Las máscaras son parte de una tradición que ha perdurado en Guatemala desde la época prehispánica y se han conservado fundamentalmente para representar los personajes de las distintas danzas tradicionales.
La función de las máscaras era "hacerse invisible ante el mundo profano y asumir el personaje que se representa", dijo a IPS Carlos García Escobar, investigador del Centro de Estudios Folklóricos de Guatemala y experto en máscaras y danzas.
Las máscaras han formado parte de la vida del hombre, quién las utilizó en Roma, Grecia, Egipto y otros países y su función principal es la de "transformar la personalidad de quién la usa, dándole la del personaje que representa la máscara", señaló el historiador Luis Luján Muñoz.
Las máscaras en el mundo prehispánico tenían una función eminentemente religiosa y ritual que posteriormente se traslada también a las danzas. Existen máscaras para danzas tradicionales como El Venado, La Conquista, El Torito, Moros y Cristianos, señaló García Escobar.
"Todas las máscaras se utilizaban para rituales mágico- religiosos, tanto en el pasado prehispánico como en la actualidad", agregó.
Los antiguos mayas se ponían una máscara y se ataviaban de una forma particular. El sacerdote se colocaba la de la deidad y de esa forma se establecía el contacto entre el mundo de lo sagrado y el de lo profano.
Del período prehispánico también se han encontrado máscaras mortuorias que se colocaban sobre los difuntos importantes y eran fabricadas en piedra o en barro cocido. En la época colonial ya fueron elaboradas en madera.
"Están tomados de la misma tradición de la escultura guatemalteca. Utilizaban la misma técnica de los escultores de santos: un trozo de madera sobre el que se ponía estuco y luego la policromía de la máscara", indicó el experto.
En la actualidad, las máscaras que se fabrican son más rústicas, con un valor más comercial y turístico, y ya casi no se utiliza madera de cedro, sino de pino, que es más fácil de trabajar y más barata.
García Escobar considera que las máscaras que se venden en los mercados del país no tienen ninguna significación sagrada y sólo sirven para el consumo turístico.
Las máscaras utilizadas para danzas y rituales son fabricadas por los "mascareros" que todavía manejan la antigua técnica de pulido y encarnado, como se hacía en la época colonial.
Hay diferentes tipos de máscaras según los personajes que representan. Entre las más conocidas están las de la danza de "Moros y Cristianos" y "La Conquista".
Estas son de seres humanos, pero hay también de animales, como las utilizadas en las danzas de "El Venado" y "El Torito", y también existen personajes como el diablo y la muerte.
En cambio, hay muy pocas piezas con facciones femeninas, según Luján Muñoz.
De Tecún Umán, el héroe quiché que murió luchando contra los españoles, hay dos máscaras diferentes, una con los ojos abiertos que el bailarín lleva puesta mientras lucha con el conquistador Pedro de Alvarado, y otra con manchas de sangre y los ojos cerrados que se coloca al momento de morir.
"Posiblemente éste sea el único personaje que usa dos máscaras durante una misma danza", comentó el historiador.
Las mejores máscaras, hechas por carpinteros especializados, son las de San Agustín Sumpango y San Cristóbal Totonicapán, en el oeste, pero también se fabrican en otros lugares, como Rabinal, Baja Verapaz, en el norte del país.
Las máscaras están presentes en la actualidad en las manifestaciones de la cultura popular, fiestas patronales y ferias donde se representan las danzas tradicionales como muestra de la memoria colectiva de las comunidades, además de las que se ofrecen en los mercados y son compradas sobre todo por turistas. (FIN/IPS/cz/ag/cr/99