El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzó un nuevo plan para ayudar a las naciones en desarrollo a deshacerse de aquellas sustancias que afectan la capa de ozono.
El plan, por 37 millones de dólares, es parte de una serie de medidas destinadas a reducir significativamente el uso de clorofluorocarbonos (CFC), que reducen el ozono, y reemplazarlos por alternativas ambientalmente más compatibles como los fluorocarbonos hidroclorados (FCHC).
La iniciativa, lanzada por primera vez en 1992 en la ciudad canadiense de Montreal mediante financiación multilateral, fue implementada para responder al llamado de países en desarrollo necesitados de capacitación técnica y financiera que los ayude a emplear tecnologías compatibles con el respeto del ambiente.
Esas tecnologías responden al Procololo de Montreal sobre sustancias que afectan la capa de ozono, firmado en 1987.
La última iniciativa del PNUMA, que incluyó un proyecto de 30 millones de dólares para reducir los CFC en países en desarrollo, marcó el final del período de gracia en el cual esas naciones debían comenzar a desembarazarse de sus existencias de sustancias nocivas.
"La decisión no podía haber sido más apropiada porque 1999 es un hito en la historia del protocolo", señaló Mudhava Sarma, que dirige la secretaría del ozono en la sede del PNUMA, en Nairobi.
El protocolo dio a las naciones en desarrollo un período de gracia de 10 años en el cual debían comenzar a deshacerse de todas las sustancias que afectan el ozono y erradicarlas en el 2010, mientras el plazo dado a los países industrializados vence en el 2000.
"Mientras el programa emprendido por los países con grandes cantidades de CFC está en plena marcha, aquel para las naciones con bajo volumen de consumo todavía necesita ser intensificado", observó Sharma.
Los CFC, que han sido ampliamente usados en sectores claves como refrigeración, propelentes, fumigación, en espumas y materiales medicinales, se popularizaron en los años 50 como "supersolventes" debido a su naturaleza inerte y con propiedades agradables, dado que eran incoloros e inodoros.
Sólo recientemente se descubrió que causaban la disminución de la capa de ozono en la atmósfera.
Al absorber los rayos ultravioletas emanados de la energía solar, que causan la mayor parte de los casos de cáncer en la piel, el ozono protege a los organismos terrestres.
El reciente descubrimiento de un gigantesco agujero de ozono sobre el Artico han agudizado la preocupación por las consecuencias de se fenómeno sobre seres humanos y fauna.
La iniciativa del PNUMA estará enfocada en planes de implementación, licencias, legislación y sistemas reguladores que involucren a todas las partes interesadas, incluyendo gobiernos, técnicos y consumidores.
La agencia de Naciones Unidas expresó que ya está asistiendo a 25 países pequeños en la preparación y puesta en marcha de esos planes.
China, el mayor productor de esas sustancias, recibirá a su vez 150 millones de dolares en los próximos 10 años para desmontar sus intalaciones de CFC.
"Estamos dando una señal inequívoca a todas las industrias", apuntó el director ejecutivo del PNUMA, Klaus Toepfer.
"Aumenta la necesidad que los refrigeradores y otros equipos a base de CFC sean capaces de funcionar sin esas sustancias nocivas", indicó.
Cerca de 900 millones de dólares fueron destinados a proyectos en Asia, América Latina y Africa desde que este fondo multilateral fue puesto en vigor en 1992.
Para los países africanos, la mayoría de los cuales son principalmente agrícolas, el desafío más importante reside en encontrar una alternativa compatible con el bromometileno, un CFC empleado en la fumigación del suelo.
"Las alternativas para el bromometileno pueden ser problemáticas, especialmente para la floricultura. Se debe combinar una serie de factores para lograr equiparar con éxito los efectos de ese CFC", declaró David Okioga, director de la secretaría del ozono en el Ministerio del Ambiente de Kenia.
La agricultura emplea a 80 por ciento de la población africana.
"Es difícil esperar que los consumidores de los países en desarrollo descarten su viejo refrigerador mientras éste es todavía útil", señaló Okioga.
Desde la implementación del PNUMA, Africa ha recibido sólo 15 por ciento de los fondos, mientras Asia y América Latina han compartido en partes iguales el resto del dinero.
"Africa eligió ser lenta y ha quedado rezagada, mientras Asia y América Latina fueron mas perspicaces", comentó Okioga. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/ego-dg/en-if-dv/99)