La Unión Europea (UE) impulsa una nueva etapa en sus relaciones con Medio Oriente y el norte de Africa con miras a promover la paz, la seguridad y los derechos humanos en la región.
El objetivo consiste en reducir en interés mutuo la brecha entre Europa y la costa sur del mar Mediterráneo, ya que el creciente número de inmigrantes indocumentados procedentes de países árabes en el continente europeo crea una gran tensión política y social.
La UE garantizó a los 12 países de la otra orilla del Mediterráneo una "sociedad equitativa" para que puedan beneficiarse de su asociación con Europa en un mundo globalizado.
Mientras en el plano económico se espera la culminación de un área de libre comercio para el año 2010 que sustituya a los tradicionales programas de ayuda al desarrollo, el diálogo político prepararía el camino para la paz y la seguridad.
Las diferencias de ingreso, actualmente de uno a doce, se incrementarían a uno a 20 para el año 2010 si no se adoptaran medidas en apoyo del desarrollo económico, según la UE, y la población de los países árabes del Mediterráneo aumentaría de 220 millones en 1995 a más de 300 millones para ese mismo año.
La sociedad euro-mediterránea involucra a los 15 países miembros de la UE y 12 estados de Medio Oriente y el norte de Africa, muchos de ellos enfrentados entre sí: Argelia, Chipre, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Malta, Marruecos, la Autoridad Palestina, Siria, Túnez y Turquía.
Con este telón de fondo, las discusiones de la conferencia de cancilleres de ambas regiones celebrada los días 15 y 16 en Stuttgart, Alemania, estuvieron marcadas por la controversia, con Siria e Israel trabados en una guerra verbal sobre asuntos de paz y seguridad en Medio Oriente.
Alemania, que ocupa la presidencia rotativa de la UE hasta fin de junio, no logró anunciar una carta sobre paz y estabilidad en la región euro-mediterránea.
Sin embargo, el portavoz de la cancillería alemana, Martin Erdmann, insistió en que la conferencia fue un éxito, ya que los 27 cancilleres aprobaron un proyecto de la carta.
La dificultad de las negociaciones fue probada por el hecho de que los representantes debieron reunirse 15 veces desde noviembre de 1995, cuando los cancilleres celebraron la anterior conferencia "Euro-Med" en Barcelona y acordaron comenzar el camino de la asociación.
Según funcionarios de la UE, el proceso de Barcelona no se estancó, y en cambio produjo una serie de "medidas de alianza" que incluyen el intercambio de información sobre derechos humanos y desarme, una red de institutos de política exterior y proyectos piloto entre servicios de protección civil.
Además, para promover el proceso, la UE aumentó su ayuda económica a los países del sur del Mediterráneo para el período 1995-1999, que agregada a los préstamos del Banco Europeo de Inversiones suman 1.900 millones de dólares por año.
Esto representa un incremento sustancial respecto de los recursos comprometidos entre 1992 y 1996.
Sin embargo, miembros de la Red Euro-Mediterránea de Derechos Humanos señalaron que los países árabes de la región no recibieron donaciones ya aprobadas por la Comisión Europea para la promoción de los derechos humanos y la democracia, que comprenden unos 25 millones de dólares para 150 proyectos.
La mayoría de las organizaciones integrantes de la Red se ven obligadas a operar desde fuera de sus países de origen, ya que "no tienen alternativa", según un informe del grupo Human Rights Watch que circuló en la conferencia de Stuttgart.
En la mayoría de los países de Medio Oriente y el norte de Africa no se respeta la libertad de expresión y asociación ni otros derechos básicos, y los abusos "persistieron o se agravaron" el año pasado, según el informe.
"Hubo muy pocos progresos en problemas de larga data como las detenciones arbitrarias, la tortura, las desapariciones y la pena de muerte", agregó Human Rights Watch.
Activistas de los derechos humanos insistieron en que la preocupación por la guerra en Yugoslavia no debe impedir que Europa preste atención al deterioro de la situación de los derechos humanos en Medio Oriente y el norte de Africa.
"La constante erosión de la libertad de expresión y asociación en la región pasa inadvertida", lamentó Sa'eda Kilani, de Jordania. (FIN/IPS/tra-en/raj/ak/mlm/ip-hd/99