AMERICA LATINA: Mala nota en educación

América Latina padece un notable atraso en materia educativa respecto de otras regiones del Sur en desarrollo y la mayoría de los estudiantes no pueden acceder a una educación de alta calidad, coinciden varios expertos.

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reveló que sólo uno de cada tres jóvenes latinoamericanos logra acceder a la enseñanza secundaria, mientras en los países del sudeste asiático lo hace el 80 por ciento.

Por su parte, los trabajadores de América Latina cuentan con un promedio de 4,8 años de educación, frente a seis años de los asiáticos, según el documento del organismo multilateral, el cual hace notar que en la década de los años 60 ambas regiones padecían similares problemas educativos.

Otras características de la educación latinoamericana son el alto grado de repetición (una tercera parte de los estudiantes) y el abandono de estudios antes de terminar el sexto grado.

El Programa para Promover la Reforma Educacional en América Latina y el Caribe (PREAL), financiado por el canadiense Centro Internacional de Investigación y Desarrollo (CIID), advierte que la mitad de los alumnos de primaria de la región concluye sus estudios, en cambio en Malasia o Corea el índice asciende a 95 por ciento.

Los expertos coinciden en que uno de los retos más importantes que tienen las autoridades de América Latina para el futuro inmediato es reducir los altos niveles de deserción escolar.

Eduardo Lora, director de la publicación Políticas Económicas de América Latina, del BID, precisó que de cada 100 niños que provienen del 40 por ciento más pobre de la región, sólo 10 por ciento sigue sus estudios hasta el noveno año.

El resto queda por el camino, generalmente porque se incorpora al mercado laboral.

El informe anual Progreso Económico y Social del BID señala que los escolares de Colombia, El Salvador y Perú que comparten el trabajo con los estudios, laboran unas 20 horas semanales y 32 cuando están de vacaciones.

La situación es más grave en las zonas rurales, donde se registra un marcado ausentismo en la época de cosecha. Los niños y adolescentes campesinos abandonan la escuela al cabo de cinco o seis meses de asistencia y retornan al año siguiente.

La inadecuada estructura del sistema educativo obliga a esos niños a repetir el año y, al reiterarse la situación, el resultado previsible es el abandono definitivo de la escuela y la incorporación plena a las labores agrícolas.

El experto peruano Hugo Díaz afirma que un alto porcentaje de los que abandonan la escuela "no dominan los conocimientos básicos de matemáticas y otras ciencias, incluido el manejo del idioma, ni cuentan con el adiestramiento básico indispensable para enfrentar con éxito los retos del mercado laboral moderno".

Díaz, director del no gubernamental Instituto para el Desarrollo y la Defensa Nacional, opina que una de las soluciones sería hacer más elásticos los horarios de estudio, de manera que los niños y adolescentes que trabajan tengan posibilidad de elegir el que más les convenga.

"Debería hacerse una encuesta entre estos trabajadores precoces para conocer sus horarios laborales" y poder adecuar los tiempos de estudio, señala.

Sin embargo, los expertos indican que el problema de fondo de la educación en América Latina es su baja calidad. Los pobres no sólo se educan menos por falta de recursos, sino que reciben una educación de inferior calidad y el mercado remunera poco sus esfuerzos por educarse, afirman.

En una conferencia internacional sobre reformas educativas en América Latina, realizada el año pasado en Toronto, se puso de relieve que el problema real para la región no es el acceso a la educación, sino la baja calidad de la misma.

Los expertos señalaron en esa oportunidad que, si bien en promedio la matrícula ha aumentando en los países del área, se ha erosionado la enseñanza de materias básicas, como lengua, matemáticas y ciencias.

El mayor problema radica en la enseñanza que se imparte en las escuelas públicas, donde por lo general los maestros son mal remunerados, se dictan menos horas de clase que en los institutos privados y la asignación de recursos es deficiente, lo que deriva en una educación de muy baja calidad.

"Estamos creando dos tipos de ciudadanos: los que están preparados para dirigir, con amplios conocimientos tecnológicos y científicos, y los subordinados, con una educación deficiente y mal preparados para los retos del próximo siglo", explicó Carola Salvatierra, consultora internacional de asuntos de población y desarrollo.

Los primeros se educan en colegios privados, con facilidades propias del mundo industrializado, mientras los segundos lo hacen en escuelas públicas deficientes, explica Carola Salvatierra, consultora internacional de asuntos de población y desarrollo, agregó.

De acuerdo a diversos estudios, los alumnos de las escuelas privadas reciben en promedio 1.000 horas de instrucción al año, impartidas por maestros adecuadamente capacitados que se ciñen a currículas modernas y actualizadas periódicamente.

Los de escuelas estatales, en cambio, reciben entre 500 y 800 horas de clase, sus programas no están ligados a la realidad de los educandos, los servicios educativos son insuficientes y los maestros, mal remunerados, generalmente tienen trabajos extras que merman su dedicación pedagógica, asevera Salvatierra.

En ese contexto, no es de extrañar que los sindicatos de maestros y profesores sigan siendo los más poderosos de América Latina. Sin embargo, sus demandas están ceñidas la mayoría de las veces a aumentos salariales y casi no existen reclamos para mejorar la calidad de la educación, señala.

La asignación de recursos al sector, es el verdadero meollo del problema. En promedio, los países de América Latina destinan solo 4,5 por ciento de su producto interno bruto en educación, mientras los gastos militares duplican y hasta triplican ese porcentaje.

Brasil, Costa Rica, Cuba y México, son los únicos países de la región que están por encima del promedio de asignaciones al sector educación, destinando casi seis por ciento de su presupuesto general de gastos.

El Salvador, Guatemala y Perú se ubican en el otro extremo, con asignaciones inferiores a 2,5 por ciento para educación. Paradójicamente, en esos países se destina hasta 20 por ciento del presupuesto para el área de Defensa. (FIN/IPS/zp/dm/ed/99

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