Lo que parecía sólo un rumor especulativo se convirtió en escándalo luego de que el Banco Central de Brasil divulgó las ganancias de los bancos privados en enero, mes en que la moneda nacional se depreció casi 80 por ciento frente al dólar.
La información oficial sobre los resultados de la banca privada en ese crítico mes confirmó denuncias realizadas por el diputado federal y economista Aloysio Mercandante, del opositor Partido de los Trabajadores (PT).
El legislador izquierdista elaboró una lista de instituciones que llegaron a tener, en los primeros 30 diís de 1999, utilidades hasta ocho veces superiores que en todo el año pasado, como la sucursal brasileña del Morgan Garanty Trust.
En su conjunto, los 181 bancos instalados en Brasil presentaron en enero utilidades de 1.750 millones de dólares, casi el doble de lo que ganaron en los 12 meses de 1998, según datos de Mercandante confirmados por el Sistema de Informaciones del Banco Central (SISBACEN).
"Se trata de utilidades casi obscenas en una coyuntura donde el país entero se empobreció en al menos 80 por ciento después que la cotización del real pasó a ser fijada libremente, el 15 de enero, por el mercado financiero", señaló Mercadante.
De los 10 bancos que más ganaron dinero ese mes, ocho son sucursales de instituciones transnacionales y sólo dos son majoritariamente de capital nacional.
El Chase Manhattan fue el que presentó los resultados más espectaculares en números absolutos, con beneficios estimados en 310 millones de reales (156,5 millones de dólares), seguido por el Morgan (139,3 millones de dólares).
Pero hay casos aún más impresionantes.
La sucrusal del Deutsche Bank tuvo en enero una utilidad 4.030 por ciento superior a la registrada en el último semestre de 1998, al tiempo que el Citibank mostró ingresos 550 por ciento mayores en el mismo período.
Datos del SISBACEN indican asimismo que en 1998 la sucursal del británico HSBC en Brasil aumentó sus utilidades en 220 por ciento respecto a 1997.
Los bancos mencionados en la lista de Mercandante afirman que no realizaron ninguna maniobra ilegal o antiética.
"Siempre estamos buscando defensas anticipadas para alteraciones inesperadas en las tasas de cambio en los 100 países en los que actuamos", se defendió por ejemplo, en declaraciones a la revista Isto E, Alcides Amaral, presidente del Citibank brasileño.
Mercandante cree que hay otras razones.
"La banca obviamente sabía que el real estaba sobrevaluado, ?pero cómo explicar que en un solo día, el 13 de enero, en vísperas de la devalución, las instituciones compraran masivamente dólares, adquiriendo en una sola tarde 210 millones?", se preguntó el legislador.
Mercadante agregó que el estatal Banco de Brasil "asumió pérdidas de 4.040 millones de dólares para pagar 110.000 contratos en dólares con vencimiento el 29 de enero, utilizando ya la nueva cotización de la moneda norteamericana"
Otros especialistas en el mercado financiero minimizan las ganancias de las instituciones porivadas divulgadas por el Banco Central, afirmando que los montos citados por el SISBACEN no se refieren a utilidades netas sino a la diferencia entre ingresos y egresos, sin contar el pago de impuestos y gastos operacionales.
Reynaldo Gonçalves, profesor de la Universidad de Rio de Janeiro, considera en cambio que hubo una transferencia brutal de recursos financieros de la sociedad brasileña hacia la banca, en especial extranjera.
Pero lo que más sorprendió a los economistas independientes fue la escasa repercusión de la llamada "lista Mercadante" en la prensa nacional.
El semanario Veja (el más importante de Brasil, con un tiraje de 1,2 millones de ejemplares) ignoró el tema, mientras los cuatro principales diarios del país publicaron discretamente el relatorio del Banco Central y no hicieron investigaciones propias.
En el ejemplar de Veja de esa semana, la publicidad de los bancos ocupaba 17 páginas.
El silencio sobre sus excepcionales resultados financieros de enero parece ser la estrategia preferida por las instituciones financieras brasileñas en un momento en que la población se prepara para una recesión aguda.
Para 1999 se revé una caída de cuatro por ciento del producto interno bruto, el alza del desempleo hasta 11 por ciento y de la inflación hasta cerca de 25 (en 1998 disminuyó 1,79 puntos). (FIN/IPS/cc/dg/if/99