AFRICA: Duras enseñanzas de las misiones de paz

La misión de mantenimiento de la paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Angola quizá no habría fracasado si el foro mundial le hubiera asignado más soldados y más fondos, afirmó un oficial que comandaba la misión.

El general Philip Sibanda, de Zimbabwe, que comandó la misión de 1995 en Angola, llamada UNAVEM III, dijo que aunque ésta fue una de las mayores operaciones de mantenimiento de la paz en Africa, contaba con fondos muy insuficientes, a diferencia de otras anteriores.

La UNAVEM III nació en febrero de 1995, con el objetivo de supervisar el cumplimiento del Protocolo de Lusaka, un acuerdo firmado en 1994 por el gobierno angoleño y la rebelde Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), para poner fin a una de las guerras civiles más prolongadas del mundo.

Los responsables militares de la misión pidieron 15.000 soldados, pero el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el envío de sólo 7.000, para vigilar un país de casi 1,4 millones de kilómetros cuadrados, uno de los mayores de Africa Meridional.

"Si el Consejo de Seguridad hubiera aprobado el despliegue de 15.000 soldados y de una cantidad adecuada de aviones y vehículos desde el comienzo de la UNAVEM III, creo que la UNITA habría tenido dificultades para violar sus compromisos de desarme como lo hizo", sostuvo Sibanda.

"La provisión de equipamientos adecuados y de otros recursos materiales desde el comienzo mismo de las operaciones de mantenimiento de la paz es esencial, y creo que deberíamos aprender esa lección si queremos que nuestros esfuerzos en Africa den resultado", advirtió.

Otra de las causas del fracaso de UNAVEM III, según Sibanda, fue la falta de un auténtico compromiso político de los bandos beligerantes para terminar la guerra.

La guerra civil en Angola, que se ha desarrollado con algunas interrupciones desde 1975, causando la muerte de cientos de miles de personas, se reanudó oficialmente el 4 de diciembre de 1998, luego de que los rebeldes volvieron a tomar pueblos que ya habían devuelto al gobierno en cumplimiento del Protocolo de Lusaka.

La ONU se retiró oficialmente de Angola este año, cuando resultó evidente que era imposible mantener la paz en el país.

Mientras aumenta la preocupación por la ineficacia de las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU, éstas cuentan con cada vez menos soldados y recursos económicos.

Las misiones de mantenimiento de paz de la ONU alcanzaron su momento cumbre en 1994, cuando había 85.000 efectivos ocupados en misiones cuyo costo total era de 3.400 millones de dólares, la mayoría de ellas en Africa. En 1998 hubo sólo 24.000 soldados en operaciones cuyo costo total fue de 1.000 millones de dólares.

El punto de inflexión se produjo en octubre de 1993, cuando fueron muertos en Somalia 18 soldados estadounidenses que integraban una misión de mantenimiento de la paz en ese país, y los países de Occidente reconsideraron la conveniencia de volver a enviar a sus tropas a Africa.

"Hoy los países de Africa tienen su destino en sus propias manos, y desean hacerse cargo de sus problemas de seguridad colectiva, pero no siempre cuentan con la organización y los recursos adecuados", dijo el general Jean-Paul Rafenne, director de Asuntos Internacionales del Estado Mayor Conjunto de Francia.

"Los ejércitos africanos tienen recursos humanos para llevar a cabo todo tipo de operaciones, pero a menudo deben recurrir al apoyo extranjero en materia de logística y entrenamiento especializado", explicó.

La Fuerza de Respuesta a las Crisis Africanas, estadonidense, y el Refuerzo Francés de las Capacidades de Africa para el Mantenimiento de la Paz son algunos de los últimos intentos de derivar la responsabilidad del mantenimiento de la paz en Africa a los países del continente, brindándoles equipo y entrenamiento.

Bloques regionales como la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental (ECOWAS) y la Comunidad de Desarrollo de Africa Meridional (CDAM) intentan reemplazar a la ONU en las tareas de mantenimiento de la paz, pero tampoco cuentan con los fondos suficientes.

El Grupo de Supervisión de la ECOWAS (ECOMOG), liderado por Nigeria, desarrolla operaciones en los conflictos de Liberia y Sierra Leona. A su vez, Sudáfrica y Botswana tratan de mantener la paz en el pequeño reino de Lesotho.

Desde la segunda mitad de los años 80, cada año han surgido en el mundo, en promedio, cinco conflictos (étnicos o por otras causas) que requirieron ayuda humanitaria en gran escala. La cifra aumentó a 20 en 1990, y alcanzó un pico de 26 en 1995. Muchos de esos conflictos se desarrollaron en Africa.

Emmanuel Kwesi Aning, del Centro de Estudios Africanos de la Unviersidad de Copenhague, explicó que en las guerras africanas se ha desarrollado una nueva dinámica que hace cada vez más difícil detenerlas.

A menudo los bandos que combaten en las guerras civiles del continente no disponen de un territorio propio reconocido al cual retirarse, señaló Aning en una conferencia sobre el mantenimiento de la paz en Africa organizada en Johannesburgo, la semana pasada, por el Instituto Africano de Asuntos Internacionales.

"Las consecuencias de la derrota, la captura y la rendición son extremas. Por lo tanto, la lógica indica que hay que luchar hasta el final, y estas guerras se libran con particular brutalidad", señaló. (FIN/IPS/tra-en/gm/mn/ceb/mp/ip/99

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