seguridad de India, sino que creará nuevas inseguridades. En términos estratégicos, tiene sentido que el país reduzca y elimine, y no que fomente, la rivalidad nuclear con sus vecinos.

En una carrera armamentística nuclear, así como en las guerras nucleares, no hay ganadores. Eso es lo que aprendieron los dirigentes indios durante la guerra fría.

Durante muchos años los gobernantes indios sostuvieron que las armas nucleares no brindan seguridad, que no son armas de defensa o resistencia, sino instrumentos de aniquilación masiva.

India también insistió que el uso, e incluso la amenaza del uso de las armas nucleares, es ilegítimo, estratégicamente inaplicable y moralmente inaceptable. La supuesta disuasión nuclear no lleva a la seguridad, sino a la inseguridad mediante una carrera armamentista sin fin.

El gobierno actual olvidó esa lección en mayo. La prueba del domingo confirmó ese olvido. El BJP no sólo arriesgó la seguridad de India, sino que impuso grandes costos a la sociedad.

El desarrollo de un misil intermedio cuesta entre 1.000 y 3.000 millones de dólares. El Agni es un prototipo relativamente primitivo, y requerirá decenas de vuelos y experimentos antes de ser aprobado por el ejército.

Con el dinero que se gasta en cada misil, India puede construir 10.000 escuelas primarias o 500 hospitales. Por cada uno de los motores de combustible sólido del arma, se puede brindar agua potable a 30.000 personas. (FIN/IPS/tra-en/pb/an/aq/ip/99

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