CUBA: Compra de medicinas a Estados Unidos, una fantasía

La posibilidad de que Cuba compre medicamentos, insumos y equipos de salud pública a Estados Unidos es una fantasía mientras persista el embargo, según el gobierno de Fidel Castro.

En las condiciones actuales, sin relaciones comerciales normales ni mecanismos de transporte entre los dos países, "no es práctico ni viable hacer transacciones", dijo el ministro de Salud Pública de Cuba, Carlos Dotres.

Cómo llevar a la isla el producto de una compra cuando finalmente se realiza parece un cuento de nunca acabar, al no existir vuelos comerciales y por la prohibición de tocar puertos estadounidenses por seis meses a toda nave que atraque en Cuba.

Al mismo tiempo, las regulaciones que acompañaron en mayo la decisión de agilizar los trámites de licencia para la venta de medicamentos, insumos y equipos, lejos de flexibilizar los negocios, los obstaculizan, según expertos.

El vendedor, por ejemplo, debe vigilar su producto hasta el destino final, que en ningún caso podrá estar vinculado al gobierno de la isla ni utilizado en la producción biotecnológica.

Dotres afirmó que las empresas estadounidenses que Cuba ha contactado suelen retirarse del juego cuando se ven ante la exigencia de tener que dar cuentas del destino de su exportación y de quién será el beneficiado.

Aunque el Ministerio de Salud Pública no cesa de solicitar productos a empresas estadounidenses, no puede embarcarse en una operación que implique condicionamientos a la hora de suministrar un medicamento, explicó el funcionario.

Cuba gasta 2,5 millones de dólares en insulina y se la suministra a todos los diabéticos, "al militante del Partido (Comunista) y al no militante del Partido", dijo Dotres.

El debate sobre la flexibilización del comercio en el sector sanitario, anunciada por el presidente Bill Clinton como un gesto hacia el papa Juan Pablo II tras su visita a la isla el año pasado, resurgió en ocasión de un nuevo paquete de medidas aprobado por Washington.

Estados Unidos rechazó el día 5 la creación de una comisión bipartidista que revisara la política hacia Cuba y su propósito de promover dentro de la isla el desarrollo de actividades civiles independientes del gobierno de Castro.

Las medidas incluyen la ampliación del monto máximo de las remesas de dinero enviadas a residentes en Cuba, vuelos directos desde cualquier ciudad de Estados Unidos a cualquiera de la isla, la venta de alimentos e implementos agrícolas a entidades privadas y campesinos y la restauración del correo directo.

Clinton le dijo al mundo que el bloqueo se mantiene y que sigue por el camino de "socavarnos desde adentro", opinó el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón.

La Habana sostiene que las nuevas medidas se unen a las del 20 de marzo de 1998, que incluyeron la flexibilización de la venta de medicinas, en lo que podría considerarse una nueva fase de la "guerra económica, política e ideológica contra la isla".

Sobre la agilización de los trámites para el comercio en el sector de la salud pública, Alarcón afirmó el día 7 que se trataba de sido "una monumental mentira", pues "Cuba no ha podido adquirir ni una aspirina" porque "no es posible hacerlo en Estados Unidos".

Para sustentar la tesis del presidente del Parlamento, la televisión estatal transmitió este fin de semana un reportaje sobre dos recién nacidos cuya vida está en peligro por el déficit de medicamentos procedentes de Estados Unidos.

Sin embargo, fuentes estadounidenses afirman que se otorgaron por lo menos cinco licencias entre junio y agosto del pasado año para la venta de productos médicos a la isla por más de 14 millones de dólares.

Por su parte, Dotres reconoció el día 6 que se han realizado algunas compras de medicamentos muy específicos para recién nacidos y algunas de equipo, pero a subsidiarias de firmas estadounidenses en terceros países.

Fuentes del gobierno cubano estiman en 60.000 millones de dólares las pérdidas ocasionadas a la economía nacional por las sanciones que aplica Estados Unidos hace casi 40 años, de los cuales 1.200 millones corresponden al sector sanitario.

Los efectos podrían cuantificarse en cifras aun mayores si se tiene en cuenta que cualquier impacto en la macroeconomía tiene, necesariamente, que repercutir en un sector que está subsidiado por los fondos del Estado.

Según el Ministerio de Salud Pública el gobierno de Castro dedicó el pasado año a ese sector 10 por ciento del presupuesto estatal y 8,6 por ciento del producto interno bruto, y mantiene una política hacia su continua elevación.

La población cubana de 11,1 millones de habitantes cerró 1998 con una mortalidad infantil de 7,1 por cada 1.000 nacidos vivos, 6,7 por ciento de bajo peso al nacer, 3,8 muertes maternas por 10.000 nacidos vivos y una esperanza de vida de 75 años.

Sin embargo, aunque la mayoría de las personas en la isla reconocen la salud pública gratuita como una de las grandes conquistas de la revolución cubana, muchos se quejan del deterioro que sufrieron estos servicios en esta década.

Un informe reconoció en diciembre el "deterioro físico de muchas instituciones", la necesidad de una renovación tecnológica, el déficit de medicamentos en general y de recursos para los servicios estomatológicos y de óptica.

La disponibilidad de medicinas en las farmacias, uno de los problemas que más sensibiliza a la población, podría aumentar este año 25 por ciento a partir del incremento de la producción nacional.

De acuerdo con Dotres, la industria médico farmacéutica cubrirá en 1999 más de 90 por ciento de la demanda de medicamentos, por un valor superior a 70 millones de dólares. (FIN/IPS/da/mj/he if ip/99

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